Prólogo;

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Yoongi permaneció media hora mirando su teléfono antes de rendirse y darse cuenta de que su bandeja de mensajes recibidos no iba a brillar. Volvió a su ocioso oficio de modular al compás de la canción (la que sea que estuviera sonando) y largó un suspiro al aire, desencantado. En realidad, y aunque él fuera un fanático de la música en general; no podía evitar sentirse algo decaído respecto a la misma en cuanto su amado novio no le respondía sus whatsapp's. Era como una respuesta automática, donde no hacía otra cosa que sentirse jodidamente molesto y con un humor de perros. Namjoon causaba en él sentimientos que lo hacían llegar a odiar sus propios gustos cuando no cumplía sus caprichos.





Quizá exageraba, pero quería creer que nunca se trataba de exageración si era Namjoon. Lo amaba tanto que ni siquiera podía pensar en si sus acciones eran buenas o malas del todo. Con él las cosas fluían, simplemente.





La última vez que habían hablado fue después de clases; el mayor avisándole que no podría acompañarle a casa porque tenía unos asuntos que resolver con su padre. Lo aceptó con facilidad y se despidió con la misma facilidad; eso hasta que fue detenido y escuchó lo que tanto temió: ''no podremos ir a la fiesta, Yoongi; lo lamento''. Min ni siquiera tuvo que preguntar la razón. A Nam no le gustaban las fiestas, y ciertamente, a él tampoco; quizá su necesidad por ir a ellas era más que nada por destacar y hacerse notar. En una universidad de élite, privada y a la que iban TODOS los hijos de ricachonas familias, resultaba hasta tonto pensar que no había un lugar que mantener.





Yoongi y Namjoon siempre trataban al máximo de mantener el suyo.





Pero ese día, aparentemente, Nam no estaba con ánimos; ¿y qué podría hacer Yoon sino comprenderlo? Así que con una sonrisa comprensiva, besó a su adorado amor y se marchó cantarín. Sí, quizá le molestaba un poco no poder regocijarse de su pareja en la fiesta, ¡pero ya qué! Habrían muchas fiestas de ahí en adelante en las que podría enaltecer al moreno como a la octava maravilla.





Bueno, hasta ese momento, Yoongi no sabía que sería su última fiesta juntos y su última oportunidad.






Hoseok llamó a la una de la mañana, totalmente enloquecido, para contarle todo. O gran parte.





—Necesito que vengas, ¡ahora! —se oía agitado. Yoon no disimuló ni un poco su desconcierto. Se escuchaba..., preocupado, quizá hasta nervioso. ¿Qué rayos había hecho y en qué problemas se estaría metiendo ahora? La última vez que lo llamó fue para pedirle que hablara con la tía Yie y lo fuera a buscar a la correccional. Y no, no había matado a nadie; sólo había ido a esas estúpidas carreras ilegales que tanto amaba. Mal día para ser descubierto.

Kiss and make up [ Sujin ] [ Jinsu ] OxODonde viven las historias. Descúbrelo ahora