2. Otra Vez

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Al día siguiente Sakuno se levantó más temprano de lo normal, se miró en el espejo esperando que los paños de agua helada hubieran funcionado y se alegro al notar que si, ya casi no se veían las marcas.
Fue al instituto mensajeandose con Atobe, coordinando para verse a la salida con la excusa de entrenar un poco juntos. Ella no era muy buena en el tenis, pero el le tenía bastante paciencia como enseñarle algunas técnicas.
Al llegar al instituto entró en el salón distraída con el celular y ni siquiera noto que cierto chico ya se encontraba ahí leyendo una revista y no pudo evitar mirarla entrar, sonriendo al teléfono como si fuera la cosa más interesante del mundo. Estaba realmente muy hermosa, pensó, sorprendiendose de sus propios pensamientos e intentando volver a la lectura. Ella lo ignoro todo el día, como si no existiera, como habían acordado.
A la hora de la salida Sakuno salió rápidamente a encontrarse con Atobe, el la estaba esperando en las canchas de tenis de las vías del tren. Se saludaron y comenzaron a entrenar. Luego de un rato pararon a tomar una bebida, este es mi momento, pensó Sakuno. Y sin decir nada acorto lentamente la distancia entre ambos, el la miró sorprendido pero espero a ver que hacía, ella junto sus labios e intentó no demostrar demasiado los norvios que sentía. Fue intensificando el beso cuando noto que el le correspondía. Siguiendo sus impulsos se sentó sobre el, con las rodilla a sus lados y pudo sentir sus manos en su trasero, apretujandolo con fuerza, lo que la hizo gemir aún besándolo, se sentía en las nubes.
-Creo que deberíamos ir a otro lado-dijo el cortando el beso.
-No quiero esperar-le respondió ella, besándole el cuello.
-Por lo menos vamos al baño-dijo levantándose de la banca y ayudándola a ponerse de pie.
Fueron hasta los vestuarios cercanos y se metieron en un cubículo, el se sentó y ella volvió a la misma posición, pero antes se quito la ropa interior y tomó un condon de la cartera.
-Mm veo que viniste preparada-dijo el con una sonrisa de lado.
Ella continuó besándolo hasta que el le quito el condon de la mano y haciendo espacio entre ellos sacó su miembro, le puso el condon y la levantó un poco para que se prenetrara despacio. Ella gimió fuerte al sentirlo adentro pero el le tapó la boca para que no hiciera ruido y comenzó a menearse para ir más profundo.
Sakuno estaba extasiada, sin saber porqué recordó a Ryoma besando su cuello la tarde anterior. Intentó sacar esos pensamientos de su cabeza y casi inconsciente dijo entre gemidos ahogados:
-Atobe, te amo tanto.
Lo que siguió la dejo tan confundida, el se levantó, salió de ella bruscamente. Y mirándola fríamente y sonriendo, salió diciendo.
-Oh, no, te confundiste conmigo niña, nunca me fijaría en ti, solo me estaba divirtiendo contigo. No vuelvas a dirigirme la palabra.
Sakuno se quedó congelada apoyada en la pared del cubículo, procesando lo que acababa de escuchar, las lágrimas no dejaban de salir de sus ojos, se le cerró la garganta y no pudo evitar soltar dolorosos sollozos. No sabe cuento tiempo estuvo llorando desconsoladamente hasta que alguien golpeó la puerta del baño preguntando si se encontraba bien.
Salió despacio, intentando limpiarse las lágrimas y sin decir palabra corrió hasta su casa. Se baño y se acostó, sin siquiera comer para seguir llorando el resto de la noche, no sólo le había roto el corazon, sino que también la había humillado.

Ryoma no podia evitar notar el cambio de actitud de Sakuno, últimamente siempre se la veía cansada, triste tal vez, llegaba tarde a las clases y se las salteaba, había oído a Sumire decir que estaba preocupada por ella porque casi no la veia, llegaba tarde a la casa y salía muy temprano en la mañana, estaba más delgada últimamente, pero como si estuviera haciendo actividad física, ya casi no usaba sus trenzas y lo que más llamaba la atención de Ryoma era que había rumores, cada vez más fuertes acerca de sus amoríos casuales, contaban que chicos de otros colegios la venían a buscar o la acompañaban a la mañana. No quería admitirlo, pero se sentía algo responsable, que habría pasado con él chico a que se iba a declarar? La habría rechazado? Igualmente no se lo iba a preguntar.
Un día, en el horario del almuerzo, estaba con Momo descansando bajo la sombra de un árbol y la vio pasar, sola, hacía la biblioteca y entonces una chica de último año, se acercó a ellos y dijo
-Ryoma, no quieres que nos saltiemos la próxima clase juntos y nos divertimos un rato? - era muy claro que quería sexo en los vestuarios, lo que era bastante común que el hiciera con cualquier chica hasta hacia un par de meses.
-Hoy no, no tengo ganas de faltar a la clase, tal vez otro día. - contesto fríamente y dejo de mirarla. Ella puso cara de enfado y se fue moviendo demasiado el trasero.
- Que fue eso? La viste bien? Se te estaba regalando y acababas de decir que seguramente no entraría a la clase. Ahora que lo pienso hace mucho que no te veo con una chica. Paso algo? - pregunto Momo pensativo.
-Mm, tal vez. Hace un par de meses me acosté con una chica, pero fue diferente que con las demás, te acuerdas de mis reglas, no?-pregunto y al verlo asintir continuó -bueno, ese día, con ella rompí al menos 7 de ellas. No se porque no puedo dejar de pensar en ese día, no volví a hablarle, pero sigue en mi mente, intente después estar con otras, pero no lo disfrute como antes. Ni siquiera se porque te lo estoy contando. - termino, mirando al frente, con expresión preocupada.
- No se que decirte, supongo que con el tiempo la vas a olvidar. Que reglas rompiste? La conozco?
- No te voy a decir quien es y menos te voy a dar pistas para que lo deduzcas, no soy tan tonto. La invite a mi departamento, la bese, era su primera vez, la acompañe de vuelta a su casa, le pasé mi numero, lo hicimos en mi cama y le compre comida. Ademas la marque y le dije como disimularlo. Soy un estúpido por contarte todo esto, pero de verdad me esta preocupando, porque no quiero seguir pensando, no me gusta y no quiero hablar mas de esto. Me voy. - dijo levantandose y caminando al edificio para volver a clase. Su amigo lo miró partir preguntándose si se habría enamorado, pero conociendo no le diría eso porque lo negaría absolutamente.
Un par de semanas después de tener esa conversación con Momo, Ryoma se había quedado entrenando un poco más después de la práctica del club, últimamente no quería estar mucho tiempo en el departamento. Prefería entrenar más, al salir de las duchas escucho una pelota rebotar una y otra vez en una pared, y quiso saber quien más se quedaba hasta tan tarde.
Cuando llegó a la cancha de práctica de la que provenía el sonido se quedó atónito al ver a Ryuzaki, golpeando con fuerza la pelota, sin fallar, como si lo hiciera para descargar tension acumulada.
Entonces dejo pasar una pelota que vino directamente hacia el que la tomó con la mano por instinto.
-Lo siento, fue con demasiada fuerza-dijo ella sin voltear secándose la cara con una toalla. Para después mirar al que aún tenía su pelota. - Ah, eres tu, puedes devolverme la pelota, por favor? - dijo algo nerviosa.
-Toma-dijo lanzandola con fuerza para que ella la alcanzará con la raqueta, y se acercó de a poco. - Has mejorado mucho tu postura y tu potencia, aunque no cumplas con todos los entrenamientos del club, se ve que estas entrenada.
-No se como sabes que no cumplo con los entrenamiento y no me importa, ese es mi problema.
-Tienes razón, puedo consultarte algo? - pregunto casi por impulso
- Dime - contestó ella, sin interés aparente, estaba nerviosa de volver a hablar con él después de todo lo que había pasado pero sabía disimularlo muy bien.
- Que pasó con aquel chico? No te animaste a declararte o realmente nunca existió y fue solo una excusa para acostarte conmigo? Porque si es la segunda fuiste muy astuta.
- Ya pasó hace mucho, pero para que no te sientas tan importante, me anime, tuve sexo con el, me declare y me rechazo, no volví a verlo. Contento? - respondio fríamente. Mientras guardaba la raqueta y las pelota.
-No, lo siento. No pensé que fuera una opción que te rechace.
- Ya esta, igual ya que estamos hablando te quería decir una cosa, tenias razón en algo, ese día abrí una puerta que no puedo volver a cerrar y no me gusta, porque tengo una necesidad que antes no tenia, tengo ganas de tener sexo y no tengo con quien. El no lo valía. - dijo sinceramente agachando la mirada. Se avergonzaba de nuevo adelante de un chico? Creía que ya había pasado esa etapa.
-Soy responsable yo también por eso. Entonces te arrepentiste de esa tarde?-ella asintió y el pudo sentir como algo se rompía en su interior-yo también, sabes? Cambiaste mucho después de eso y creo que yo tendría que haber frenado a tiempo, era el único que podía hacerlo y no lo hice porque confíe en que sabias a lo que te enfrentabas, puedo hacer algo ahora para compensarte? - dijo preguntándose que carajo estaba haciendo. Ofreciendo servicios sexuales para calmar la necesidad de ella o la de él mismo? Ella lo miró sorprendida - Voy a mi departamento ahora, si querés pasar más tarde voy a estar ahí. - Una indirecta bastante directa, no? Se odiaba por no haber salido antes del instituto y por estar teniendo esa conversación. Dio la media vuelta y comenzó a caminar hacia la salida. Ella no diría nada y menos iría más tarde a su departamento asique mañana volvería todo a la normalidad.
A eso de las 7 de la tarde, Ryoma ya había pedido una pizza, era temprano pero quería comer y dormir para deshacerse de la incomodidad que sentía. Mientras la esperaba miraba la televisión sin prestar demasiada atención.
El timbre sonó y se acercó al teléfono para atender.
-Buenas noches, dime cuanto es así bajo el dinero- dijo antes de que la otra persona dijiera nada
- Mm, soy Sakuno Ryuzaki, esperabas a otra persona, no? Me voy.
- Ah, si, al delivery, te abro, sube.
- OK, voy.
Ella había venido? Que estaba pasando? Que iba a hacer ahora? Primero intento por lo menos estirar un poco la cama que estaba hecha un desastre y sacó el sonido de la televisión. Solo eso llegó a hacer cuando escucho los golpes en la puerta.
Abrió y la encontró parada en el pasillo con el uniforme del instituto, el cabello amarrado en una cola, algo húmero aún, hacia aproximadamente hora y media desde que se habían visto pero ella lucia más hermosa que antes.
-Pasa. - dijo dándole paso y ahí fue que se dio cuenta que lo unico que llevaba puesto era un pantalón corto de ejercicio. Busco una remera cerca pero no la encontró.
-Gracias, si interrumpo algo me voy, no me molesta que no tengas remera, al fin y al cabo te la ibas a sacar en algún momento, no? - preguntó risueña al ver la incomodidad del chico por tener el torso al descubierto.
El sonrió ante la sugerencia, ella venía a eso sin duda, ya no era la niña inocente, aunque el podía ver que estaba nerviosa.
-Tienes razón, esta claro lo que viniste a buscar, o mejor dicho para lo que te invite, no hace falta disimular, pero si te soy sincero creí que no vendrías. Quieres mostrarme que ya no eres la niña inocente que vino la vez pasada?-dijo acercándose solo un poco.
-No creas todos los rumores Ryoma, me acosté solo con dos chicos más después de esa vez. Uno, ya te conté, fue un desastre y la otra estuvo cerca. Supongo que volví a que me enseñes un poco más. - al decir lo último se sonrojo demasiado, no pudiendo disimular más sus nervios y Ryoma pudo notar como su cuerpo comenzó a temblar. La reacción que sintió en su propio cuerpo fue parecida, sintió su piel arder y un escalofrío recorrerlo. No esperaba eso. Se acercó un poco más, quedando lo suficientemente cerca como para tocarla con sólo estirar el brazo, tomó lo que ella tenía en la mano, que hasta el momento no había notado, un bolso con raquetas y el portafolios del instituto, y los acomodo en un silla cercana. Se volvio a acercar lentamente, a penas respirando y acarició suavemente su mejilla apartando un mechón de cabello que se había soltado de la coleta. Ella suspiro ante el suave movimiento. Cuando estaba a punto de besarle los labios el timbre volvió a sonar generando que ambos dieran un brinco por la sorpresa.
-Lo siento, debo bajar, ponte cómoda. - le dijo, maldiciendo la interrupción y saliendo rápidamente del lugar con algo de dinero en la mano.
Ella se sento en el sofá a mirar la televisión sin audio.
Pocos minutos después Ryoma volvió con una caja de pizza en la mano.
-Queres comer? Hay suficiente para ambos, antes de que se enfríe. - le dijo abriendo la caja en la mesa y poniendo dos vasos, se acercó a la heladera - Para beber? Agua, jugo, té, cerveza? Tu dime, tengo un poco de todo.
- Solo una porcion, cerveza podría ser, a ver si me relajo un poco, total mañana es sábado-dijo sonriendo dulcemente, para sorpresa del chico, que tomó dos cervezas de la heladera y se sento, esperando que ella se acercara.
- No sabía que tomaras alcohol, me sorprendes.
- Yo tampoco sabía que tu tomaras, también me sorprende, no creo que a mi abuela le guste saberlo.
- No tomo mucho, solo en fin de semana y no mas de una, no le hace mal a nadie, igualmente ella no tiene porque saberlo, no le podes decir.
-Jaja, no le diré nada si tu no le dices que yo tomo, yo tampoco lo hago hace mucho, pero me ayuda a relajarme cuando estoy sola. Ella no está nunca, ya sabes.
-Me imagino, siempre está en el instituto, vigilandonos a todos.
- Si, en especial a mi, últimamente nos estamos llevando muy mal, no soporto estar con ella, prefiero estar en cualquier otro lado que en casa. - dijo y Ryoma pudo notar algo de tristeza en sus palabras.
-Pero si no esta nunca no te molesta tanto, yo me tuve que ir porque mi padre estaba todo el tiempo molestandome, a parte de que no soy sencillo para convivir, no voy a negar mi porcentaje de responsabilidad ahí. Pero disfrutalo, digo, el vivir en un hogar de familia, porque después se extraña un poco. - dijo melancólico, no por arrepentirse de haberse ido, sino por no querer que ella se aleje de su familia, por cuidarla?
Sin darse cuenta estaban teniendo una agradable conversación mientras comían y bebían tranquilamente.
-Gracias por la comida, yo lavo los platos como agradecimiento. - dijo ella sin darle tiempo de que se negara ya estaba lavando.
-No es necesario, dejalos. - dijo inútilmente. Y se quedó a su lado viendo como lo hacía. Era realmente muy hermosa.
Cuando estaba terminando se acercó a ella por detrás y la tomó de la cintura comenzando a besar su cuello, comenzando lento y aumentando la intensidad de a poco, metió su mano por debajo de la camisa para sentir la piel de su abdomen, le pareció que estaba más plano que antes, realmente había bajado de peso, estaba bien? Pego más su cuerpo al de el y siguió acariciando y besando, notando como ella empezaba a impacientarse, la volteo y y sin rodeos la beso intensamente, metiendo la lengua muy profundo, extrañaba sentirla. Apago el agua que seguía corriendo en el fregadero y la dirigió hasta la cama, la recostó con cuidado y comenzó a sacale toda la ropa, prenda por prenda, tan lento que podría ver la súplica en la mirada de ella que no se despegaba de la suya.
-Por favor, hazlo ya-dijo al fin, eso quería, que le rogara.
- Estas apurada? Tengo planes distintos a los de la otra vez, vas a tener que ser muy paciente. - le contestó con la voz más ronca de lo que esperaba, sonriendo de lado por tenerla en ese estado tan pronto. El también estaba ansioso, pero iba a hacer todo por si era la última vez. Esperaba sacarse las ganas y poder seguir con su vida de antes despues.
Ella asintió ahogando un gemido cuando, sin previo aviso, metió dos dedos en la ya demasiado húmeda cavidad. Al fin ella ya estaba desnuda frente a él.
Jugó con sus dedos ahí dejando que ella tomará su mano, hasta ver que cerraba sus ojos, era el momento. Le tomó la mano con la que tenía libre y se acercó lentamente a la que aún estaba entrando y saliendo de ella, sin sacarla paso la lengua por ese lugar. Sakuno se sobresalto y sus gemidos se transformaron en súplicas cuando Ryoma retiro los dedos para reemplazarlos por su lengua, dando suaves mordidas y chupando toda su intimidad. Ella no podía estar más exitada y sus manos se aferraban con fuerza, una a la mano de él y la otra a su cabello, volviendolo loco. El no se detuvo hasta sentir que había llegado al orgasmo, gemiendo y sollozando tan deliciosamente. Dios, era su perdición. La miró unos momentos mientras ella seguía temblando y bajó un poco su pantalón, dejando al descubierto si miembro que acarició para estimularlo, coloco un condon y se recostó sobre ella.
-Esto recién comienza, niña- susurro muy cerca de su oído haciéndola estremecer. - Estas lista? - continuó, ella asintió y lo miró a los ojos por un instante mientras entraba en ella lentamente para luego comenzar un vaivén intenso y rítmico, sus respiraciones aceleradas y los gemidos inundaban el lugar. En un momento Sakuno mordió el lóbulo de la oreja de Ryoma y le dijo.
- Quiero montarte, puedo? - el se sorprendió tanto que se detuvo un momento, sonrió y asintió, saliendo de ella y recostandose a su lado, ella se levantó con rapidez y con las rodillas a sus lados se sento sobre en de una sola vez. Gemiendo fuerte y echando la cabeza hacia atrás, le avergonzaba mirarlo en esa posición, pero se sentía tan bien, tan profundo. No sabía de dónde sostenerse, hasta que el tomó sus manos y las posó en su pecho, dándoles estabilidad y dejando que solo ella se moviera al ritmo que quisiera, que era bastante bueno por cierto. Le tomo ambos senos con fuerza, apretujandolos. Estaban en el cielo. Entonces perdió la paciencia y la tomó fuerte de la cintura, ayudándola con el movimiento rápido y tan fuerte que los dos llegaron al clímax, gimiendo y jadeando con fuerza. Ella lanzaba suaves sollozos mientras temblaba aún sin mirarlo y el sonría tan abiertamente que se sorprendió a sí mismo.
-Mírame, por favor - suplico, ella bajo la cabeza un poco y abrió a penas los ojos, había sido realmente increíble. - Esta vez no cuenta como casi desastre, no? - al fin ella sonrió y negó con la cabeza. - Me alegro, para mí tampoco, ni se acerca. Estuvo muy bien. - dijo sonriendo. Sakuno se levantó para caminar hacia el baño levantando su ropa en el camino, esta vez no le importo que el la viera desnuda de nuevo, era realmente perfecta.
Cuando ella salió del baño Ryoma ya se había vestido también como para salir, la acompañaría de nuevo?
-Vas a bajar a abrirme? - preguntó ella confundida.
- Es muy tarde, voy a acompañarte. - respondió el sin importancia. Igual que la vez anterior. Salió del departamento y espero que ella saliera para cerrar y dirigirse al ascensor. Ambos subieron y esta vez ella se mira en el espejo, tapando con el cabello suelto las marque que tenía en la parte de atrás del cuello.
Cuando llegaron a la planta baja salieron a la calle, hacia mucho más frío que antes, Ryoma estabaa suficientemente abrigado, pero Sakuno no tenía el abrigo ni siquiera en su bolso.
-El departamento es tuyo o lo rentas? - pregunto para no pensar que estaba empezando a tiritar del frío.
- Es mío, lo compre después del torneo que gane en América-dijo, mirándola de reojo.
- Es genial que siendo tan joven ya tengas tu propio lugar, tenés otro torneo en América este año?
- Tal vez, igual no se si me iría de nuevo tanto tiempo, cuando llegue el momento lo analizaré supongo. - dijo, ella tamblaba demasiado. Aún tenía el cabello algo húmedo. - Prefieres que tomemos un taxi? - le preguntó mirándola un segundo.
- No, porque? Ya no falta demasiado, no era necesario que me acompañes.
-Entonces, toma - le respondió el ignorando su comentario y le entregó la chaqueta de algodón que se acababa de quitar.
- No, no hace falta, te lo agradezco pero te dará frío si no la tienes. - dijo sonrojada agitando las manos y negando con la cabeza. No esperaba eso.
- Vas a hacer que te obligue a ponertela? De verdad? - le pregunto sonriendo ante su reacción y como no le respondió se la coloco suavemente sobre los hombros, con ese movimiento quedó muy cerca de su mejilla y no pudo evitar respirar profundo para sentir su perfume. Cada segundo que pasaba le gustaba más tenerla cerca. Le causó gracia ver lo roja que estaba por eso.
-No puedo creer que te avergüence esto cuando hace una hora te estaba haciendo sexo oral. No te parece contradictorio? - ahora ella no solo estaba tan roja que parecía que iba a explotar, sino que también tenía cara de enfado que era muy graciosa. - Es la verdad, no?
- Si, pero no tienes que decirlo así. Suena muy mal! Además, tu lo haces apropósito porque sabes que no me lo espero. - dijo, ya más tranquila.
- Que cosa? Prestarte la chaqueta, el sexo oral o ambas? - continuó, se estaba divirtiendo mucho.
- Te encanta decirlo, no? Eres increíble.
- Me gusta más hacerlo y creo que a ti también. No?
- Hacerlo? No no, no se hacerlo, no lo hago.
- Jaja, me refería a que te gusta mas que yo te lo haga a que lo diga, me imagine que no lo haces, a una mujer menos, no?
- Ya basta, te estas burlando de mi, que quieres que te diga? Si ya sabes que me gustó, o no? Y que todo lo que se de sexo es lo que hice contigo.
- Lo segundo no es cierto, yo no te dije nada de montar, niña. - dijo haciendo cara de enfado, en verdad le había encantado eso pero se preguntaba de dónde lo había sacado.
- No se porque me dices niña, no lo soy, que no te diste cuenta cuando te estaba montando? - dijo sonriendo de lado, no le gustaba que se burlara de ella, si quería jugar, jugaría.
-No me vas a contar de donde sacaste eso? - pregunto el, ignorando su pregunta y poniendo serio de repente.
-No te incumbe, porque me dices niña? - volvió a preguntar, quería una respuesta.
- No respondes a mis preguntas y pretendes que yo si a las tuyas. Estas equivocada, igualmente es obvio porque te digo así. Ya llegamos, adiós. - dijo ni bien llegaron a la puerta de la casa de Sakuno, dio media vuelta dándole la espalda y comenzó a caminar por donde venían.
- Espera, llevate la chaqueta. - le dijo al darse cuenta que aún la tenía en los hombros y sorprendida por la rápida despedida, que esperaba? Que le diera el beso de las buenas noches?
-Quedatela, no la necesito. - porque no podía volver a mirarla? A tal punto que prefirió regalarle la campera. Se sentía frustrado y no sabía porque. Comenzó a trotar, no había notado el frío que hacía hasta ese momento.
No le gustaba sentirse asi, tanto le molestaba que ella no le quisiera contar dónde lo había aprendido o lo que le molestaba era que no se lo hubiera enseñado él sino otro? Era demasiado confuso y su único consuelo era que no creía que volvieran a acostarse, por lo que todo lo que aprendiera a partir de ahora se lo enseñaría otro, no el. Era realmente eso un consuelo o todo lo contrario?
Llego corriendo al edificio, se baño y se metió en la cama.
Ella, por su parte estaba demasiado confundida por su reacción. Era el tan arrogante como para no tolerar un juego de ella cuando el comenzó a burlarse?

Solo una (RyoSaku) Where stories live. Discover now