Aún tapada con el cobertizo respondió — Vete, no sé por qué estás aquí si todos los días las enfermeras me dan mis medicinas en la sala de estar, no entran a mi habitación, el doctor Bonnaire prohibió que invadieran mi espacio.

— El doctor Bonnaire es quien ordenó que te diera las medicinas en tu cuanto— dijo sorprendiéndole, sabia un día que Bonnaire la traicionaría—. Descubrimos que no tomas las pastillas, Joanne, al no tomar tus medicamentos te lastimas a ti misma, el doctor ordenó que me asegure que tragaste tus pastillas, por desgracia tendrás que soportar mi presencia cada día.

"¿Cómo se enteraron?" pensó, hace dos semanas logró engañar a las enfermeras fingiendo tragar sus pastillas, pero las ocultaba bajo su lengua y después corría al baño a tirarlas en el inodoro. Talvez algún paciente la descubrió en pleno acto y este aviso a Bonnaire.

Enojada saco el edredón de su rostro sentándose en su cama, la enfermera que parecía de treinta años le acercó dos pastillas y un vaso de agua, disgustada puso las pastillas en su boca y con la ayuda del agua se las tragó.

No convencida la enfermera agarró su mandíbula — Abre la boca —obedeció y cuando estuvo a punto de cerrar la boca la enfermera protesto —. Tsk, levanta la lengua niña — rendirá acató la orden.

Contenta soltó su mandíbula con brusquedad — Que bueno que entendiste a la primera y no resististe, levántate que ya son más de las ocho, él doctor Bonnaire esta disgustado, te está esperando en la oficina. Estas en problemas Joanne y tu cara bonita no te salvara esta vez, deja de mirarme con rabia, si tienes alguna queja habla con él, niña.

"¿Qué le pasa a esta mujer? ¿Por qué la trata de forma grosera? ¿Cuál es su problema?" pensó.

Te lo dijimos

No nos hiciste caso, estas son las consecuencias.

Es mala, es mala, huye.

— ¿Quién eres enfermera? —preguntó Joanne disfrazando su dudas y temores con furia exitosamente.

— Trabajo aquí hace tres años y ni sabes quién soy, eres terrible niña, apuesto que solo sabes el nombre del doctor Bonnaire, deja de ser maleducada, aprende mi nombre, soy Celine.

Joanne quedó en silencio, Celine la veía con desprecio, quería mostrarse valiente pero la realidad era que estaba asustada, no quería darle la satisfacción de regocijarse en su miedo, así que puso la cara sin emociones, mostrándose indiferente.

Celine viendo que era ignorada suspiro irritada, la niña ni siquiera se atrevía a hacer contacto visual, a pesar de sus protestas la niña se mantenía imperturbable, como si ella no estuviera a su lado, indignada por tal comportamiento, se marchó llevando consigo el vaso.

Aun conmocionada por lo que acababa de pasar, se levantó de la cama, se quitó el camisón rosa cambiándolo por el vestido blanco reglamentario del hospital, paso las manos por su cabello arreglándolo un poco y por primera vez desde su llegada, olvidó su rutina matutina de mirar por la ventana esperando la llegada de su hermano. Debía reunirse con Bonnaire, no quería hacerlo esperar más de lo necesario, Bonnaire era un hombre serio y estrictamente profesional, nunca le grito o dijo algo ofensivo en su presencia, pero tenía un aura peligrosa, Joanne mentiría si dijera que no tenía miedo, nerviosa salió de su cuarto y se dirigió a la oficina.

Disgustado no era suficiente para describir como se veía Bonnaire, estaba enfurecido, Joanne podía asegurar que sus ojos eran de color rojo, irradiando fuego, como los de un demonio. Asustada agarró con fuerza su vestido y el sofá en el que se sentaba, Joanne no sabía que decir, solo se mantuvo en silencio, no queriendo que una palabra suya aumentara su furia.

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⏰ Last updated: Oct 30, 2019 ⏰

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PARANOIAWhere stories live. Discover now