Admite que me amas

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Había pasado una semana en el barco de los Muwigaras sin llegar a un destino luego de irse de la isla Gyojin. Y la tensión entre Nami y Zoro había subido.

¿Porqué? Quizá por esto.

FLASH BACK.

Nami seguía regañando a Zoro, una y otra vez, ya sea por dormir, o por beber. Y él no lo entendía, ya que él siempre fue así. Los regaños pasaron a mayores y comenzaba a molestar a ciertos Nakamas. Robin era alguien a quién le encantaba leer. Y la pequeña biblioteca era su santuario, o el acuario.

Zoro trataba de buscar un maldito lugar en dónde pudiera estar en paz. Pero la peli roja invadía cada uno de éstos. Asique recurrió a el santuario de Robin, la biblioteca.

- Robin... -Dijo el peli verde exhausto apoyado contra la puerta.

- Espadachin-san... -Dijo la peli negra un poco alarmada y dejó su libro en la mesa de madera- ¿Que ocurre? ¿Navegante-san de nuevo? -Zoro asintió- Si te preguntas si puedes dormir aquí, no podrás.

- ¿Porqué? -Preguntó preocupado el peli verde ya que Robin era su salvación. Puesto que Franky no lo dejó quedarse en su taller.

- La navegante-san viene en 5 minutos -Finalizó Robin

-Maldición -Pego su mano contra su frente-. Joder. ¿Por qué no me deja en paz?

-¿Será quizá por que siente algo por ti?

-Ni de coña. Esa gata ladrona buscara estafarme -Dijo convencido.

- Quién sabe... Oye ve a mi camarote. Podrás dormir por un rato mientras Nami está conmigo.

- Vale. Acepto porque estoy muerto de sueño.

Zoro se fue, y al cabo de unos minutos, entró Nami. Quien venía de la cocina.

- Ah... -suspiro- Ya no sé que hacer.

- ¿Que ocurre navegante-san?

- Es sólo... Zoro -Admitió- Ya no se que hacer para parar esta estupidez. Ni Sanji-kun puede tener algún efecto sobre mi... Debía ser él. Roronoa Zoro, el cazador de piratas. El que hiso que me sucediera esta estupidez.

- ¿Cual?

- Esque... -La peli roja suspiró- Olvidalo... -Escogió su libro- Leamos. -La peli negra asintió.

Mientras tanto con Zoro.

El peli verde se encontraba en frente del camarote de las chicas. Un lugar estrictamente prohibido para los chicos. A excepción de niños o animales. Y estaba arrepentido. Si Nami lo viera, le cobra hasta el alma, pero tenía el permiso de Robin. Asique se armó de valor y entró con una cara de pocos amigos. 

Cerró la puerta rapidamente para que nadie lo viese y luego lo delatase. Y se sorprendió. ¡Ese lugar estaba hecho un desastre! O almenos por un lado. Ropa tirada en el suelo, alguno que otro maquillaje, las camas desordenadas, papeles en todas partes. De seguro limpiarían ese día. Vió una cama arreglada y supuso que era de Robin. Ya que ella no sería desordenada como ciertas personas. 

Zoro animado e inseguro se acuesta en la relajante cama y se cubre con su cómoda cobija. Olía a ella, su perfume. Hasta hace tiempo, Zoro estaba enamorado de la peli negra pero ella no le correspondía y en los 2 años separados, pudo olvidarle. Aunque no podía olvidar su atracción por Nami. 

Entre el perfume de Robin, el peli verde se durmió totalmente cubierto por la cobija.

Mientras tanto con Nami y Robin. 

Se hacía tarde. Y a la peli roja le entraba el sueño. 

- Robin, iré a tomar un baño e iré a dormir.

Admite que me amas. (Zoro x Nami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora