—Aquí estoy. —Susurró a mi oido.

Me di la vuelta y allí estaba Valmon, me sorprendía de como ella, una persona tan mala, sin alma ni corazón podía ser tan ¿Perfecta?. Esta tenía una cola en su hermoso cabello rojo, era de piel blanca y unos muy hermosos ojos grises, tenía un vestido rojizo que dejaba ver la silueta de sus pechos y este llegaba hasta rodillas y tenía puestos unos tacones que combinaban con este.

—Ya estoy cansada de ti estúpida. —Le di una cachetada.

Al principio creí que no le dolería ya que es un fantasma pero al sentir como mi mano chocó en su rostro y al oír su chillido de dolor sentí una rica sensación que no sentía desde hace mucho.

—-tomó su mejilla. —Maldita eso me dolió. Espera ¡Eso me dolió!. —Se quedó mirando por un momento y comenzó a correr.

—¡Uh! Esto me va a encantar. —Corrí detrás de ella.

El pasillo se alargo pero igual la veía cerca, me daba risa ver como ahora era ella la que me temía, salté hacia ella al ya tenerla más cerca y cayó dándose un fuerte golpe en su rostro, le di la vuelta y comencé a ahorcarla.

—¡Vas a morir perra! Esto es por cada una de las cosas que me has hecho.

Ella me rasgó con sus uñas un poco el rostro, me lo toqué y vi sangre, ella aprovecho y me lanzó al piso, uno de sus tacones se rompió y se quitó los dos, agarré uno y se lo lance en la cabeza, ella se mareó por el golpe y cayó, aproveché y la tomé del cabello, ella gritaba de dolor «Cosa que me encantaba» la baje arrastrada por las escaleras sin piedad y al tenerla en la cocina de aquel lugar tomé un cuchillo.

—Ahora si que acabaré contigo. —Sonreí.



****

Desperté respirando y levantando el pecho con desesperación, mamá se asustó y me dio una cachetad, allí volvió el razonamiento.

—¿Qué sucedió?. —Aún respiraba desesperadamente y estaba totalmente sudada.

—No se, yo también me pregunto lo mismo. —Tomaba su pecho. —Por un momento estaba recostada en mi cama y en otro estabas gritando como loca. —¿Qué sucedió?.

—Nada mamá, solo un sueño que me hubiese gustado que siguiera. —La abracé.

—Son las seis de la mañana ¿No vas a ir al colegio?.

—No pensaba hacerlo pero tengo que hablar con alguien así que iré.

Tomé lo primero que encontré ya que no iba específicamente a entrar a una clase sino a hablar con Jeneth, me subí al auto y fui. Al llegar aparque mi auto en el lugar más cercano al colegio y allí la vi, dos chicas estaban burlándose de ella y seguido de esto le lanzaron una merengada en su camisa. Corrí a alejarlas pero Jeneth no me dejo solo dijo “Espera” segundos después que ellas se iban dijo “Mira”, al esas dos chicas intentar cruzar la calle un autobús se las llevo por delante destrozándolas todas.

—Estaba asombrada. —¿Cómo hiciste eso?. —Pregunté.

—Yo no lo hice.

—¿Quién lo hizo entonces?.

—Todo él que me hace daño termina así. —Respondió bajando el rostro.

No quise preguntarle mucho ya que se le botaba que no quería hablar de eso, así que le ofrecí llevarla a mi casa para que se cambiara de ropa, ella accedió. La llevé a mi casa y al llegar se la presente a mi madre, fuimos a mi cuarto y comencé a buscarle algo lindo.

—¿Te gusta esto?. —Pregunté mostrándole una blusa rosa con tirantes que llegaba hasta el ombligo.

—Yo no uso ese tipo de cosas.

—Póntelo, quiero ver como te ves con eso. —Le sonreí.

Ella accedió y se la colocó, tiene cuerpo de modelo sin mentir.

—Wow que bien te queda. —Dije asombrada.

—¿Enserio me veo bien?.

—¡Enserio! ¿Quieres un cambio de moda?. —Pregunté.

—No lo se, esto es nuevo.

—Vamos, así encontraras al fin a tu chico.

—Esta bien. —Dijo aún dudosa.

Comencé a buscarle hasta que al fin encontré algo lindo y que a ella le gusto, un pantalón negro junto con una blusa fucsia y unas zapatillas negras, ella se lo coloco y me asombré de lo bien que le quedaba eso.

—Te vez fantástica pero deberías soltar tu hermoso cabello castaño y quitarte esas gafas, tengo unos lentes de contacto color verde ¿Los quieres?.

—Claro. —Sonrió entusiasmada.

Al ya ella estar lista y mirarla de pie a cabeza no me quedo más que decir:

—Wow te ves mejor que Jennifer Lopez. —Tenía una cara de asombro.

—Gracias. —Soltó una pequeña risa mientras le daba vuelta a su cabello y se miraba.

—¿Quieres ir al café nuevamente?. —Sonreí ya que sabía que el mesero de la ultima vez le gustaba mucho.

—Si por favor.

Bajamos y al mamá verla preguntó:

—¿Esa es la misma chica que trajiste?. —No aguante la risa.

—Si mamá.

—Wow, eres muy hermosa.

—Gracias. —Sonrió.

Nos despedimos de mi madre y nos fuimos al café, al llegar todos nos miraron, nos sentimos en la mesa que estaba cerca de la salida, minutos después llegó el mismo mesero.

—¿Quieren algo señoritas?. —Preguntó mirando a Jeneth.

—Danos... —No termine la frase.

—Dos refrescos por favor. —Le sonrió tomando su mano.

Él se quedó unos minutos allí y al reaccionar los fue a buscar, contenía la risa en ese momento.

—Wow si que has aprendido Jeneth.

—Todo es gracias a ti. —Sonrió y me guiñó el ojo.

El chico llegó rápido y nos entregó los refrescos pero el de ella se lo dio junto a un papel, era su número de teléfono. «Que rápido aprenden»

Mi teléfono comenzó a sonar, era Anabel, iba a atender pero corto la llamada, la llame y...

—Todo esto es tu culpa maldita. —Gritó alguien.

—Ya déjame en paz. Vas a morir. Yo lo sé.

—Cállate de una maldita vez si no quieres ir al infierno ahora mismo.

—No me callaré, se que morirás, Marilyn te matará.

—¡Marilyn! Esa estúpida me venció por ahora pero ahora vera lo que le viene.

—¿Qué piensas hacer?.

—Acabaré con ella de la peor forma posible.

—¿De qué hablas?.

—De su madre...

No te metas con ella [Borrador]Where stories live. Discover now