El joven contemplaba la luna con un una mirada que parecía totalmente concentrada, y a la vez absorta. Se preguntaba que podría haber mas allá del planeta en el que la humanidad estaba condenado a permanecer, si podría haber algo mas allá del radiante satélite que se mostraba con esplendorosa belleza en las noches. Estaba subido encima del tejado de su hogar, desde allí podía observar muchas de las otras casas y como la gente comenzaba a salir hacia la tienda, probablemente para buscar velas, ya que se había ido la luz hace unas horas.
Su rostro paso a mostrar una expresión afligida luego de varios minutos de hundirse en un lago de pensamientos que no llegaban a ningún lado. "¿Porque estamos aquí?" "¿Hay realmente una razón importante para que yo este vivo?" "¿Quienes somos" "¿De donde venimos?" Eran solo algunas de las preguntas que pasaban por su mente en ese momento, le irritaba no poder encontrar ni siquiera una respuesta a esas preguntas cuando comenzaba a profundizar en ellas.
Pero no era alguien pesimista, por mucho que le aturdieran y le diera vueltas en la cabeza a esas preguntas existenciales, no lo hacían deprimirse, de hecho es alguien jovial y divertido,
pero cuando se dispersa la contaminación del ruido, las luces enfermizas de la ciudad se apagan y se encuentra totalmente a solas con el mismo, estas preguntas comienzan a molestarle porque no lo dejan estar totalmente en paz, resulta una eterna agonía.
Lo que logro sacarlo de ese estado de reflexión era la voz de su madre, que lo llamaba para comer, pero ella ni siquiera sospechaba de que el se encontraba en el techo, así que tuvo que bajar con extremo cuidado y sigilo por el patio, y desde ahí caminar hacia la sala.
— Ya estoy aquí. — Afirmo el de hebras obscuras, provocando un susto a su madre, no se esperaba que viniera por atrás. — ¿Donde estabas? — Pregunto con un el ceño fruncido. — Ehm, estaba en el patio. — Afirmo con cierto tono de duda. — Te llame ahí y no estabas. — Contesto. — Me estaba escondiendo, pero no me buscaste. — Comento cabizbajo, con una pequeña sonrisa entre labios que incluso su madre noto, pero no sabría realmente porque razón se estaba tentando a reír, se había salido con la suya. — Diesiseis años y sigues comportandote como un niño. — Replico la madre.
