Durante el almuerzo entre los dos evaluaron las miles de fotos que tenían del lugar, seleccionaron la que iría en la portada y las que más destacaban por sus características e historias, entre estas estaba la de una llamada la hamaca, nombrada así por la inmensa liana que colgaba de un árbol sobre el río, otra era la caliente y frío, su nombre lo decía todo, era caliente en el interior y frio en la superficie. El tiempo se les acabo y el guía solicito prepararse para seguir por un puente, la mayoría fueron al baño, al salir Henry no resistió ver como ella estaba distraída mirando desde esa terraza, saco su cámara y tomo varias fotos de ellas, al hacer eso también se dio cuenta que desde una mesa un hombre la observaba con mucha intensidad, esa forma no era buena, pues ante cada movimiento que ella hacia él no la perdía de vista, un leve escalofrío y dolor en el pecho surgió, tenía un mal presentimiento.

—Ya tienes las fotos, porque no vienes con nosotros —Le propuso Henry.

—No puedo, me faltan fotos de las áreas sociales, del administrador y de algunos trabajadores.

—Entonces nos vemos más tarde.

—Sí, ven con cuidado y disfruta

Antes de ir con sus compañeros, miro disimuladamente hacia la mesa donde estaba ese hombre, el seguía con esa mirada oscura como de un cazador, vio como con una mano llamaba a dos hombres corpulentos que se ubicaron a cada lado, luego cruzo las manos, apoyo su quijada en estas y afirmo con la cabeza. Ante eso Henry opto por sentirse mal del estómago y no poder continuar, Samantha llego a su lado, trato de convencerlo pero él prefirió quedarse ayudándole.

Las horas pasaron y él ya estaba cansado de ver cómo todos congeniaban y se tomaban fotos junto a ella, de responder varias veces que ya se sentía mejor, y de tomar unas aguas aromáticas que le pasaban cada rato. Desde la barra suspiro, tomó la cámara y se realizó varias selfies, su objetivo era ver en que andaba aquel sujeto misterioso, logró verlo en dos tomas, al sentir su voz cerca, el reaccionó soltándola.

—Chico no me gusta salir en fotos —advirtió aquel hombre agarrando la cámara antes de que cayera, se la entregó a uno de sus guardaespaldas y ordenó que las eliminara.

—Discúlpeme, no quise molestarlo —articuló Henry algo sobresaltado.

—Señor Kavi, ¿está todo bien? —preguntó la encargada del restaurante.

—Hasta hace unos minutos estaba bien —respondió bastante malhumorado

—Le ruego que nos disculpe, sé que a usted le gusta tener privacidad, pero como puede ver, justo este fin de semana recibimos a unos estudiantes.

—Claro que lo vi, no soy estúpido, aun así, alguien debe controlarlos.

—¿Qué está pasando? —La voz de Samantha surgió al llegar a lado de su pareja.

—Samy me tome unas fotos y sin querer el señor salió, eso lo molestó —aclaró Henry.

—Y bastante, solo quiero advertir que no quiero salir en ninguna foto —bramó recibiendo la cámara de su hombre y devolviéndosela.

—No se preocupe, me aseguraré de eso —respondió ella

—Eso espero Samantha —dijo Kavi en un tono altanero —. Bavol paga todo, ya deseo marcharme.

El ambiente quedo tenso y desequilibrado, la presencia de Kavi alborotó mucho los nervios de los allí presentes.

—Si quiera se marchó —expresó Henry.

—No debiste hacer eso, recuerda respetar el espacio de los demás —Lo regaño Samantha.

—No era para que reaccionara así, él es el que no respeta, acaso no te diste cuenta cómo te miraba, te desvistió y te comió con la mirada.

En la MiraWhere stories live. Discover now