Lo había dado todo por su trabajo. Dedicación plena. Cuando estaba encerrada en la zona estéril, con los ojos clavados en su BMS C2-220, no existían... ni sus hijos. La concentración y una mente despejada era algo esencial para poder llegar a las conclusiones acertadas o, como por desgracia sucedía la mayoría de las veces, poder llegar a algún tipo de conclusión.
¡Despedida sin más! - pensó Maite, sumida en el desanimo-Lo veía venir. Sus compañeros de equipo se habían ido de manera gradual, y no precisamente por voluntad propia. Ella era la última en abandonar el fuerte.
La investigación, aquel objetivo en el que había centrado su crecimiento como profesional, se archivaba; el no haber obtenenido resultados satisfactorios durante cuatro años, y la falta de apoyo económico, propiciaron que la junta directiva decidiese dar carpetazo al proyecto y, con ello, despedir al equipo de investigación.
El mundo de Maite se vino abajo. No tendrían problemas de dinero en casa, pero... además de no verse en ningún momento como abnegada ama de casa, tampoco se encontraba con fuerzas para buscar un nuevo empleo. ¡Si es que lo encontraba! ¡Hablar de paro estaba al orden del día, encontrar trabajo era una quimera! Ella quería su independencia, la adoraba y temía perder esa parte de sí misma si centraba su vida en el hogar.
Su hogar... ese habitáculo donde reinaba el silencio y la paz cada vez que se asomaba al mismo, o al menos así lo percibía durante las pocas horas que pasaba en él; fueron suficientes dos días en casa para darse cuenta de la escasez de momentos compartidos ¿Cómo hacer una valoración exacta del ambiente imperante en ese hogar? ¡Aunque a primera vista parecía que todo iba sobre ruedas!
Maite, disfrutó de un merecido mes sabático después de su despido. Cafés con amigas que llevaban desatendidas desde hacía años, mañanas de intrascendentales compras con su madre, recoger a sus hijos en el colegio, ayudarles con el estudio... Una vida que siempre había entendido sencilla, sin agobios de horarios, pero que ahora la axfisiaba. Sin embargo, por las noches, cuando hacía recuento de la productividad de su día, se venía abajo; lo más lucrativo era el momento en que ejercía de profesora sustituta de sus hijos; lo demás se traducía en ir llenando espacios vacíos.
-----¿Sabes? - En su dormitorio, iluminado solo por la luz que entraba de la calle, Nino la retenía entre sus brazos después de su pequeño juego sexual-. Me gusta encontrarte en casa cada vez que abro la puerta.
-----No sé cuánto tiempo aguantaré así. - "No tenía que haber dicho eso", se recriminó enseguida, al notar cómo el cuerpo de su marido se tensaba-. Me falta algo, Nino.
-----No lo entiendo. - La soltó y se acomodó boca arriba en la cama con las manos entrelazadas tras su cabeza- ¡Los niños están felices de, por fin, poder disfrutar de ti! No te falta de nada... Me gusta esa sensación de tenerte solo para mí.
-----¡Un momento! - exclama con enfado Maite comenzando a encararlo, pero Nino se apresura a acallarla.
-----No te falta de nada. Vives como una reina, haces de tu vida lo que te da la gana. Tus horas son tuyas y de nadie más...
-----¡¡Por ahí sí que no paso!! Mis horas son mías, de los niños, de mis padres... y tuyas, cuando se te antoja. - Los decibelios subieron en la habitación. El Nino cromañón había salido a defender lo que creía correcto. Ese personaje no era santo de su devoción- Es más: las mías, las que se supone que son mías, siempre están supeditadas a vuestras necesidades. - Tras esta última acusación, saltó de la cama para encaminarse hacia la puerta del dormitorio.
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Más allá del sentimiento
RomanceMientras la vida de Ángela se paraliza, ante la inminente despedida a su madre, Santi traza lo que denomina un plan perfecto "sustituir días de dolor por horas de placer". Con la seguridad que le aporta su mundo cerebral y previsor, da las primeras...