- Deja de babear por este cuerpo serrano  y métete  en cama - dijo este dando pequeños golpecitos en el colchón con mirada seductora.

Nada más meterme en cama le dí una buena colleja y como no él se quejó  como un niño pequeño.

- Eres  un cabrón - le esperé - sabes perfectamente que soy un saco hormonal  y no haces más  que provocarme-

- Pues  lo siento- dijo dándome la espalda  -  va a ser verdad  que las embarazadas tenéis un humor de perros,  pobre de mí  - murmuró  desde el otro lado.

- ¿Que has dicho? - pregunté  aún  sabiendo la respuesta.

- Nada,  que buenas noches  - mintió él.

Y así  acabamos el día,  de espaldas y mirando  hacia lados opuestos. Mañana comenzaba  una nueva vida con las personas que más  amo en este mundo.

Me dormí  pensando en todo lo que tenía que hacer en tan pocas horas pero el esfuerzo valdría la pena.

Unas horas después,  comencé  el día  con mal pié,  ya desde bien temprano  unas náuseas  terribles me obligaron a salir de la cama e ir al baño rápidamente.  Cuando por fin conseguí  salir del baño Álvaro seguía  durmiendo,  ajeno a todo,  no le culpable,  se estaba demasiado bien en cama.

Escuché  ruidos en la cocina,  supuse que sería  Mercedes preparando el desayuno por lo decidí  ayudarle.

Sin embargo al llegar allí  me encontré con que no estaba sola,  Blas estaba sentado en la mesa leyendo el periódico  mientras mi suegra cocinaba algo que parecían  tortitas, con sólo pensarlo se me hizo la boca agua.

- Huele que alimenta- solté  de golpe asustando a mi suegra  -  lo siento Mercedes no quería  asustarte - me disculpé al verla tan sobresaltada.

- No pasa nada hija - dijo recuperándose - ¿has dormido bien? - preguntó  mientras sacaba las últimas tortitas del fuego.

- Bien,  me he levantado con náuseas  pero estoy perfectamente - contesté  con una sonrisa - Oye Blas ¿ y tú  qué haces aquí? ¿ te ha echado Vero de casa? - pregunté  entre risas.

- Más  o menos - contestó  el aludido  - tiene  unos cambios de humor insoportables cinco minutos riendo cinco minutos llorando - explicó  frustrado  - yo ya no se ni que decirle  y después  están  las náuseas... Me echa a mi la culpa de todo -

Lo escuchaba atentamente,  me daba un poco de pena,  conocía  perfectamente  a mi amiga y llevaba muy mal estar enferma o encontrarse indispuesto,  a veces hasta llegaba a ser irritante estar con ella en una misma habitación.

- Te comprendo,  se como puede llegar a ser Vero cuando se encuentra mal,  pero tranquilo, lo que le está  pasando es normal,  está  embarazada - le tranquilicé.

- Pero tu no estás  así - se limitó  a decirme  -  tu estás  de buen humor siempre.

- Eso es porque no estabas con ella anoche -  intervino Álvaro  entrando en la cocina y dejándome con la palabra en la boca.

-  Mmm  mamá  esto huele delicioso - le dijo a su madre  quien ya había acabado de preparar el desayuno y lo estabas sirviendo en la mesa.

Durante el desayuno aprovechamos la ocasión para avisar a Blas de las intenciones de Ana,  este al principio se mostró  un poco reacio  pues estaba convencido que estando Ana en la cárcel  nada malo podía  pasar,  no obstante después de pensarlo bien terminó  dándose cuenta que la única solución  viable y segura  era mudarse.
Pese a insistir en buscarse una casa alejada de la ciudad para su familia,  la madre de Álvaro sacó  todas sus armas para convencerlo de que se mudaron con nosotros,  así  tanto Vero como yo tendríamos la tendríamos a ella para ayudarnos en el tema del embarazo. Ante esto último  Blas no puso objeciones pues tanto Álvaro como él  estarían de gira unas semanas y alguien tendría que estar con nosotros.

Al final terminó  cediendo por lo que aquella tarde dejaríamos la urbanización y partiría mis hacia nuestro nuevo hogar.

Tras desayunar fui a buscar a la pequeña,  no me gustaba pasar mucho rato alejada de ella,  no después del incidente de la piscina, además  habíamos decidido decirle que iba a tener un hermanito o hermanita,  tanto Álvaro  como yo teníamos la esperanza de que se lo tomará bien.

Llamé  a la puerta y me abrió  Vero,  no tenía muy buena cara.

- Vero ¿ estás  bien? -  pregunté  entrando en el piso.

- Si le llamas estar bien a llorar sin motivo alguno sí  estoy bien - respondió  sentándose en el sofá  -

- Ya me contó  Blas -  dije con una mueca - pero es normal Vero,  ya verás  como se te pasa poco a poco - le animé - además  ahora vamos  vivir juntas por lo que nos podremos ayudar mutuamente -

- ¿Y eso? - preguntó  confusa.

No me acordaba de que ella aún no sabía nada por lo que le conté  todo con pelos y señales además  también le dije que estaba embarazada.

- Tía  que bien - dijo entusiasmada - nuestros bebés  van a ser colegas -

- O novios ¿ te imaginas? - dije entre risas - mi niña preciosa ¿ te has portado bien?- le pregunté  a la niña que acababa de aparecer por el salón.

- Si mami,  pero te he echado de menos,  a ti y a papi  - dijo poniendo morritos.

- Si es que te  como con patatas- exclamé mientras me la comía a besos.

- Tita Vero  dile que pare  -  se quejaba ente risas - mamii  que tengo hambre,  para porfis .

Acabé  la labor que estaba haciendo y me la llevé  a mi casa tras despedirme de mi amiga que ya tenía mejor cara.

Justo cuando entrábamos nosotros salía  Blas por la puerta que me felicitó  con una sonrisa en la cara,  yo,  después de agradecerle la felicitación le avisé  del cambio de humor de su novia, ya le había  alegrado el día.

- Papiiiiii- exclamó  Laura nada más entrar en casa - mmmm  tortitas,  abu  eres la mejor.

- Laura siéntate y desayuna anda- dije entrando en casa.

Mientras la niña se sentaba y empezaba a devorar las tortitas y a mancharse  de sirope  miré  a Álvaro que me hizo un movimiento de cabeza,  había llegado la hora de decirle  a Laura  que iba a tener  un hermanito o hermanita pero antes había que preparar  el camino.

- Laura,  cariño,  ¿  ti te gustaría tener  hermanito?  -  preguntó  Álvaro acercándose a la niña.

- Bueno... prefiero  una hermanita, los chicos son muy malos y me roban los juguetes - respondió  ella inocentemente mientras se bebía  su ColaCao.

Miré a Álvaro aliviada, no se lo había tomado mal,  menos mal. Ahora me tocaba a mi explicarle que dentro de unos meses nacería su hermano.

- Laura - comencé  diciendo intentando que la niña me mirase a la cara - dentro de unos meses vas a tener un hermanito o hermanita -.

La cara que se le quedó  a la niña fue épica y creo que nunca la olvidaré. Abrió  mucho los ojos,  tanto,  que parecía que se le iban a salir de las órbitas era una cara bastante cómica,  de echo su padre y su abuela se echaron  reír.

Después  de un buen rato en silencio hizo una pregunta que no me esperaba.

- Mami,  papi ¿ como se hacen los bebés? ¿ y de donde vienen ? -

Lo que nos deparará el destino (Álvaro Auryn)Where stories live. Discover now