Amor mío

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- ¿Andrew? - La reina estaba curiosa de ver a su hijo rondando por el castillo, era raro verlo andar como si nada, ya que siempre estaba en alguna lección o con Shura, el pegazo que le habían regalado cuando era pequeño.

- ¿No se supone que debes estar tomando tu lección de literatura?

- Ya he terminado madre, acabe antes.

- Bien, pues comienza la de filosofía, falta poco para que puedas ser un Rey y aún te falta mucho por aprender.

- Si, sobre eso... Hay una cuestión que me abruma, es relacionado a las reglas que hay como poder llegar al poder... ¿Ustedes pueden cambiar las reglas a voluntad?

- Bueno, pues no hay nada por encima de los reyes, más que las costumbres, tales "reglas" son más que nada acciones que se han llevado a cabo desde hace años, y es difícil pensarlo de otra manera... Pero, en realidad, si. "Se pueden cambiar las reglas", aunque no veo el porque hacerlo. ¿Existe alguna que quieras "cambiar"?

- En realidad, si.

- Y bueno, ¿Cuál es?

- La regla de que para poder ser Rey, debo casarme con una princesa o doncella elegida por ustedes con el único propósito de dejar un heredero.

Sus padres, en respuesta compartieron una mirada llena de complicidad, para después ver a su con una sonrisa enternecida. Y es que en su momento tuvieron la misma pregunta pues Olga no era precisamente la mujer que los antiguos reyes querían para su hijo, y aunque al final, después de tantas peleas y súplicas, ahora estaban juntos. No querían que su pequeño sufriera lo mismo que le tocó pasar a ellos.

- Así que hay alguien a quien amas - Fue Olga la primera en romper aquel corto silencio que se había creado tras la inocente pregunta de su primogénito.

El joven príncipe en respuesta asintió levemente mientras sus mejillas comenzaban a iluminarse por un bello color rojizo - Hay un chico que me gust...

- ¿Un qué? - La voz del rey hizo eco por toda la sala, no fue una cuestión, fue una represión.

Aquella pregunta contenía simplemente dos palabras, y aún así, el príncipe no era capaz de concebirlas, no comprendía el por qué de aquella duda.

- Un chico - La falta de comprensión conjunta a su inocencia respondieron antes de que su cerebro pudiese asimilar lo que ocurriría y la raíz de su error.

La misma incomprensión que le hizo cometer tal error sería la culpable de que el joven príncipe no supiera lo que estaba pasando, no lograba entender en que momento dos guardias entraron tomándolo de los brazos como si de un preso se tratase, su padre gritaba un montón de cosas que simplemente no lograba entender; estaba aturdido, tanto movimiento y ruido que explotó de la nada no lo dejaban pensar con claridad.

- ¡Kadet dejalo! - Fue la voz rota y suplicante de su madre lo primero que logro entender desde que todo había comenzado.

-¡¿Dejarlo ir?! ¿Es acaso que aun no lo has entendido? Vamos mujer no seas estúpida, y deja de verme como si fuese el villano de la historia, solo estoy dándole lo que quiere... Si quiere ser una princesa será tratado como una. Chicos, hagan lo que les pedí.

Aquella sería la última vez que Andrew vería a sus padres, el último recuerdo que tendría de ellos sería a su padre enojado y tratandole peor que criminal y a su madre llorando, inmóvil en una esquina de la habitación sin ser capaz de enfrentarse a su padre.

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El Principe De La Torreحيث تعيش القصص. اكتشف الآن