2 - 「 En la profundidad 」

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Desde entonces habían transcurrido siete años.

Aunque al principio Shen Qingqiu se encontró con muchos obstáculos y se decepcionó en incontables ocasiones, gradualmente comenzó a adoptar una actitud indiferente, como si hubiera renunciado a todo. Estando allí, tras tanto tiempo, perdió la cuenta de cuántos seres habían perdido la vida en sus manos. Si bien se había acostumbrado a lidiar con algunos monstruos problemáticos y criaturas fraudulentas al llegar a este mundo como un maestro de secta, lo que se encontró en aquel lugar espantoso se situaba en un nivel completamente diferente.

Por supuesto, él había leído la novela original y recordaba los capítulos que narraban la estancia de Luo Binghe en el Abismo Sin Fin... Pero, en realidad, nada habría preparado a Shen Qingqiu para lo que tuvo que enfrentarse allí.

Tampoco fue la primera vez que tuvo la oportunidad de comprobar que "no es lo mismo leer algo, que verlo o experimentarlo".

Sin embargo, durante los primeros años, nunca había arraigado en sus huesos un terror tan profundo. Nunca le había asaltado el temor a la posibilidad de ser abandonado incluso por el sistema. Nunca antes había sentido este mundo tan real, definitivamente no en un buen sentido. En sus retinas seguían grabadas cosas tan retorcidas que no se desvanecerían nunca de su mente.

¡El maldito autor de esta novela de semental nunca había descrito nada de eso de forma tan detallada y realista!

Pero lo peor de todo, lo más impactante para Shen Qingqiu, fue ser consciente de que Luo Binghe tuvo que atravesar este infierno enviciado; no era de extrañar que convertir a una persona en una vara humana fuese como un juego para él.

Y el solo pensar que él había estado a punto de condenar a su pequeño discípulo a sufrir las mismas torturas que su yo original, fue suficiente para que Shen Qingqiu se aferrara aún más firmemente a la idea de que había hecho lo correcto.

Para que sintiera algo de alivio en medio de tanto dolor.

Shen Qingqiu tampoco fue eximido de un castigo por parte del sistema. Para empezar, tuvo que compensar y recuperar todos los puntos perdidos eliminando demonios, como si fuera un maldito juego y estuviera reuniendo XP. Su espada Xiu Ya le fue retirada y tuvo que conformarse con una espada corroída que encontró por casualidad. Su cultivo se redujo a la mitad y, por si fuera poco, el sistema bloqueó la opción Modo Fácil temporalmente.

Siendo así, no era extraño que hubiera transcurrido tantos años allí.

...

Aparte de matar, cultivar, maldecir al sistema, matar, cultivar, maldecir al Hermano Avión... El único otro pasatiempo de Shen Qingqiu es pensar y reflexionar.

Por su mente atravesaron miles de cosas, de preguntas. Empezando por un mero: "¿Qué habrá sido de Luo Binghe?"... y, bueno, permaneciendo ahí. Dado que en su cabeza no había más espacio para otra cosa que no fuera él.

A decir verdad, Shen Qingqiu estaba preocupado.

Entre todas las notificaciones que le asaltaron cuando llegó al fondo del abismo, hubo una en particular que pudo escuchar claramente:

【Nuevo puntuaje calculado: Nivel de Corazón Roto de Luo Binghe. Debido a que el el valor de corazón roto es muy alto, la frialdad del protagonista es borrada a 0. ¡Continúe con sus esfuerzos!】

¿Qué se suponía que significaba eso, eh, Sistema?

Luo Binghe no debería "tener el corazón roto", ¡no cuando se había sacrificado por él! Como mucho, debería estar agradecido, ¡qué mierda!

Pero ahí estaba, y no hubo un momento en el que Shen Qingqiu no se preguntara la razón detrás de ese peculiar nivel de puntuaje. Quizás no lo admitiría, pero este podría ser uno de los motivos por los cuales aún no había intentado salir de allí, ahora que finalmente había recuperado todos los puntos perdidos.

Si bien se había endurecido y vuelto un poco cruel, frío y con menos escrúpulos, Shen Qingqiu todavía conservaba un aspecto muy humano que ningún acto inmoral podría apartar de él.

Él tenía miedo.

Qué se encontraría cuando regresara, cómo sería recibido... qué consecuencias habría, qué se había perdido...

Demasiadas inseguridades, incontables temores. Pero de una cosa podía estar seguro, y es que Luo Binghe no podía odiarlo cuando sus motivos para hacerlo no existían, gracias a esa decisión de última hora.

No obstante, ¿aún le consideraría como su "Shizun"?

¿Tal vez le dio por muerto? ¿Se acordaría de él siquiera?

¿Tendría otro maestro ahora? ¿Habría...?

Shen Qingqiu sacudió su cabeza, como si quisiera vaciarla de pensamientos.

Siete años para un inmortal eran como una gota de agua en medio del mar. Pero un corazón, aún si el cuerpo permanece intacto, siempre puede cambiar.

Shen Qingqiu trató de incorporarse, clavando su espada en el suelo y apoyándose en ella con ambas manos mientras se arrodillaba.

Levantó la mirada y observó la oscuridad sobre su cabeza.

Quién sabe cuántas veces había forzado su vista con la vana esperanza de atisbar alguna estrella.

Pero esa negrura se asemejaba a un agujero negro más que un cielo nocturno, oscureciendo su camino en lugar de iluminarlo.

Quizás ya era hora de buscar esa luz que lo guiara de vuelta al mundo exterior.

Shen Qingqiu se puso en pie.

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