Hermione trató de pensar en las consecuencias, pero las ramificaciones que se deslizaban a través de su mente la dejaron agotada.

—Tenemos que encontrar alguna manera de hacer frente a esta fuerza. Padre no tiene ni idea de lo que es. Nadie ha podido atravesarla antes. —Continuó hablando. —El Señor Oscuro está molesto. No creo que él sepa cómo enfrentar a los muggles. ¿Sabes lo que es?

—No. —respondió ella.

—¿Podrías decirme si lo descubres? —Draco preguntó mirándola de cerca.

—No puedes esperar en serio que yo te ayude, que yo ayude a Voldemort. —Respondió asombrada.

—Acabo de ayudarte. Nadie se habría preocupado de ti si yo no lo hubiera hecho. —Dijo alzando la voz.

—¿Y qué te hace pensar que quiero ayudar a Voldemort? —dijo no creyendo lo que escuchaba. —Es obvio que olvidaste que yo luché en el otro bando. En lo que a mí respecta, Voldemort tiene que terminar esta guerra. Nunca pedí que me ayudases, por cierto, fue tu elección y no pretendamos que tu principal preocupación era mi bienestar.

—Oh, sólo he arruinado mi reputación y la de mi familia por impedirte morir. Desde luego, no era por mi bienestar tampoco, ¿verdad? —gritó.

—Bueno, yo no voy a ayudarte a volver a tus buenas gracias al darles una ventaja en esta guerra. ¡Que se joda!.. y jódete tú también —. Hermione sintió el escozor de las lágrimas. —Después de todo lo que me has hecho, que me mantuvieras aquí, el violarme, ¿cómo puedes esperar que te ayude? ¡por el amor de Merlín!, me convertiste en una puta.

—Por lo que recuerdo, fue tu idea. Yo hice lo imposible para ayudarte. He puesto mi vida en riesgo dos veces para ayudarle y me tratas como si fuera nada.

—Será porque no representas nada para mí. Nunca pedí nada de esto. Nunca elegí estar aquí. ¡No quiero estar aquí!. Me has mantenido aquí, en contra de mi voluntad. ¿Qué demonios esperas de mí? —gritó.

—¿No estabas tan dispuesta un par de noches atrás? No estabas fingiendo. Y no me vengas con eso de ser una puta, porque ambos sabemos que no lo eres. —Escupió. —Tú me quieres y has estado luchando todo el tiempo contra eso. No soy estúpido, Hermione.

—¡Estás completamente loco! —declaró a través de sus dientes apretados. —Yo no te quiero. Nunca lo hice. Estás tan jodidamente desesperado por no estar solo... ¡Ve a buscar a alguien que realmente quiera estar contigo!.

—Por lo menos soy honesto. Más de lo que se puede decir de ti. —Dijo y se dirigió a la puerta.

—Bueno, honestamente puedo no soportar seguir viéndote. —Le gritó. —¡Me das asco!.

Ella le lanzó una almohada mientras él cerraba la puerta detrás de sí. Se frotó su dolorida cabeza en un intento de calmarse. Ese no había sido el tranquilo y digno "gracias por salvarme la vida" que estaba pensando darle. Pero él la había hecho enojar y ella perdió por completo el control.

La discusión había drenado toda la energía que tenía y durmió durante un par de horas, pero la tensión nunca pareció desaparecer. Pudo oír voces en el exterior de la puerta de la habitación cuando se despertó, lo que era inusual. Nadie venía a menos que estuvieran buscando a Draco. La idea de otra discusión llego a su cabeza, así como los problemas que él estaba pasando por desertar en la batalla.

Draco volvió una media hora más tarde.

—El Señor Oscuro está aquí —dijo. —No vas a salir de la habitación, para nada.

Hermione asintió, sabiendo la gravedad de la situación.

—Dadas las circunstancias, creo que lo mejor es que ambos mantengamos un perfil bajo —dijo y fue a servirse un poco de whisky. La tensión en él era visible. —La mansión es la nueva sede y está llena de gente.

El lento deshieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora