cap 58

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No se preocupen...no vi nada -contestó...Cecilia.

¿No pudo haber sido Diego o Pablo? ¡No! Había sido Cecilia la que nos había visto a la mitad de nuestro beso. Cubrí mi rostro inundado de vergüenza.

-Hey, ya pasó -me dijo riendo.

-¿Ya pasó? -dije irónica- Tu madre nos vio besándonos en su cocina y ¡¿tú me dices 'Ya pasó'?! -esto último lo dije haciendo una voz más gruesa semejando la de él, quien solo me miraba divertido.

-Es que no pasa nada, ross -dijo aún tranquilo- Después de todo, algún día se iban a enterar -acarició mi mejilla.

-Pero no así, ross.. -le dije mirando hacia abajo- Qué pensará de mí... -realmente me importaba mucho lo que su familia pensara de mí.

-Yo hablaré con ella y le explicaré -depositó un beso en mi frente- Y ya te lo dije, te adora -hizo que una pequeña sonrisa se colara entre mis labios- ¿Vamos? -me pregunto tomando mi mano y entrelazando nuestros dedos.

Caminamos escaleras arriba, solo que ahora estaba algo insegura.

-¿Y? -dijo ross cuando llegamos a la puerta de su habitación.

-Gracias por traerme... -bromeé.

-Espero y te hayas divertido -me siguió el juego.

-Sí...fue divertido -jugaba con mis dedos tontamente.

-¿Nos veremos luego? -preguntó sonriente.

-Por qué no... -le sonreí igual.

-Hasta...hasta luego... -dio un beso en mi mejilla, se dio media vuelta y comenzó a caminar.

-ross... -susurré un poco más fuerte y este rápido volteo.

-¿No te gustaría pasar? Y...no sé...¿platicar? -fingí nerviosismo.

-Me encantaría... -rápido regresó y me abrazó por la cintura.

Nos metimos en la cama, pasó su mano por mi espalda, yo pasé mi brazo por su cintura y recosté mi cabeza en su pecho, escuchando el tranquilo palpitar de su corazón.

Coló su mano por debajo de mi playera para acariciar mi espalda. Sin pretensión alguna. Solo me brindaba tiernas caricias, su respiración chocaba contra mi cabello y yo subía y bajaba al ritmo de su respirar. Era un momento único.

-Te amo, lau -eché mi cabeza hacia atrás para poder verlo a los ojos.

-Te amo, ross -le contesté antes de unir nuestros labios en un dulce beso.

Abrí mis ojos y me di cuenta de que lo que estaba en mis brazos no era lo que precisamente esperaba ver al despertar. Moví la almohada y giré pero tampoco había rastro de ross al otro lado.

Resignada volví a recostarme pero al ver el reloj en el buro de alado de la cama me levanté. ¡Eran las ocho treinta y cinco de la mañana! ¡Por qué ross no me había despertado antes de irse!

A la velocidad de la luz me puse de pie, tomé mis jeas junto con una blusa celeste, mi cepillo de dientes y corrí al baño. Después de una rapidísima ducha, cepillé mis dientes.

Me vestí con una velocidad olímpica y até mi cabello en una coleta alta. Salí de la habitación de ross no sin antes arreglar la cama fugazmente.

-Cecilia...¿sabes dónde está ross? -pregunté con una mezcla de nervios, pena y tengo que aceptarlo; un poco de miedo.

-Ay, cariño...recién salió a comprar unas cosas para el almuerzo... -me dijo con esa dulce sonrisa- Hay una tormenta terrible, llamé a tu madre y le pareció bien que faltaras al colegio, por eso les dije que no te despertaran -me explicó.

-¿Tormenta? -pregunté extrañada, si ayer había un sol apenas soportable.

-Increíble, ¿no crees? -me dijo riendo.

Caminé hacia uno de los grandes ventanales de la casa y efectivamente. Una tormenta terrible se había desatado. Ni siquiera parecía que era de día, el cielo estaba de un color gris oscuro, y se veía como el agua corría en gran cantidad por el piso.

Regresé al comedor donde estaba Cecilia, seguramente los demás dormían. Me senté a un lado.

-Cecilia, yo quería pedirte disculpas por lo de anoche... -tenía que hacerlo, no podía fingir que nada había pasado. Soltó una pequeña risa.

-No te preocupes... -me dijo aún con esa sonrisa- No pasa nada, a menos claro que tú no estuvieras de acuerdo con lo sucedido, entonces sí le llamaré la atención a ross -bromeó. Claramente sabía que yo 'estaba de acuerdo'. Reí tímidamente- Además...me encanta la pareja que hacen -me abrazó y era más que obvio que también la abracé. No podía ser más dulce- ¿Café o jugo? -me preguntó amablemente.

-Jugo -sonreí y caminé detrás de ella hacia la cocina.

El Niñero Raura <3Where stories live. Discover now