Han pasado cuatro días y no he vuelto a saber nada más de él. Me siento impotente de no poder hacer nada. A lo mejor solo quería sexo... Pero me dijo que volveríamos a vernos...
No entiendo nada de lo que me está pasando. ¿Por qué tendría que importarme el verle o no? ¿Mi corazón quizás estará sintiendo algo?
A lo mejor podría ir de compras y así me olvido de todo esto. Sí, será lo mejor que pueda hacer.
Cogí el coche y me fui al centro de la ciudad, donde podía encontrar todas las tiendas que quisiera. He tenido una fantástica idea viniendo aquí. Para olvidar a un chico lo mejor que puedo hacer es irme de compras.
Mientras miraba escaparates, entraba y salía de distintas tiendas... No podía dejar de pensar en aquel chico. Y lo mejor de todo es que ni tan siquiera me dijo su nombre. Es todo tan extraño...
Cuando salí de una de las tiendas, de repente mi cabeza empezó a dar vueltas y mi cuerpo se tambaleaba. ¿Qué me pasa? Y sin darme cuenta comencé a caer mientras mi visión iba desapareciendo.
Cuando quise despertar me encontré rodeada de muchísima gente que me obvervaba. Poco a poco recuperaba la conciencia y justo a mi lado, sosteniéndome en sus brazos, estaba él.
No podía creer que de nuevo apareciera sin más. No podía creer que fuese él quien me estuviera sosteniendo, con sus manos y mirándome con ojos preocupados.
- ¿Qué haces aquí? ¿Cómo pudiste encontrarme?
- Simplemente te encontré en el momento mas adecuado. ¿Has comido algo? Estás pálida.
- La verdad es que no...
- Vamos, te llevaré a comer algo.Me levantó grácilmente y cogidos de la mano me llevo hasta un restaurante bastante normal. Durante el camino, simplemente miraba hacia abajo y de vez en cuando, de reojo, le miraba a él. Solo miraba al frente y parecía bastante pensativo, no podía dejar de mirarle, era como si solo existiésemos los dos en aquel momento. Sus manos estaban muy calientes y suaves, me sentía protegida a su lado.
- ¿Me dirás tu nombre algún día?
- Por supuesto, "algún día".
ESTÁS LEYENDO
Diario de una sumisa
RandomY es verdad lo que dicen de "cuantas más cosas te prohiben más tentaciones hacía ello".