Ahora sí había metido la pata.

—¡Hablen!

Normalmente cuando robaba o hacía trampa en el LaserTag yo me dejaba guiar por mi instinto de aventura, ya que nadie le daba tanta importancia a esas tonterías. Pero en esta ocasión todo era distinto.

Me había atrevido a hacerle frente a un furioso miembro del Sexo Perfecto.

Cualquiera que lo hiciere no vivía para contarlo.

— ¿Acaso fuiste tú, maldito imbécil? —y ver el rostro de ese miembro reflejando ira y frialdad me hizo darme cuenta de que tal vez no iba a salir vivo de ahí—. ¡¿fuiste tú?!

Todo el valor que emanó de mi corazón luego de ver a Jeremy morir desapareció, permitiendo le al miedo tomar su lugar y fortalecerse por cada segundo que veía a ese demonio dirigiéndose a mi celda.

—¡Habla! —Un monstruo que con el poder de eliminarme en un solo santiamén.

Ahora solo sentía frio.

El miembro estaba lo bastante seguro de que yo era quien se atrevió a hablarle.

Ahora solo tenía dos opciones; Quedarme callado y dejar que diese la orden como sí nada o de tratar de salvar mi vida pidiendo perdón.

¿Pero qué le iba a decir?

'Perdón...' 'No quise interrumpir...' 'Fue solo un error' o...

"Jeremy" mirar el cuerpo del chico al que ayudé a levantarse.

El Imperfecto inocente que me ayudó a recordar la diferencia entre el valor y la cobardía.

—U-u-u-u-sted...,

—¿Qué dijiste?

—U-u-u-u-sted —aunque no de la forma en como yo lo esperaba.

—Repite lo que estas diciendo.

—Usted lo mató.

—¿Qué?

—¡Usted lo mató!

—¡Habla más fuerte idiota!

—¡DIJE! ¡Que usted lo mató! —por primera vez en muchos años un miembro del sexo Imperfecto se atrevio a decir lo que nadie podía —¡Asesinó a Jeremy! —La verdad.

Los miembros de las otras celdas al igual que el resto de los espectadores se concentraron en nuestra escena.

—¿Te atreves a llamarme "asesina"?

—¡Sí!

—¿Por qué?

—¡Porque eso es lo que es! ¡Una asesina!

—¿Y qué te hace pensar que tienes el derecho de llamarme así?

—¡Usted ,mató a Jeremy...!

—¿Matar? —pero ella no parecía consciente.— ¡Espera! ¿Acaso hablas del idiota que no lograba mantenerse en pie?

—¡Se llamaba Jeremy...! ¡él era mi amigo...! ¡Y usted lo mató!

—¿Y solo porqué ordené matar a un Imperfecto crees que tienes el derecho de alzarle la voz a Marron Wintinfield?

—¡No me importa quien sea usted! ¡Lo único que me importa es decir la verdad!

—¿A qué te refieres?

—¡Jeremy necesitaba ayuda!

—¿Y eso qué?

—¡Él era un buen chico!

EXPERIMENTOS LOS ORÍGENES, DOMINADOS, Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora