Ronrroneante despertar

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Me despierto en lo que parece ser una caja de cartón, con pequeñas perforaciones por arriba, para que pueda respirar supongo. Estiro mi cuerpo lo que puedo en este reducido espacio para desperezar mis articulaciones. Oigo dos voces, parecen un hombre y una mujer joven. Un ruido cortante suena sobre la caja y la luz me deslumbra, no puedo ver ni la punta de mis bigotes...

Cuando me acostumbro a la luz ambiental, una joven de no más de quince años, aproximadamente, me mira con emoción, sus ojos irradian alegría. Parece que ella será mi nueva ama.

He descubierto algo importante, según parece mi nueva ama se llama Nara. Un nombre curioso para una humana, pero más curioso es el nombre por el que ella me llama: Kima.

Su habitación me gusta, huele como a vainilla, y tengo muchos sitios donde esconderme y escalar, además de una cama para mí sola. He intentado salir afuera en alguna ocasión, pero aunque intente poner una pata en el tejado, parece que hay una barrera que no puedo ver impidiéndome el paso. Más tardeinvestigaré el resto de la casa.

Decidí salir de la habitación de Nara, y aventurarme en otras habitaciones. La puerta más cercana parece conducir a un baño, los azulejos de las paredes son de un blanco brillante, y el suelo es frío y duro. Por alguna razón hay un papel enrollado al lado de una gran silla blanca, ¡es divertido tirar del rollo!

Al cabo de un rato de ejercicio, dejó de salir papel, y tan solo quedó una suave montaña blanca. Por ahora, saldré a seguir investigando. Mi siguiente descubrimiento no fue de mi agrado. Mi peor enemigo estaba en mi hogar...las escaleras.

Maullé y maullé apuntando hacia las escaleras, parece que Nara por fin terminó de entenderme. Me tomó delicadamente en brazos y me bajó hasta la planta inferior. Llegamos a una cocina perfectamente ordenada, el suelo era blanco y brillante, podía ver mi reflejo, apenas un borrón peludo y blanquinegro. Un olor que me abría el apetito llegó hasta mi nariz. Un cuenco con mi nombre, lleno de deliciosa comida me esperaba, parecía animarme a comer...

Después de una opípara comida, no hay nada mejor que una buena siesta. Maullando otra vez-a estas alturas Nara ya entendió lo que quería-, la joven me recoge suavemente, y me enrosco en sus brazos. ¿Queréis saber más? Os contaré todo lo que queráis saber, pero después de una siestecilla...

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⏰ Last updated: Dec 02, 2019 ⏰

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Relato de cuatro patasWhere stories live. Discover now