Me levanté a las malas y la cabeza de Alicia dio con fuerza contra el sillón; se incorporó de inmediato sin dejar de reírse y en eso, la puerta principal a lo lejos fue abierta; a los pocos segundos Martina entró con cara de no estar de muy buen humor.

—Hola —dijimos los tres bajito.

—Qué día tan del asco —fue su respuesta. Me senté en el otro sillón y le abrí los brazos para que se sentara conmigo; dejó su mochila en el suelo y se acurrucó a mi lado—. Ya no quiero ser una adulta responsable.

—¿Qué pasó, corazón? —le preguntó Alicia—. Lamento no haberte llevado, ya mañana mi auto estará bien.

—Andar en autobús no es tan fácil como Google lo pone. Dice "bájate en la parada B124" pero ¿cómo sabe uno cuál es esa? Cuando se alcanza a leer el número de la parada ya el bus ha arrancado y nada que hacer. Me pasé diez calles, ¡diez calles! Y tuve que correr junto a un vagabundo.

—¿Por qué con un vagabundo? —preguntó James.

—Porque iba a mi lado y es un país libre, no le podía decir que se fuera.

—¿Te hizo algo? —La miré con evidente preocupación y ella blanqueó los ojos al negar con la cabeza—. Yo pude haberte llevado.

Se quedó callada porque era el orgullo el que no le permitía dejarme acompañarla, estaba empeñada en su cuestión de "no Andy llevándome" así que aunque fuera la última opción, no me dejaría llevarla nunca más.

—Mira el lado positivo —añadió James—, ya sabes dónde bajarte para la próxima vez que debas irte en bus. Las experiencias te sirven para aprender.

—Sí, es cierto. Retiro lo dicho, aún quiero ser una adulta responsable.

—Acabas de tener tu primer mal día siéndolo, eso ya es como superar un nivel —animó Alicia. Se hizo una pausa corta y luego preguntó—: ¿Hablaste con Elías... y con Isa?

James escondió una risa ladeando la cara y mi hermana asintió.

—Pensaron que yo los odiaba por lo que había pasado, pero ya estamos bien. Me dijeron que estuvo muy divertida la pista y luego comer con ustedes, que la pasaron bien.

—Por curiosidad, ¿cuál de los dos dijo eso? —increpó James, risueño, sabiendo que mi pobre hermana no tenía la versión de los hechos en la que Alicia y yo nos besamos con sus amigos—. Digo, para saber cuál de los dos la pasó mejor.

—Lo dijo Elías. —La sonrisa de Alicia se ensanchó—. A Isa le pesaba más la culpa por lo que pasó así que estaba más afectada.

En la mente de Martina lo único de lo que sentirse culpable era del choque de palabras con Maddison, pero Alicia y James sabían ahora que era también por el equívoco beso. Alicia me miró de tal manera que me hizo sonrojar y la odié por ser tan Alicia.

—Debemos salir algún día de nuevo —propuso mi amiga—. Fue divertido para nosotros también.

—Hablando de ellos... —Martina recogió su mochila del suelo para sacar algo—, les mandaron algo.

—¿Isa mandó algo? —pregunté en reflejo y luego vi a James enarcando una ceja en mi dirección—... ¿Y Elías?

—Sí. —Sacó una cajita rectangular y me la tendió—. Mandan decir que es para ti y para Alicia.

Era un bizcocho mediano de chocolate con unas letras escritas en crema, arrugué la frente al leer.

—¿"Lo sentamos"?

—Dijo que lo mandó hacer con una vecina que hornea, pero que lo pidió por WhatsApp, puso "lo sentimos" pero el autocorrector lo dejó así y ella no se dio cuenta. —Martina soltó una risa—. Me reí un buen rato al verlo. A mí me dieron uno también, pero más pequeño y ya me lo comí.

De una fuga y otros desastres •TERMINADA•जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें