Capitulo 1. "Rommies"

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La chica rubia caminó con una maleta en mano y una mochila en su hombro. Bufo al no saber en donde se encontraba su nuevo dormitorio.

—¿Porque es tan difícil encontrar un maldito dormitorio? —dijo al aire casi molesta para sí misma.

Camino nuevamente siguiendo las instrucciones del papel. Sintió la mirada de varias chicas y chicos.

—Se les perdió algo… —dijo al aire conforme iba caminando. Dejaron de mirarla.

Al final de todo encontró el dichoso dormitorio. Toco la puerta, la voz de una chica respondió.

—Adelante.

La chica rubia pasó sin miedo alguno. Al entrar estaba una chica de cabello negro y largo. Los uniformes eran iguales, aunque al verla se sorprendió. Esa chica si que es alta, pensó la rubia.

—Holaaa. —dijo la rubia. La pelinegra le sonrió con timidez.

Era una chica tímida. Su alegría había bajado o mejor dicho la había ocultado. Al ver a la chica rubia, pensó que ella era más divertida.

—¿Cómo te llamas? —le preguntó la chica rubia mientras elegía una cama cerca de la ventana.

—Jelissa. ¿Y… tu? —preguntó con timidez viendo á otro lado. Ella había llegado mucho más temprano y ya había acomodado sus cosas.

—Sofía. Aunque puedes decirme Sophie, Sof o como tú gustes —dijo sentándose en la cama y mirando a la chica—. ¿Eres penosa? —pregunto sin filtro.

—Un poco.

—Vale. Bueno faltan dos chicas, ¿no?

—Si…

Sophie:

—¿Tienes idea alguna de quienes serán nuestras otras dos roomies?, imaginó que tú ya las habrás conocido, es que a mí se me hizo un poco tarde, por no poder terminar de acomodarme el incómodo moño que traemos en el cuello, sin mencionarte que la boina no me quedaba del todo bien, creo que estoy muy cabezona. —comenté, logrando hacer que la pelinegra soltara una risa.

—La verdad es que no, no las he conocido, a pesar de que llegué temprano, ellas deberían haber llegado al cuarto desde hace ya un rato, pero nada —escuche que me decía.

—Este nuevo ciclo escolar sí que será pesado, todo esto es nuevo para mí, ¿Que tal para ti? —la pelinegra se limitó a asentir con la cabeza.

Vaya que es callada y tímida, pensé.

—¡Ay! ¡Vamos Jelissa! somos roomies, dormiremos en el mismo espacio, respiraremos el mismo aire, deberíamos intentar ser amigas, no seas tan tímida que no muerdo —ella sonrío y asintió con la cabeza, estaba por responderme, cuando la puerta nos interrumpió.

—¿Puedo pasar…?

[...]

Siete Encuentros.Onde histórias criam vida. Descubra agora