Welcome to the hotel california (extra III. Zabini & Weasley)

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¿Cómo se atrevía a dejarlo?

Chris se explicó, con un inquietante tartamudeo y ojos pavorosos. No miró a Ron a la cara y Ron tampoco insistió, su humor estallando como lava con cada palabra que Chris decía. 

Habían ascendido a su padre muggle y este pidió transferencia inmediata, para obtener un trabajo que no necesitaba. La intención era clara, entendiendo lo que quería decir. Los padres de Chris aborrecían la magia, a su hijo y todo lo relacionado a Hogwarts. Se irían a América si así podían alejarlo de ellos, de sus amigos, de su naturaleza.

De Ron.

— Te lo iba a decir — insistió Chris, sin contener del todo las lágrimas — ¡Lo juro! ¡No sabía cómo!

— ¡No me importa! — Ron le tiró la carta a la cara. Estaba tan molesto, tan hundido en sus propios sentimientos, que no le importó perder a su mejor amigo en el mundo — ¡Te irás de todas formas! ¡Te odio, Christopher! 

No lo hacía.

Chris no intentó detenerlo.

Salió de la enfermería sintiendo la cara caliente y las uñas marcando las palmas de sus manos con la fuerza que ejercía al apretar los puños. La túnica de Hufflepuff ondeaba en el aire a la velocidad que iba, el leve aire caluroso que provenía del verano escoces le generó picazón bajo el cuello y tuvo que quitarse la corbata y el jersey, de lo incómodo que comenzaba a sentirse. Había pegado otro estirón cuando cumplió 13, el uniforme de Charlie ya le quedaba corto y Ron sabía que tendría que usar los viejos de Percy el próximo año, si acaso le quedaban bien. Se sentía extraño en su propio cuerpo, con lo rápido que crecía y lo alto que era. 

Solo dejó de hacerlo cuando sus ojos azules encontraron a una pequeña serpiente de sonrisa ladina maliciosa y elegancia italiana. 

Se detuvo de repente, en uno de los pasillos. Tiró sus cosas detrás de una armadura y se recostó contra la pared, tratando de calmar el palpitar molesto de su corazón. Estaba exhausto, el estrés que sintió de preocupación cuando Harry y Billie Jean se separaron de ellos y el estúpido de Lockhart en el túnel seguía allí, y Ron no pudo dormir nada al regresar a la sala común después del banquete, como los últimos meses que tenía la habitación para él solo porque Chris permanecía petrificado en la enfermería desde el 31 de octubre. Permitió a sus párpados caer y sus pestañas rojizas acariciar la cuenca de ojeras bajo sus ojos, le ardía un poco la retina y el calor veraniego sólo aumentaba, al igual que el enrojecimiento de su cara.

— Oye, Weasley — le llamó una voz suave.

Ron se giró, confundido. Inconscientemente, miró a ambos lados, esperando que alguno de sus hermanos estuviera cerca y fuera a ellos a quiénes se les hablaba. No fue así. Aparte de él y el dueño de esa voz, el pasillo estaba desierto.

Frente a él se hallaba Blaise Zabini. Tenía cabello negro y labios rosados, que se movieron lentamente mientras contenía una sonrisa. Llevaba el uniforme del colegio pulcramente, la corbata bien amarrada y la espalda recta. Todo él denotaba riqueza y pureza de sangre, e inevitablemente Ron alcanzó su varita, su cuerpo acostumbrado a reaccionar a esos síntomas por los ataques constantes de Malfoy.

Pero Blaise sólo se rió.

— No hay necesidad, Weasley — se encogió de hombros, alzando ambas manos en señal de paz. Ron no se confío. — Solo quiero hablar. No sé si me recuerdas, soy Blaise Zabini.

[4] TOCADISCOS ━━ harry potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora