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La broma de Soobin pt.2

[🌼]

Al día siguiente, sin duda que Soobin estaba inquieto. Incluso pensó en hacerse el enfermo porque tenía miedo de ver a Yehi a la cara.

Pero si él no se paraba, lo haría Yehi... Y básicamente eso sucedió.

La chica entró saltando feliz a su habitación y se lanzó junto a él.

—Tu lo encontraste, ¿no? Fuiste la última persona despierta anoche.

Realmente tenía miedo, ¿hacerse el desmayado era una opción?

—Yo... Sí.

Iba a seguir hablando pero la chica le abrazó de inmediato. Luego de pensarlo apartó a la chica y siguió hablando.

—Perdón.

—No entiendo, ¿Por qué? No hiciste nada malo.

—Te pido perdón porque yo fuí quien lo escondió, era una broma. —¡y boom! soltó la bomba.

Rezaba internamente para que no explotara.

Yehi se levantó de la cama abrazando al pequeño koala y lo miró fijamente. Una expresión neutra, sin sentimientos se reflejaba en su cara.

Abrió la boca para decir algo pero nada salió, así que de una vez la cerró y se fué de la habitación.

Pudo escuchar como cerró fuertemente la puerta de su habitación. Quería pedirle una disculpa como se debía, pero estaba consciente de que ella no cedería tan fácil a hablar con él.

Aún así había salido de su habitación pero se quedó parado en la puerta, no dió ni un paso más, quedó estático. Se lo pensó mucho y sabía que se iba a ganar mucho más odio de la chica, pero buscó la llave de las habitaciones y abrió la puerta.

—Vete.

—Yo sólo... Quería pedirte perdón. —cerró la puerta tras su espalda. La chica no le dijo nada, seguía cubierta con sus cobijas. —En realidad solo sería una hora o menos, pero cuando salí junto a Taehyun olvidé por completo aquello y... Me sentí muy mal cuando llegué y te ví llorando.

—¿Terminaste? —preguntó sin quitarse las cobijas de encima. —Tomaré eso como un sí. Aprecio que te disculpes pero no me siento bien, sabes lo especial que es ese peluche para mi y perderlo de un día para otro acabó conmigo. Solo... No quiero hablar ahora.

El chico entendía sus palabras, pero ya era tarde. Mientras hablaba se acercó a ella, se sentó en su cama y no tenía planes de moverse.

—¿Te puedes ir? —dijo con la voz ronca.

—Sé que ya no estás molesta conmigo, así que ahora me aguantas. —dijo acostandose a su lado mientras la abrazaba.

Había que mencionar que cuando se sentó había apartado la sábana de su rostro. Ganas de llenarla de besos no le faltaban... Pero nada se lo impedía.

Se sintió aliviado cuando la escuchó reir, aunque volvió a sentir tremendo peso encima cuando por accidente la besó en sus labios.

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