VI

731 96 12
                                        

Derrotar al tal Hammer fue una tarea bastante sencilla. Incluso con la destrucción y explosiones, no hubo ningún muerto ni heridos de gravedad.

Algún milagro, supondrán.

Lo que había costado era mentir y ser víctima de un mentiroso.

–¿Por qué no me dijiste que estabas muriendo?

–No quería preocuparte.

–¡Oh! No querías preocuparme ¿Teniendo fiestas en tú casa? ¿Peleando con Rhodey? ¡Soy tú hermana, maldita sea!

–¡Por eso mismo no te quise decir!

Todo se sumió en un profundo silencio. Ambos tenían lágrimas en sus ojos. Natasha de coraje e impotencia, y Tony de arrepentimiento y tristeza.

El castaño apretó las manos y tragó saliva.

–Nos vemos después.

–Ah, no. Tú no te vas de aquí —Natasha lo tomó de la muñeca y no lo soltó.

–Suéltame, Romanoff.

–No lo haré —Tony intentó empujarla para salir de su ataque, pero fue inútil.

Tal y como sucedía cuando eran más pequeños, ella le hizo una llave para inmovilizarlo, pegando su cuerpo boca abajo al suelo y sentándose sobre él.

–No te dejaré ir hasta que me digas —silencio total, ni siquiera estaba intentando salir, sólo se quedó recostado—. ¡Por Dios Tony! ¿Por qué te cuesta tanto-

Sintió un pequeño temblor en el contrario, un temblor que sólo un llanto podría provocar.

–¿Tony...? —intentó mirar su rostro, pero el Stark lo escondió girando al lado contrario de donde quería verlo.

Salió suavemente de encima de su espalda.

Tony empezó a limpiarse el rostro, sintiéndose débil al mostrarse así, sin coraje de ver a Natasha a los ojos ni de mostrar su cara.

–Tony... —la menor lo envolvió en un abrazo suavemente, y acomodó su rostro en su hombro—. Desahógate, vamos.

El castaño terminó por abrazarla y acomodarse para que su rostro quedara oculto.

Pasaron unos minutos sin soltarse, hasta que Natasha sintió que dejaba de sollozar tan fuerte y pasaba a ser suspiros entre cortados.

–¿Estás mejor? —preguntó acunando su rostro entre sus manos y limpiando unas cuántas lágrimas con sus pulgares.

El Stark le quitó las manos amistosamente, y desvió la mirada.

–No te dije porque... Tenía miedo —confesó finalmente—. Eres importante para mí, Natasha. Tú, Rhodey, Pepper. No sabía cómo decirles que... Literalmente estaba muriendo envenenado, no tenía ni 6 meses de vida, Nat ¿Cómo esperabas que te lo dijera?

–Hablando conmigo, Tony.

–¿Me acercaría a ti y te diría, "oye, sé que me quieres como un hermano y que estás agradecida de que estoy vivo, pero ¡Hey! Resulta que estoy siendo envenenado por la propia mierda de metal que me mantiene vivo, ¡qué linda es la vida, la puta madre!-

Recibió una cachetada y luego un abrazo nuevamente.

–Por supuesto, Tony.

El castaño la abrazó de la cintura nuevamente.

–Te estás acostumbrando a darme una cachetada y luego hacerme mimos.

–Es la única forma de interactuar contigo. Te quiero, pero eres un gran idiota.

–Yo también te quiero, pero eres jodidamente tenebrosa.

–Gracias.

–... No es un halago al 100℅.

–Para mí y mí trabajo, lo es.

–Maldita doble agente.

–Maldito nerd.

Ambos rieron y decidieron abrazarse unos segundos más.

Ahora que lo pensaba, Natasha era la única con la que se sentía cómodo abrazando por tanto rato.

Simplemente no se quería separar.

Era su mejor amiga desde luego.

ᏒᎬᎠ ᏢᎪsᏆ. ᏁᎬᎳ ᏢᏒᎬsᎬᏁᏆWhere stories live. Discover now