La hermandad quebrada

11 1 0
                                    


-¿Dónde está?, tuerto del inframundo.

-Ya basta, -se escuchó una voz ronca y firme- déjalo. Veamos -Micil se dirigió al anciano tuerto ensangrentado-. Dinos, querido tío, ¿hacia dónde está escapando Bramil, tu querido Bramil.

-Él no está escapando. Ustedes saben que él es tan valiente como Aruk, el Corazón de fuego, y tan fiel como Proturno, la Sombra del Dropa t...

-Silencio -una mano lo cogió de la toca andrajosa y lo aventó por las escaleras. El lastimado cuerpo no paró de saltar hasta llegar a la entrada del palacio.

-Ya lo mataste, imbécil -dijo Proturno-. Después de todo, él fue como un padre para todos nosotros. Ayudó mucho en nuestra preparación personal e intelectual para poder ser designados como sucesores del Dropa.

Todos se sorprendieron del atrevimiento de Proturno y la quietud de Bestor, el Roble inquebrantable. Nunca nadie se atrevió a insultarlo y todos temían lo peor. Felizmente el silencio lo rompió Micil, la Mente solar.

-Tío, tienes la oportunidad de unirnos como siempre. Bramil está equivocado. Darles la espalda a sus hermanos después de la muerte de nuestro divino padre y fugarse con doscientos hombres a caballo es una traición imperdonable. Te prometo que yo encontraré la mejor solución para todos. Confía en mí.

Una leve sonrisa se dibujó en el rostro destrozado del pariente agonizante.

-Micil, puedo sentir todo por ti, menos confianza. No te preocupes de Bramil, sino de los que están detrás de ti. Bramil no regresará ni reclamará nada. Si él se hubiera quedado, seguro lo hubiesen asesinado.

-¿Por qué dices eso?, -siempre sin perder la mirada fija y la voz firme y calmada- ¿qué sabes? Te suplico que seas claro y sincero, hazlo por este, tu sobrino que siempre te quiso.

Acércate –la voz entrecortada y rumorosa parecía que se estaba apagando-. Ve a la cama del Dropa. Levanta su divino cuerpo, aparta el armatoste y abre la caja dorada. Ahí estará tu respuesta. Sé que harás lo más inteligente para salvar a todos ¡Adios!

                                                                                    *****

Cuando el día se torna naranja oscuro y la gente regresa a casa a recuperar las fuerzas en el hogar, el príncipe Bramil, el querido de los dioses y el pueblo, llega a las puertas de su hermano Proturno, el fiel a los dioses, al Dropa y al pueblo. Va desarmado, con el pecho desnudo y con su mirada altiva y fija a la casa de su hermano. Se para a unos veinte pasos del umbral. Espera algo sin ansias, sin perder la calma. De pronto es rodeado por una decena de soldados de armadura negra, amenazantes con escudos, lanzas, espadas y flechas.

- Tantas armas y hombres necesitas para matar a tu hermano mayor inerme, Aruk, el más valiente de los príncipes.

- Por qué has venido a ver a Proturno, Bramil.

- Desde cuando necesito anunciar mi llegada a la casa de un hermano.

En esos momentos se abre las puertas del palacio, sale un hombre esbelto, alto, barbado, con una trenza larga y limpia que le llega a la cintura.

- Aruk, ordena que tus hombres guarden sus armas. Así no actúa un príncipe.

- Un momento -replico Bramil, dirigiéndose a los soldados-. Quítense los cascos, mírenme, miren a la cara al enemigo que desean matar, ¿no reconocen a un príncipe, a un hijo del divino Dropa?, ¿cómo osan levantar sus armas contra un príncipe? Son una vergüenza para esta nación.

Un puño veloz como lanza y duro como una comba destrozó la barbilla del más fuerte y alto de los soldados de Aruk. Todos vieron cómo se desfiguró el rostro y la sangre salía por borbotones de ese gigante cuerpo sin vida.

- Retírense cobardes -ordeno severo Bramil con ojos centellantes.

- Ingresemos -dijo Proturno.

Ya en el jardín, Bramil reconoció a sus sobrinos y a sus cuñadas q observaban el magno concejo.

Proturno mando que todos se alejaran del patio. Luego se dirigió a sus hermanos.

- Hermanos, -con mirada fija y voz calmada- El gran reino que forjaron nuestros antepasados está amenazado por todas partes. Por el norte, las tribus bárbaras atacan a los ejércitos. Por dentro, las personas exigen más cuidado de los gobernantes. Ahora, tras la muerte de nuestro amado padre, nuestra política flaquea. ¿Qué deseamos para el futuro de la Dropalia?

- Yo creo que somos muchas voluntades para dirigir este imperio. Lo más seguro es que suceda una guerra civil que merme nuestra fuerza y permita que las amenazas que has mencionado destruyan la Drupalia.

- Bramil, -interrumpió Aruk- tú lo has dicho. Estas circunstancias obligan una represión dura y una dirección firme de este reino. Tú sabes que no tienes la capacidad para actuar con crueldad y fiereza.

- Tienes razón, no tengo esa capacidad. No puedo ayudar en nada a mejorar esta problemática. No deben temer de mí. Queridos hermanos, recuerdo nuestros años de aprendizaje y como fuimos seleccionados como príncipes. Les deseo mucha suerte en lo que elijan. No aspiraré a suceder a nuestro amado Dropa. Que los dioses los iluminen y los protejan.

- Así no seas Dropa, no puedes renunciar a ser príncipe -Dijo severamente Proturno.

- Tienes razón. Nadie puede renunciar a ser lo es y nosotros somos príncipes.

- Habla claro, Bramil -ordeno Aruk.

- Ya habrá tiempo para debatirlo en concejo oficial con nuestros otros hermanos.

*****

- Señor, ya está listo el señuelo -habló un anciano general.

- Querido amigo, te prometo luchar por un futuro digno para sus nietos e hijos. ¿Ya está lista mi chalupa para irme a encontrar con sus hijos y nietos?

- Sí, todo está listo. Micil nos está vigilando, sabe que en cualquier momento partiremos e irá a cazarnos.

- No los atacará hasta que crucen las lomas que rodean la parte oeste del reino. Eso nos dará un día. Que los dioses reconozcan su sacrificio. Nos encontraremos en la otra vida -el viejo general se arrodilló y besó las manos de Bramil.

- No, amigo. Nunca más te debes arrodillar ante nadie, tú y yo ahora somos iguales. Ponte mi armadura de guerra, usa mis caballos de fuego. Actúa como un príncipe y manda a tus colegas a la más gloriosa muerte. Goza en la batalla matando a los rivales. Llama la atención de Micil. Lucha con él y déjale un recuerdo que jamás olvide. -cogió al anciano y le dio un gran abrazo, como si con eso le trasmitiera el valor y la fuerza que necesita el anciano para enfrentar la muerte segura- Adios.

*****

Bramil camino vestido como pordiosero y se encontró con su tía abuela materna de noventa y ocho años. Se abrazaron con tanta ternura. Él transmitía su amor y gratitud y ella la confianza que cumpliría su misión suicida al amanecer.

El príncipe llamó a las cuatro concubinas más leales y a tres de sus esclavos. Estos eran jóvenes, fuertes, bellos y ciegos. Ellos confirmaron que la chalupa tenía provisiones necesarias y a treinta niños menores de cinco años dormidos. Todos los demás (concubinas, esclavos, hijos adolescentes y familiares) estaban narcotizados esperando el fuego expiador. La pequeña comitiva se embarcó y marchó en dirección opuesta del ejército de doscientos soldados que salió raudamente a oscuras, guiados por un falso Bramil.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jul 09, 2020 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

La fundaciónWhere stories live. Discover now