Día 1: Embarazo

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Madre Rusia.

Secreto... mantelo en... secreto...

Es lo que nuevamente se dijo Rusia al mirarse en el espejo de cuerpo completo que se encontraba al otro lado de la habitación donde de encontraba hospedado.

Al país europeo se le notaba cansado, ojeroso y... fuera de forma.

Pero él no podía darse el lujo de tomarse un día de descanso. Tenía cosas que hacer, lugares a los que ir, tenía que aparentar para el resto del mundo que él se encontraba tan fuerte y activo como siempre había sido. Nunca demostrando alguna debilidad.

Y así, que con todo el peso que significaba su carga. Se levantó de la cama y fue derecho al lavabo para iniciar su día.

Cepilla tus dientes.

Lava tu cara.

Aplica el maquillaje a tus ojos.

Ponte tu faja.

Ponte tu traje.

Ponte tu abrigo.

Y ahora... ruégale al cielo que este día no sea tu último día.

((Que no lo descubran, que no lo descubran))

Llega a la recepción del Motel barato donde pasó la noche, entrega la llave de sus habitación, sin tener contacto visual con la anciana que se despide de él amablemente desde su lugar. Actitud fría, corazón frió... como siempre debió ser.

Rusia sale solo a las frías calles de Moscú, y se dirige a la sede de su trabajo el Kremlin. Antes, el caminar más de veinte cuadras entre las calles de Moscú, nunca le hubiera importado. Le gustaba caminar entre sus calles, entre sus gente. Pero ahora era un verdadero suplicio el tener que caminar esa distancia con los pies hinchados y con 10 kilos extra. Maldita sean las circunstancias.Pero Rusia siente un golpe. Bueno... maldita sea... solo la distancia.

Finalmente vislumbra la Plaza roja y cerca de esta muchas cafeterías que lo invitan a pasar, con el calor y los olores que de estas emanan. Pero Rusia se resiste, tiene que llegar al trabajo y además... no puede quitarse el abrigo.

Reanuda su marcha sin mirar atrás; llegando finalmente al Kremlin. Pasa el control de seguridad y se dirige a su oficina por aquellos pasillos que conoce como casa, agradece el frío que sus paredes transmite, permitiéndole llegar hasta su oficina sin tener que quitarse el abrigo.

Lo recibe cálidamente su secretaria, una humana la cual se pone inmediatamente a sus disposición. Rusia le pide que le traiga el desayuno de costumbre y que una vez que termine llame a Dmitri y a Putin a su oficina, ya ha llegado la hora de que se trate un asunto de suma importancia para el desarrollo futuro del país.

((Lo que desconocía la muchacha era que para Rusia le importaba un bledo lo que tendrían que decir esos dos acerca de su noticia, a diferencia del pasado, esto Rusia lo había decidido de antemano y no había nada que alguien pudiera hacer para detener su cometido. Esa reunión, solo era para informarles de lo que vendría, una simple cortesía))

Ella al terminar de oirlo, inmediatamente se despide para hacer su cometido, no sin antes darle sobre aviso que tiene una visita programada a eso del medio día. Y Rusia con un poco de enfado le recuerda que hace meses que tenía canceladas todas las visitas. Él se había entregado únicamente al trabajo de escritorio durante meses, cancelando toda reunión diplomática con cualquier país, negando cualquier encuentro casual... incluso con su misma familia.

Pero esta le pidió disculpas, pero esta reunión tenía que hacerse, y esa era una orden del mismo Putin.

((A Rusia en este momento le importaba un bledo lo que Putin dijera, él no se iba a presentar a tal reunión. ¿Con que podrían amenazarlo? El día que Rusia ya no fuera admitido en Kremlin, ese día estallaría Revolución... igual que su padre))

Semana RusMexWhere stories live. Discover now