-¿No había dicho Cragen que llegaría hoy?

-Eso dijo - tomó un sorbo de su vaso de limonada - al parecer no pudo llegar. Dicen que es muy buena.

-¿Es una mujer?

-Es lo que escuchó Munch... ¿hay algún problema con ello?

-No. No lo hay - soltó el aire retenido - Dickie te estuvo esperando esta tarde, dijiste que lo ayudarías con su tarea de matemáticas.

-Le dije que no sabía si podía.

-¡Siempre haces lo mismo! - golpeó la mesa con la jarra de limonada.

-Sabes perfectamente como es mi trabajo, Kathy... a veces no me da tiempo de nada.

-¡Ese es el maldito problema! - contó hasta diez para no explotar - nunca tienes tiempo para tu familia.

-Escucha, cariño - se levantó de su silla - vengo muy cansado y lo último que quiero es discutir... buenas noches - se retiró a sus aposentos.

-¡¿Vas a irte así?! - Lo siguió pero él parecía no escuchar, sólo continuó caminando y subió las escaleras - ¡Elliot! ¡ELLIOT!

Esa era como una rutina, los niños como su trabajo requerían de mucho tiempo, siempre se batía entre cumplir con su trabajo para tener el sustento diario y estar con su familia.

A la mañana siguiente, como era costumbre, Kathy despertó muy temprano para hacer el desayuno para sus hijos y su esposo, fue por los niños primero, los gemelos Dickie y Lizie de siete años, luego fue a la habitación de las mayores de las Stabler: Maureen y Kathleen de 15 y 11 años respectivamente, las rubias de ojos azules ya habían despertado y estaban terminando de arreglarse para ir a la escuela.
La noche anterior, después de la pelea con su esposo, ella prefirió callar Y meterse debajo de las sábanas (dándole la espalda claro) aún así, enojada, lo llamó como todas las mañanas.

-No escuché a papá llegar ayer - agregó Kathleen cuando se hallaban en la mesa.

-Llegó muy tarde, tuvo mucho trabajo, estaba muy cansado - respondió la rubia omitiendo lo de la discusión.

-Ya no importa... perderé el exámen de matemáticas de todos modos - añadio Dickie desanimado.

-¡Buenos días! - saludó Elliot.

-¡Buenos días, papá! - respondieron todos excepto Dickie.

Elliot se sentó en la mesa y Kathy terminó de servir el desayuno.

-Creo que voy a reprobar matemáticas - añadió Dickie luego de un largo tiempo en silencio

-¿Por qué lo dices, cariño?

-¡Dijiste que me ayudarías!

-¡Richard! - Kathy lo miro sería - no le grites a tu padre.

-Estoy enojado porque por su culpa perderé el exámen.

-Hijo, lo lamento. Enserio no pude llegar - miró su reloj de pulsera - aún tenemos tiempo antes de llevarlos a la escuela... ¿terminaste?

-Si.

-Ven, vamos a la sala - se levantó dejando su desayuno a medias - estudiemos un poco - tomó a su hijo de la mano.

-Elliot, tu desayuno.

-Comeré algo luego, cariño.

En la sala, con absoluto silencio, Elliot le explicó lo más que pudo a su pequeño, él siempre ha sido muy bueno con los números.

-Tal vez apruebe el exámen - agregó Dickie.

-Así será - acarició su cabeza - perdón por no ayudarte antes.

Mi Compañera, La Morena De Ojos CaféWhere stories live. Discover now