II

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Ella caminaba por delante de los dos. Sus pasos eran lentos y rítmicos, se acompañaban del polvo que arrastraban sutilmente sus talones. Parecían un poco más cansados que cuando se levantaron esta mañana, intentaba levantar los hombros a como dé lugar. Tenía un semblante único tenten. - si que es increíble- gritaba Lee, Gaara miraba los pasos de tenten.

¡Si que es increíble su taller! – se escuchaba a lee tras su espalda. Gaara estaba atento. Debía asesorar que ese lugar cumpla con las expectativas de la misión.

¿Y tú no deberías estar cumpliendo con tus responsabilidades paternales y esas cosas? – dijo ella abriendo las puertas de su departamento. – no iba a perderme esta visita tenten, después de todo siempre tenemos a Gaara en formato kazekage, hoy es gaara, nuestro amigo - recitó Lee, como siempre, eufórico. – tampoco perdamos de vista la calidad de este acontecimiento, es parte de una misión – sugirió gaara sin ser escuchado.

Las luces se encendieron apenas tenten entró por el pasillo, ambos lo atravesaron también, dejó las llaves sobre un pequeño estante que estaba en una de las esquinas y les dijo a sus amigos que; mi casa en tu casa, que la nevera tenía todo lo que necesiten y que ella ordenaría un poco el taller para recibirlos ahí. Lee se encargó de atender a Gaara durante los minutos en que tenten guardaba y ordenaba ciertas cosillas de más.

¿Prefieres un refresco o un té? Preguntaba Rock Lee preparando una bandeja, sin embargo, Gaara parecía estar perdido en el mar de fotografías que tenía la pared principal. Eran cerca de treinta, si, treinta cuadros separados unos de otros, algunos mezclados, y otros corcheteados. Perfectamente ordenados e iluminados, de marcos negros y cafés, dorados y verde agua. Era otro de los tesoros de Tenten, las muchas fotografías que tenía debido a su hobbie menos conocido, tomar fotografías instantáneas. Casi todas eran de su team. De la flor de su juventud, y de las misiones que realizó junto a sus amigos.

Me sorprende la gente que sonríe tanto – dijo gaara tomando uno de los cuadros de pie. – no podemos decepcionar a los que nos cuidan desde el más allá – respondió lee acercándole un refresco, mirando tiernamente la foto en la que aparecían junto a Guy Sensei y Neji entrenando.

Para gaara no fue suficiente su respuesta. Se quedó mirando el cuadro por unos segundos más, hasta que escuchó la voz de tenten decir - ¡ya está! Pueden pasar – desde el interior de una habitación del costado. Antes de dar el último paso para ingresar, vio la última fotografía, era casi la más pequeña, estaba colgada con un par de pinchos rojos debajo de tantas más. Hubiese pasado desapercibida si no fuese por aquel pincho que llamó su atención, y también, por la sonrisa que, hasta ahora, no conocía de Neji, y que había sido captura por Lee, en una fotografía muy intima, donde aparecía tenten besando la mejilla Neji y éste la recibía feliz con un abrazo apretado. La fecha que marcaba debajo era antes de la cuarta guerra shinobi.

Kazekage puede pasar cuando quiera- señaló la mujer de pompones en el cabello. Gaara se apresuró a entrar. Efectivamente el lugar era bastante amplio y ordenado. Y Si, era un gran taller. Las armas colgaban por do quier sin estorbar la vista, la iluminación era perfecta y también entraba luz desde la ventana izquierda que daba a un balcón. Tenía tres estantes gigantes con libros a las esquinas, y una mesa de centro bastante grande también. En ella tenten había dejado los materiales que usaría para el revelado de partículas del arma en cuestión. Todo tenía un Aura a tradición, hierro y soluciones.

Gaara con su rigurosidad y quietud lentamente intrucio, pero con permiso, todo lo que pudo. Los pergaminos, las armas grandes y pequeñas, los recipientes y los libros. Mientras conversaba con Lee y Tenten sobre lo increíble de todo, tenten servía otra ronda de refrescos. Se sentaron a charlar en torno a la mesa central del taller y a lo que los convocaba.

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