En la Mira

Obsesión

—Si me di cuenta, ¿que querías que hiciera? lo mejor en esos casos es la indiferencia, ahora acompáñame a guardar todo que los demás no demoran en llegar.

Antes de abandonar aquel balneario, Kavi llamó a otros hombres para que se quedaran allí y cumplieran su orden.

—Señor, ¿qué hacemos en caso de que el muchacho siga junto a ella?

—Elimínenlo, ya saben que no puedo perder la oportunidad de obtener buena mercancía.

—Perfecto, tenemos libertad para actuar

—Solo con él, a ella no la tocan, Bavol entrégales la droga, con esto estará bien dócil — advirtió Kavi —.Ya saben que pasa si algo sale mal.

—Sí señor, no se preocupe, pronto tendrá en sus manos a esa joya.

Aclarado todo se dirigió hacia un hotel lujoso, desde allí pensó en las diferentes maneras que podía disfrutar de esa belleza, tenerla dominada entre sus piernas, hacerla llorar y volverla dependiente de él, acabar con su dignidad, destruir su vida y darle una nueva que solo sirva para brindar placer sexual.

—Señor, su vuelo está programado para mañana a las 10 —Le recordó Bavol.

—Perfecto, tú te quedas, necesito que confirmes que no quede ningún cabo suelto.

—Sí señor, estaré vigilándolos.

Tras la reunión con la administración llegaron a un acuerdo de lo que saldría tanto en la publicación del plantel educativo como en la del mismo balneario, poco a poco recogieron el equipo y fueron solicitando la autorización para de la salida de estos, en el parqueadero la van ya estaba lista para el regreso, desde lejos se escuchaban las voces de los dos profesores a cargo, al ir al encuentro con los demás dos hombres salieron de la nada, uno de ellos era calvo y enorme, el otro tenia corte militar y tatuajes en sus brazos, este último agarró a Samantha por atrás, alcanzó a inyectarle algo, Henry no tuvo chance de reaccionar, el grandulón lo estrello contra el suelo y lo agarró del cuello, desde ahí veía como ella perdía las fuerzas para poner resistencia, su cuerpo fue llevado a una camioneta, en seguida él fue levantado, sintió como su boca era cubierta por una mano, mientras que con la otra aprisionaba fuertemente sus manos, a escasos centímetros logró enredarlo de los pies, su escape solo le dio la oportunidad de ir y tomar uno soporte, con este rompió un vidrio de un carro y desestabilizo por unos segundos a su atacante al darle en la cabeza. El de los tatuajes saco un arma y apunto hacia él, llego a su lado y lo obligo a entrar al vehículo, el grandotote se recuperó y se ubicó en el asiento del conductor. Po suerte no lograron avanzar porque la salida ya estaba bloqueada, el ruido del vidrio al romperse alertó a los de seguridad y a los demás, la mayoría alcanzó a ver aquel intento de secuestro.

—¡Abran la maldita puerta o le vuelo la cabeza! —gritó el de tatuajes, bajando del vehículo con Henry como escudo.

—Libéralos y podrán salir —concluyó el jefe de seguridad.

El grandulón entro en pánico, sin pensarlo piso el acelerador a fondo, esa acción distrajo a su otro compañero quien fue embestido por uno de los profesores y logró ser capturado. El otro quedó en shock, bajo e intentó escapar, solo que la mala suerte les llegó, tanto él como el otro recibieron un impacto de bala en la cabeza de otro vehículo que pasaba a toda velocidad, desde el interior de este Bavol comunicó la situación.

—Señor, el plan no salió como se esperaba, eliminé el problema.

—¡No, no, no puede ser!, ella era perfecta. Por ahora regresa, recuérdame para las próximas veces no fijarme en una niñera, maldito mocoso de mierda —rugió Kavi arrojando el teléfono

Henry se encontraba tendido en el suelo, sintió como lo ayudaban a levantar, a pesar de la poca fuerza que le quedaba, él quería ir hacia la camioneta estrellada, necesitaba verla, abrazarla, besarla, sentirla y amarla, cuando escuchó que estaba bien, se desplomó.

Despertó viendo a su persona favorita, se recuperaba al sentir sus caricias.

—Me tenías preocupada, gracias por haberme salvado, de no ser por ti estaría siendo vendida a un depravado.

—Tuve miedo de perderte, por favor ya no insistas con eso de pasar más tiempo con los de mi edad, decidí estar a tu lado.

—No te preocupes, a partir de ahora quiero estar cada minuto contigo —concluyó Samantha; y al cerciorarse de que no viniera nadie, se acercó a él y lo besó con ganas, con esa necesidad de liberar todo lo que sentía.

FIN