El despertar.

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Todo empezó cuando un día, al amanecer, un niño de unos 14 años que vivía con sus padres en el bosque se dirigía al Lago para nadar como cada mañana.

Cuando llegó al Lago se quedó contemplándolo como cada día. El Lago es un gran lago de aguas cristalinas rodeado de grandes arboles que hacen la función de laberinto natural. En ese lago fue el prime lugar donde apareció una Sirena según cuentan las antiguas leyendas, pero la verdad es que Aloi nunca había visto ninguna.

Aloi se metió en las profundas aguas de el Lago. Las frías aguas le hicieron estremecerse pero ya estaba acostumbrado. Comenzó a nadar con una extraña sensación, algo le inquietaba pero no sabía el que asi que no se preocupó. Después de una hora nadando y relajandose en las cristalinas aguas se acercó a la orilla para salir pero en ese momento dos personas aparecían de entre los árboles corriendo. El pensaba que eran sus padres por lo que salió a su encuentro.

Cuando Aloi estaba más cerca de esas dos personas descubrió con sorpresa que no eran sus queridos padres si no dos hombres, uno más joven que el otro, tal vez dos años mayor que el.

Estos hombres estaban cada vez más cerca suya y llevaban cada uno una espada distinta a todas las que había visto. Las espadas estaban manchadas de sangre.

Estaban a cinco metros de distancia cuando el más joven empezó a correr empuñando la espada hacia Aloi, que por instinto empezó a corer hacia el gran lago. Pero tropezó con una roca que no había visto y fue el tiempo justo que tardó el joven hombre en alcanzarlo. Puso la punta de su arma sobre el cuello de Aloi.

Aloi comenzó a chillar y a sudar de puro miedo pero nadie le escuchaba, estaba solo.

Pero ocurrió algo, algo que ninguno de los tres esperaban.

Una gran ola surgida de el Lago se dirigía hacia ellos, los dos asesinos se separaron del cuerpo tumbado de Aloi y al observar que la ola no arreciaba salieron corriendo por donde habían venido, no sin antes pronunciar unas raras palabras que estremecieron a Aloi. La ola seguía desplazandose hacia ellos pero tomando una forma humana, mejor dicho semihumana, ya que la parte inferior de su cuerpo era una larga y majestuosa cola de pez. Aloi admiraba con asombro la preciosa criatura que ante el se alzaba, en cambio, a sus dos asesinos parecía repugnarle. La majestuosa sirena se puso entre Aloi y los dos misteriosos hombres que sin dudarlo terminaron de meterse en el frondoso bosque y asi poder escapar de la grandiosa criatura.

Momentos después, la Sirena se dió la vuelta de una manera elegante, y con un delicado movimiento puso su dedo indice sobre la sudada frente de Aloi, que supo que, desde ese momento, su vida cambiaría de manera inimaginable.

Algo en el interior de Aloi había despertado, algo que cambiaría su vida para siempre.

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