Muerte.

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*-Oh Ángel, de haber sabido que esto pasaría nunca te... ¿por qué nunca dijiste nada?*
Se pronunció mentalmente recordando esa imagen... el recuerdo de aquel anuncio forense que no hacía más que dañar la mente de ██████.

Su madre se levantó de repente, la sala estaba llena  era difícil moverse entre la multitud que por una u otra causa conocían a Ángel, golpeados y tratando de asimilar la verdad acerca de todo el asunto: Ángel llevaba días decaído, casi marchito del todo. Su única salida al parecer fue importunar accidentalmente a todos con la irrealidad de lo que nadie nunca suele esperar, pensando siempre en el "eso a mi nunca me pasaría", repentinamente su hombro empezó a moverse suavemente con una cálida mano encima del mismo, era su madre:
-Vamonos cariño... volveremos cuando las cosas se hayan calmado -dijo con un tono algo quebradizo pero con fe
-¿por qué simplemente no dijo nada?- la pregunta cayó cual piedra, la madre pensó un par de segundos y respondió un poco desganada:
-A veces el vecindario que se encuentra entre nuestros oídos es un mal lugar, nadie debería estar solo ahí pero... muchas veces pedir ayuda no es una buena opción- se hizo un silencio entre los dos un poco opacado por el murmullo de la sala, luego siguió:
-¿es tan fácil hacer que alguien decaiga?.. es curioso cómo y qué tan rápido suele caer la mente de alguien.
-Cuando alguien decae es porque pierde su esperanza, la fe se marchita y la felicidad se vuelve un concepto muy lejano.
-Tengo muchas cosas para decirle...-dijo volteando su cabeza con los ojos entrecerrados y un visible gesto de frustración, entonces su madre alzó su cara y le dijo con una sonrisa muy reconfortante:
-Escribamos una nota entonces.
El plan había funcionado, el joven chico volteó con un pequeño resplandor en sus ojos y con notable velocidad tomó un lápiz y pidió de entre la multitud hojas de papel blanco. Empezó la carta a su amigo con saludos cordiales y el apodo respectivo para Ángel:
-¿qué podría poner?-dijo con notable frustración y duda
-¿qué quieres decirle?
-...se me ocurrió algo- dicho esto, tomó el papel, se recargó en la mesa del comedor y comenzó a plasmar su sentir en aquella carta tan nostálgica.
*¿Cómo expresar la falta que me harás con palabras?, hoy las nubes están muy altas y dudo que usando el camino de los sueños pueda alcanzarte ésta noche.
Cuando pienso en ti recuerdo esas palabras tan impulsivas y decepcionadas que solías decir sin contexto, entre bromas y desganado...esa no es forma de vivir.
Hasta el último día de mi vida me arrepentiré de no haberte dicho lo que debía, porque haz fallecido y ya no podré escuchar tu solitario cantar todos los días... deseo con todas mis fuerzas que la memoria siga presente aún cuando se acabe el día... ¿por qué no me lo dijiste de frente?*
-Ojalá nada de esto haya sido en vano- dijo con una sonrisa de felicidad muy fuerte y ojos rojizos esperando al llanto, su madre le dijo:
-Siempre que alguien pueda entender lo que tengas por decir, jamás será tiempo perdido.
-¿crees que lo lea?- dijo volteando rápidamente hacia su madre con unos ojos llenos de lágrimas, a punto de llorar y con el corazón partido, su madre lo abrazó rápido y dijo:
-Algún día lo leerá, por ahora sólo hay que esperar.- explicó su madre
Dicho esto, dejó la carta en manos de la madre de Ángel y pidió que antes de que el cuerpo se enterrara le dieran ésta carta para que al menos (en palabras del chico) "tuviera una lectura ligera de camino a su nuevo hogar".

Hecho esto, madre e hijo tomaron sus cosas para antes de irse. El chico dio un pequeño vistazo a la habitación donde solía pasar tanto tiempo con su amigo, la sala donde jugaban y el comedor donde habían compartido tantas historias juntos para sólo repetirse mentalmente:

-Sólo recuerdo que... la parada de camión donde nos sentábamos a hablar tenía un cielo azul, el azul más hermoso que recordaré hasta siempre.
Al escuchar esto en la sala, la madre de Ángel rompió en amargo llanto, porque desde que su hijo se había ido, la casa estaba más silenciosa...como un cementerio.
Subieron a su auto sin decir palabra alguna, sin despedidas o palabras de respeto, sólo tomando ruta hacía su hogar ya que no había nada más que tranquilizarse y esperar que el mañana superara con creces el hoy... el asqueroso y triste hoy que tanto los había castigado. El camino hacía su hogar era tranquilo y sin muchas distracciones para evitar posibles conversaciones que nadie quería pero debían tocar, sólo un silencioso camino de inicio a fin.
Eso hasta que en un semáforo cualquiera, en una hora de tráfico regular por una zona semi poblada escucharon el motor a toda velocidad detenerse a su costado, una moto con 2 tripulantes que bajaron y pronunciaron aquellas palabras que cualquiera quisiera evitar durante un trayecto con un contexto así:
DEME SU MALDITO TELÉFONO Y CARTERA.
Y en el intervalo en que terminaban las palabras y apuntaba su arma por sobre el cristal del copiloto, el momento de irrealidad dentro del chico no cesó, sólo quedó perplejo cual estatua viendo fijamente al agresor que buscaba desesperadamente por recursos.
Con arma de fuego en mano y un ligero aroma a alcohol exhalando por todo su ser, toda ésta situación apuntaba a lo peor, ██████ simplemente se mantuvo en shock, balbuceando un par de palabras inentendibles que dieron por terminada la paciencia de los asquerosos ladrones, los cuales sacaron por la fuerza al chico del auto y entre los alaridos asustados de su madre, revisaron de pies a cabeza al chico en busca de cualquier cosa que pudiesen tomar: daban golpecillos en sus bolsillos del pantalón, entre sus brazos y playera también, casi como si fuese a pasar por la aduana para visitar algún otro país.
Al no encontrar la gran cosa aparte de un par de monedas, fueron hacía la cabina del conductor donde se encontraba la madre que luchaba porque se alejaran de ella, repentinamente el shock se quebrantó y el chico fue a tratar de taclear a los asaltantes, ésta acción sin mucho éxito pero consiguió algo mejor: quitaron la atención de su madre y fueron sobre él, uno de los hombres lo golpeó en el estómago y lo derribó, para que luego lo golpearan cobardemente en el suelo sin clemencia alguna por su vida, uno de los asaltantes exclamó:
-esto consiguen los estúpidos- dijo con cierto orgullo y furia en su hablar
-ahora verás qué pasa con los estúpidos- dijo el otro y acto seguido, levantó al chico y lo posó en el auto de brazos cruzados sobre su espalda magullada por la violencia de los golpes, entre un par de gemidos de dolor y sangre de sus heridas expuestas, el chico gritó con dolor y voz algo quebrada:
-¡¡¡DÉJENOS EN PAZ!!!
-Cállate estúpido niño
Dijo el ladrón golpeando con la culata de su arma la nuca del chico, paralizandolo en un instante y habiendo terminado el trabajo, se fueron a toda velocidad por la vía pública de la que habían salido, dejando así a una madre asustada con un hijo "dormido" en el piso, sangrando y golpeado con una respiración casi imposibilitada del todo.

Mientras lentamente se nublaba su vista y los sonidos se hacían cada vez más distantes, llegó una voz a su mente, la única voz de los alrededores que aún podía entender lucidamente, la voz de una chica que le susurraba al oído:
-Resiste, llegaré pronto.
Y poco antes de perderse dentro de su mundo de sueños, llegaron las ambulancias y el chico sangrante dijo entre suaves murmullos:
-Esperaré lo que necesites...

Fantastic dreams of a magicianWhere stories live. Discover now