José Miguel: vaya que ha sido un largo día, pensé que los niños no iban a dormirse pronto; no puedo creer que Rosendo le haya dicho la verdad a Cecilia Benita.

Valentina parecía tener la mente otra cosa, recordaba a su mamá y a Benita.

José Miguel: Bonita, está todo bien?

Valentina: ehh ¿ que me decías?

José Miguel: que tienes? Porque estás tan pensativa?

Valentina: es por lo que dijo Cecilia Benita.

José miguel: sobre mi padre?

Valentina: si también.

José Miguel: te dijo algo más verdad?

Valentina: si.

Valentina regresó las fotografías a su lugar.

Valentina: Cecilia Benita me confesó que vió a mi mamá y a Benita mientras Rosendo la tenía secuestrada.

José Miguel: qué? Como puede ser posible?

Valentina: las vió en sus sueños, ambas le revelaron que todo iba estar bien y debía estar tranquila, que yo tenía un plan.

José Miguel: pero ella nunca supo que lo que planeaste con Fernando fue tu idea.

Valentina: por eso me pareció extraño, también me dijo que ellas nos cuidaban todo el tiempo.

José Miguel: en verdad es algo muy significativo, que más te dijo?

Valentina: nada, que Mi mamá era muy joven para ser su abuela, que Benita era muy dulce, se sintío protegida por ellas, claro seguro por eso no ha presentado signos de trauma por el secuestro.

José Miguel: podría ser.

Valentina: es lo mismo que vivi cuando Rosendo me secuestro hace años.

José Miguel: de que hablas?

Valentina: Benita estuvo todo el tiempo conmigo, lo sé, ella me dio fuerzas para resistir las condiciones en las que me tenía cautiva.

José Miguel: nunca me lo habías contado.

Valentina: perdóname, es que de alguna manera quería olvidar ese suceso.

José Miguel: entonces eso quiere decir que aquellos ya no están con nosotros nos acompañan desde donde están.

Valentina: creo que sí.

José Miguel: siempre pensé que cuando morias simplemente dejabas de existir, por eso quise que nuestros hijos llevaran los nombres de sus abuelos, para que algo de ellos viviera en nosotros.

Valentina: recuerdo el momento en que decidimos sus nombres.

José miguel: puede que no combinen muy bien pero la razón por la que los llevan es más importante.

Valentina se acercó y besó su mejilla, te dolió lo que dijo sobre tu papá verdad?

José Miguel: si! nunca pensé en revelarles esa patética verdad, desde que nacieron les he hablado de su abuelo y no comprendo porque Rosendo le confesó todo a nuestra hija, es tan pequeña.

Valentina: por que está solo como ella misma lo dice, es un ser atormentado por el odio, lo importante es que nuestros niños saben que su abuelo paterno es Don Federico y por las palabras mal intensionadas de Rosendo no van a dejar de querer su recuerdo, no te preocupes por eso.

José Miguel: tienes razón.

Valentina: que te parece si me ayudas a ponerme la pijama?

José Miguel: claro que si.

Con mucho cuidado José Miguel ayudó a Valentina a cambiarse de ropa, al verla con tan poca ropa sintió el impulso de acariciarla y besarla a lo que ella correspondió de inmediato.

Lentamente cayeron sobre la cama, Valentina estaba bajo su esposo, intentando acariciarlo mientras él hacia lo mismo .

 llevaban varios días sin que sus cuerpos tuvieran  un contacto tan intimo, de amarse y entregarse como por años lo habían hecho; el hacer el amor no sólo era satisfacer un deseo de sus cuerpos carnales sino la unión de sus almas, aquellas que parecían conocerse desde siempre.

Sus respiraciones empezaron a agitarse un poco, al igual que sus latidos, José Miguel acariciaba de abajo hacia arriba y viceversa las piernas de Valentina mientras ella acariciaba su tonificada espalda y entrelazaba sus dedos con sus cabello; sus labios se devoraban como si llevaran siglos de no tocarsen.

Cuando Valentina quiso quitarle la camisa y  'pero cuando estiro sus brazos se quejó.

José Miguel: estás bien?

Valentina: creo que hice un mal movimiento.

José Miguel: te duele?

Valentina: si.

José Miguel: es mi culpa! No debi propiciarlo!.

José Miguel se sentó, seguido por Valentina.

Valentina: no es tu culpa! Yo también lo necesito.

José miguel: ahora entiendo por que Felipe nos lo advirtió.

Valentina: discúlpame por favor.

José Miguel: no hay nada que disculpar, lo que más quiero es que te recuperes por completo, voy por agua para tus medicinas.

Valentina: gracias, mi cielo.

José Miguel le guiño el ojo, recogió la pijama y le ayudó a ponérsela.

Valentina: te prometo que cuando este permitido tendremos una noche muy especial.

José Miguel la besó tiernamente y bajó a la cocina por el agua...

SOY TU DUEÑA 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora