•LA CARTA DE AMOR

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Varias bolas de papel se amontonaban  en el cesto de basura, y una más se añadió al grupo cuando Ochaco arrancó otra hoja y la arrugó con sus manos

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Varias bolas de papel se amontonaban en el cesto de basura, y una más se añadió al grupo cuando Ochaco arrancó otra hoja y la arrugó con sus manos. Estaba cansada, no podía escribir una carta de amor para Bakugou, le parecía una tontería.

—¡No!

Lanzó el papel arrugado y estiró los brazos, se recargó en el respaldo de su silla y miró al techo. Comenzaba a considerar el hallar la forma de reunir el dinero de la camiseta para quitarse a Bakugou de encima; mas, no tenía muchas opciones, sus gastos estaban limitados y no se permitiría molestar a sus padres por algo que era su culpa.

Su cabeza se saturó de tanto pensar en palabras correctas para plasmarlas en el pedazo de papel, y al final ninguna era de su agrado. No estaba lista para escribir algo romántico por alguien a quien no amaba.

Todavía se sentía confundida respecto a Deku, y odiaba la sensación que le provocaba. Se repitió decenas de veces frente al espejo que no tenía permiso para enamorarse, su objetivo estaba claro y era enfocarse en ser una heroína.

Entonces apoyó el mentón sobre su escritorio y miró la fotografía de sus padres, aquella que adornaba su habitación y le recordaba cada día el motivo de vivir.

Todavía descansaba del martirio de escribir una carta cuando escuchó unos golpes en la puerta. Se levantó para abrirla; al hacerlo se encontró con Tsuyu y Mina.

—Ochaco, vamos a hacer reunión de chicas, ven con nosotras. —dijo Mina con su habitual alegría.

—¿Reunión de chicas?

Uraraka se rascó la cabeza y discretamente miró el reloj despertador, eran las cuatro de la tarde, se agotaba el tiempo para terminar la dichosa declaración de amor.

—¿Estabas haciendo tarea? Kero.

—No, era algo sin importancia.

—Entonces ¿vienes?

Lo pensó por al menos cinco segundos concluyendo que no se rompería más la cabeza escribiendo algo bonito para el rubio gritón; después de todo no era una carta real sino un pedazo de evidencia falsa que Katsuki requería.

—Claro. —Sonrió.

(...)

Bakugou rellenaba el formulario para la inscripción en su computadora portátil. No había salido de su pieza por estar acomodando toda la información y releyendo lo que escribía asegurándose de no cometer errores.

Para sus compañeros, él era una persona impulsiva y sin una pizca de paciencia; pero pocos sabían que Katsuki era demasiado perfeccionista y no se perdonaba una equivocación.

Sus dedos dejaron de teclear al llegar a la parte donde le solicitaban los datos de Uraraka. Cosas como su fecha de nacimiento, teléfono y correo electrónico. Gruñó enojado por no contar con esa información y no quería ir a preguntarle sin que sus demás compañeros se dieran cuenta.

ASUNTO DE DOS [Kacchako]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant