-¡EXIGO QUE ME CUENTES, DESGRACIADA!
-Claro. Te lo cuento por whatsapp, mi vida. Debo colgar. Te quiero amor.
-ADIOS NENA.
Termine la llamada y mire a Harry, que miraba el retrato de su Buró.
-¿A donde iremos, Harry? ¿porque ese vestuario?-le pregunté sentándome en su gran cama.
-Así que aún no nos casamos y ya me engañas.
-Ja ja ja-reí con sarcasmo- ¿Crees que me gustan los Gays?
-Pues por cómo lo llamaste, parece que sí.
-¡Eddy! No seas idiota, es mi mejor amigo de la escuela y se llama Jair, y mantiene una relación con un hombre llamado Angel.
Me acosté en su cama y rei.
-Es un gay pasivo. Por si te interesa.
-¡Hey!
Comenze a reír como una loca desquiciada en su cama desacomodando la colcha, luego el río también y se sentó en la esquina de la cama.
-¡Oh, vamos Harry, no seas amargado y salta en la cama!-le grite levantándome y jalandole el brazo
-No, Darianne. Tengo 20 años.
-¿Y? Yo tengo 19.
-Darianne.
-¡Vamos Harry! Por favor.-hice pucheros y el sonrió y se subió a la cama. Sonreí y comenzamos a saltar. Después de varios minutos caí rendida y el cayó a mi lado.
-Tu cama es muy cómoda.
-Nuestra cama.
Mi piel se erizo por completo.
***
Después de varias horas de platicar con Harry y ayudarle a acomodar algunas cosas de su casa, salimos de su casa y subimos al auto.
-¿A donde quieres ir, Darianne?
-Por unos helados.
-Bien.
Llegamos al centro comercial y bajamos. Harry se puso unos lentes y tomó mi mano y caminamos. Unas personas se acercaron a Nosotros.
-Dary... no digas nada, ¿ok?
Me quedé callada sin entender lo que dijo.
Alguien me jaló de brazo y me tomo una foto.
-¿Quien eres? ¿La nueva conquista de Harry? ¿Cuantos años tienes? ¿Cuanto llevan juntos?
Harry me jaló de la mano y entramos a la heladería. La muchacha de ahí se le quedaba viendo a Harry tanto que se le caería la baba. Ahora si, haré el papel de esposa ahora mismo.
-¿Amor?-le dije y Harry me miro.
-¿Que pasa?
-Quiero una nieve de limón y fresa.
-Sí, mi amor.
-¿Que va a querer?-le dijo esa rubia sonriendo.
-Una nieve de limon con fresa y una de coco.
-Con gusto.
La chica sirvio las nieves y se las entregó a Harry.
-Olle, amiga. ¿Puedes traer un balde?
-¿Para que?-dijo sin dejar de ver a Harry.
-Para que no empapes el piso con tu baba.
-¿Y eso porque? ¿No quieres que mire a tu hermano?
-No, mi hermano no esta aquí, sólo esta mi esposo, y tampoco quiero que lo mires.
-Jajaja, tu esposo, y ¿donde esta? ¿en la revista, o en la novela?
-Frente a ti, y si, en las revistas esta, el famoso Harry Styles.
-Darianne, Basta. ¿cuanto es?
-15 euros.
-Aquí estan.
Bien, ahora la mujer estaba temblando.
-Lo siento.
Me aplaudí mentalmente.
-Esta bien, ¿nos vamos?
-Si.
Salimos de ahí y ya no había mucha gente.
- Me sorprendes, Darianne.
- ¿y? No nomas por que nos casamos sin amor no sea que tenga que dejar de que mi marido se valla coqueteando.
Una carcajada salió de sus labios.
Unos minutos después, ya estábamos arriba de su auto.
-Y ahora, ¿a donde?
-A donde quieras ir.
-¡Al balneario!
-Harry...
-Pues tu dime, yo tengo ganas de mojarme.
-¡Pues mojate!
-Ya pues, querida, vamos a casa.
-Noooooou!-grité, no quería ir a casa.
-Entonces a donde, querida?
Me quedé un rato en silencio.
-A la feria.
-Bueno, a la feria vamos.
Un buen rato conduciendo hasta llegar a una zona boscosa y con tierra en el piso, Harry freno en seco.
-¿Que pasa?
-No meteré la camioneta aquí. Hay mucha tierra.
-¡Harry!
-No quiero.
Abrí la puerta bruscamente y me bajé, tenía tacones y camine con algo de dificultad.
Escuche la puerta dél carro abrirse y luego cerrarse.
-¿eres tan sentida?
-Sí.
-Bah.
Camine más rápido y llegamos a la entrada de la feria.
-¿dejarás tu auto ahi?
-Si.
Sé quedó en silencio y luego me abrazó.
-Eres muy enojona, ¿sabes?-me dijo en el oído, ¡maldita sea! El sabe perfectamente como poner mi piel como gallina.
-¿Sí?-pregunté irónicamente-, pues estoy orgullosa de serlo.
Me separe de el y camine lo más rápido que pude hasta llegar a la acera, firme y cómoda.
-Darianne, esperame aquí. ¡no te vallas! Llevaré la camioneta a un lugar seguro.
-Ojalá y la hayan cargado un millón de pájaros.
Una ronca y fuerte carcajada llegó a mis oídos, mire hacia atrás y, a menos de 2 metros, el serio empresario se encontraba cagándose de la risa.
-¿¡De qué te ríes!?
Siete.
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