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La castaña se encontraba acostada boca arriba en su cama, mientras miraba el techo. No tenía idea del por qué había reaccionado de esa manera. Bueno... si sabía la razón. Pero no era lo suficientemente capaz como para admitirlo abiertamente. Se rió de sí misma internamente ya que no pudo seguir el consejo que le había dado a su amiga hace un rato.

— Que ese sentimiento de celos no te consuma — habló en voz alta. En su mente apareció la viva imagen de Draco Malfoy y Valery Eastwood, ambos muy cerca, mirándose a los ojos mientras la distancia entre ellos se iba disminuyendo. Cubrió su rostro con ambas manos y soltó un pequeño jadeo. Escuchó que llamaban a la puerta — ¿Quién es?

— Soy yo. Luna. ¿Puedo pasar?

— ¿Luna? — se incorporó rápidamente de su cama y le abrió la puerta — ¿qué haces aquí? — preguntó al ser abrazada por su amiga.

Luna se separó de ella y la miró atentamente — Vine a saber cómo te encuentras. Me encaminaba hacia el gran comedor y me preocupé mucho al verte triste en el pasillo. ¿Qué ocurrió?

— Nada en realidad — la castaña cerró la puerta y ambas chicas tomaron asiento en la orilla de la cama — bueno... en realidad si pasó algo.

— Sabes que puedes contar conmigo. No se lo diré a nadie.

Hermione suspiró profundamente y se recostó en la cama, dejándose caer hacia atrás — no sé qué es lo que me está pasando.

— ¿Con respecto a tu rendimiento escolar? No te preocupes. Todos podemos sacar malas notas alguna vez.

— Preferiría mil veces que fuera eso.

Luna se cubrió la boca con ambas manos y abrió los ojos como platos — ¡¿Hermione Granger diciendo algo así?! Entonces si debe de ser algo grave — la castaña soltó una pequeña risa ante la reacción de la ojigris.

— Creo que si exageré un poco. No tanto así... la verdad es que... — se mordió el labio inferior — me incomodó ver a Valery Eastwood tan cerca de Draco.

— ¿Valery es la chica nueva de Slytherin, no? — Hermione asintió — no tendría por qué incomodarte eso. Ustedes solo son amigos.

— Es lo mismo que pensé... pero me fue imposible el no sentirme extraña ante esa situación. Parecía como si estuvieran a punto de besarse.

— ¿Qué sentiste exactamente?

— Una punzada en el pecho. Y... me sentí algo molesta. Y esa molestia comenzó a incrementar cuando me comenzaron a preguntar si yo "estaba bien" — son ambas manos hizo el gesto d mover los dedos índice y medio, haciendo alusión a las comillas — creo que estoy volviéndome loca.

— No estás loca. Es normal sentir algo así cuando te estás enamorando de alguien.

— Si. Tienes ra... ¡¿Qué yo qué?! — se incorporó de la cama y la miró con una expresión de horror — ¡eso no puede ser posible! Solo somos amigos.

— Claro que sí, Hermione. El verlo con alguien más te afectó. Te sentiste celosa al verlo con ella.

— Claro que no. Es más. Él puede relacionarse con quien quiera. No tenemos una relación amorosa o algo por el estilo.

— Eso sí.

— ¡¿Pero por qué con ella?! — volvió a cubrir su rostro con sus manos durante unos breves segundos — yo no sé qué le ven los demás chicos — se cruzó de brazos — puede que sea algo bonita, de cabello castaño ondulado... ojos color café... un poco delgada y casi de mi estatura... pero aun así no le encuentro mayor chiste.

Luna comenzó a reírse — Vaya, Hermione. Creo que si estás demasiado celosa. Y eso que según tú, solo eres amiga de Draco.

— ¡Que no estoy celosa! Ya te dije que no lo puedo ver como algo más.

— ¿Acaso es por lo que te hizo en años anteriores? — la castaña no dijo nada y solo desvió la vista — me lo suponía. Una parte de ti no cree en él. Hermione, él ha cambiado. Y eso lo ha estado demostrando día con día. ¿Acaso no confías completamente en él?

— Sé que ha estado cambiando y por supuesto que confío en él. Pero...

— Pero nada, Hermione — se levantó de la cama — lo mejor que puedes hacer en este caso es reflexionar acerca de lo que sientes. Tómate tu tiempo.

— De acuerdo — imitó la acción de la rubia y se dirigió hasta la puerta.

— Ten siempre en mente que en el corazón no se manda.

— De seguro ya es algo tarde — susurró — lo mejor es que vayamos a dormir.

— Tienes razón. Acompáñame hasta la sala, por favor. Fred y Harry nos están esperando.

La castaña asintió. Salieron de la habitación y bajaron con lentitud los escalones sin compartir otras palabras. Al llegar, se percataron de que Fred y Harry estaban sentados en el sillón que estaba cerca de la chimenea de la sala común. Los chicos al escuchar las pisadas, se giraron y se incorporaron hasta donde estaban las chicas.

— ¿Todo bien? — preguntó el pelirrojo mientras miraba atentamente a Hermione — no te preocupes, yo me encargaré de darle su merecido a Ron.

— No es necesario que lo hagas. Y estoy bien — sonrió tímidamente. Harry se acercó a su mejor amiga y le extendió la caja de chocolates — ¿y esto?

— Te lo manda un amigo nuestro. Por cierto: Me dijo que esperaba que te sintieras mejor.

La chica destapó la caja cuidadosamente y tomó un chocolate, para después, ofrecerles uno a los demás. Tomó la pequeña tarjeta que se encontraba ahí y la sostuvo con ambas manos. Se alejó un poco de sus amigos y comenzó a leer:

"Dicen que si le regalas chocolates a alguien, es una manera de expresarle a la persona lo especial que es para ti. Y yo pienso expresarte lo especial que eres para mí día con día. Con o sin chocolates. Espero que te gusten.

Te quiere: Draco Malfoy

PD: No te sobre-esfuerces tanto con los deberes, mi linda sabelotodo"

Una enorme sonrisa se escapó de sus labios de manera involuntaria y guardó discretamente la tarjeta en su bolsillo. En ese momento, hicieron acto de presencia los Weasley restantes, acompañados de Neville Longbottom.

— Hermione — Ron, quien llevaba cargando muchos pasteles de calabaza, se apresuró a caminar hacia donde estaba ella — perdón por haber hecho que te molest...

— No es necesario que te disculpes, Ronald — interrumpió la castaña — ya todo está olvidado.

— ¿Hablas en serio?

— Ya te dije que si — la chica sonrió de manera sutil.

— Pero de nuestra parte no está olvidado — habló George. Se acercó a su hermano menor y le arrebató los pasteles de calabaza, para así repartirlos entre todos. Se colocó al lado de Luna y le entregó los que a él le correspondían, con la excusa de que se sentía demasiado lleno. La Ravenclaw los aceptó con timidez y agachó la mirada mientras comía su primer pastel, mientras que el pelirrojo sonreía satisfecho.

Hermione observó las acciones de ambos, y lo primero que cruzó por su mente... fue que el momento sería más lindo si Draco estuviese con ellos. 

Un amor imposible puede ser posible [Dramione] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora