Capítulo 3: Dos Bombones Colombianos.

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- ¿Nos podrías dar la cuenta? - Sin decir una sola palabra asintió reiteradas veces.

- ¿No ves que estoy hablando con mi novia? - Preguntó la ojiverde.

- ¿Tú no ves que está en horario de trabajo? ¿No sabes lo que es respetar espacios? -

- ¿No te enseñaron a no meterte en conversaciones ajenas? -

- ¿A ti no te enseñaron a respetar? -

- Xime, ya - Susurró la peliazulada.

- Xime nada, Poché. - Rodé los ojos.

- Solo ¿Me podrías dar la cuenta, por favor? -

- Claro. - Me extendió una pequeña carpeta con la cantidad a pagar y le entregué mi tarjeta. - Ya le regreso su tarjeta, un momento. - Asentí mientras cruzaba los brazos por sobre mi pecho - Ximena, vete por favor, hablamos más tarde. -

- No me moveré de aquí hasta que me digas a quién le ibas a dar tu número. -

- Que pesada, solo déjala respirar zanahoria, con esa actitud solo la vas a alejar de ti. - Laura se acercó a mi lado imitando mi posición, recorrí con la mirada el cuerpo de aquella chica pelirroja, para ser bonita era sumamente pesada.

La peliazulada regresó con  mi tarjeta, rebusqué entre mi cartera y le dí un par de billetes grandes en modo de propina.

- Gracias, y siento mucho tu situación. - Sonreí

- Lastima de bombón, en lo que se anda gastando. -

°•~•°

Al salir de aquel establecimiento llamé al chófer y pedí que por favor nos recogiera en la esquina, lo que menos quería era que la tipa de ojos verdes saliera y viera el auto en el que nos montamos e hiciera toda una escena, quisiera poder quitar las banderitas emblemáticas de Freely que adornan el auto, pero ya veía a los de seguridad diciendo que es lo que hace que nos traten "Especial" si tan solo supieran que hay veces en las que quiero ser tratada normal.

- En la noche hay que salir a bailar. - Acomodé mi postura en el asiento y sin prestar mucha atención al comentario de mi amiga, asentí.

Mi mente solo podía viajar hasta aquella chica peliazulada de grandes ojos verdes, su forma de caminar, de sonreír, su manera tan amable de atender a los clientes, siempre sonriente - Solté un suspiro pesado viendo por la ventana - Nunca en mi vida había podido imaginar que a una chica le podría gustar otra chica, y ahora lo tenía comprobado, a mi jamás me había gustado nadie, supongo que al crecer acompañada de prototipos de hombres perfectos que leía a diario, me hacía ser algo exigente al momento de sentir atracción hacia algún hombre, en cambio, con la peliazulada, fue algo más allá de todo lo que me ha enseñado la literatura, aunque ahora puedo entender a las protagonistas cuando ven por primera vez a su chico, esa conexión que sienten con la primera mirada, las mariposas en el estómago que más bien parecían alcones volando en todo mi ser, el choque de electricidad al tenerlo cerca. Nunca lo había sentido con nadie, hasta ahora, con una chica de cabellos azules.

- Si sigues pensando tanto en ella, mañana volvemos a desayunar en el mismo lugar -

Agite un poco mi cabeza y negué.

- No estoy pensando en ella. -

- Ajá, y yo soy la mamasita de Beyonce. - Rodó los ojos.

- ¿Beyonce? - Pregunté, no conocía a nadie con ese nombre tan singular. Laura golpeó su frente en modo de frustración y sonrio.

Un Corazón Para La Realeza.-Calle y PochéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora