Día 4 | University AU

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Kaminari intentó sonreírle a su amigo, tampoco quería causarles preocupación a sus más allegados. Su problema de no ser correspondido no tenía por qué también afectar a otros.

—No es nada, solo que me preocupa tener a Bakugou en el equipo. ¿Y si se descontrola y comienza a patear a todos? —bromeó, fingiendo estarle susurrando al pelirrojo, pero hablando lo suficientemente alto para que cierto chico de cabello rubio y temperamento como el de un Chihuahua rabioso escuchara.

—¡¿Qué diablos dices, cara de retrasado?! ¡Repítelo y te usaré como balón! —exclamó Bakugou, haciendo el amague de lanzarse hacia Kaminari, pero siendo retenido por la mano de Kirishima en el pecho.

—Ya, ya, no peleen —dijo Kirishima, soltando una risita.

Kaminari se rio más al ver la expresión compungida de Bakugou. Su amigo rubio —quien estudiaba Ingeniería Mecánica— al parecer tenía un lado débil y ese era Kirishima. Cosa que, por supuesto, Kaminari aprovechaba.

—¡De acuerdo, todos a calentar! ¡Quiero diez vueltas a la cancha ya! —gritó de repente el entrenador, haciendo resonar su ruidoso silbato, sobresaltando a Kaminari.

Kaminari suspiró, pensando en el tormento que le esperaba. No era muy bueno en deportes, además de que su constitución física no le permitía exigirse demasiado. Sin embargo, sus dos amigos salieron disparados de inmediato por la cancha, chocando entre sí para ver quién corría más rápido.

Él, sin poder resistirse más, se giró para buscar a Todoroki entre los estudiantes y lo vio más delante de donde estaba, pegando pequeños saltitos en su puesto. Kaminari no pudo evitar fijarse en la forma en la que los músculos de sus piernas se tensionaban y se estiraban con los movimientos. Tuvo que apretar la boca para no quedarse boquiabierto como un idiota.

Joder, ese chico era ardiente sin proponérselo. Con razón todas las chicas en las gradas gritaban como desquiciadas. Si él no estuviera ahora mismo en la cancha, lo más probable es que se uniera al grupo de chicas gritonas para ver a su crush ejercitarse. Era todo un espectáculo.

—¡Kaminari, ¡¿qué diablos esperas ahí?! ¡Esas debiluchas piernas no se van a mover solas, vamos! —gritó de repente muy cerca el entrenador Sekijiro Kan, más bien conocido entre los estudiantes como Vlad King.

Kaminari emitió un chillido agudo y se comenzó a mover para seguir a sus demás compañeros. Le hubiera gustado ir detrás de Todoroki para poder observar su trabajada parte... trasera, pero tampoco quería parecer un acosador.

Por lo que, soltando un enorme suspiro, se dispuso a sobrellevar las tortuosas horas de Educación Física.

Kaminari se tiró al suelo jadeando y resollando como cerdo. El sudor se deslizaba por su rostro —y todo su cuerpo en realidad— y podía sentir cómo sus piernas temblaban.

—¡No quiero ver un balón más en mi vida! —exclamó, alzando las manos al cielo como quien sufre en demasía. Era bastante dramático.

—Pufff yo estoy seguro que los balones tampoco te quieren ver —comentó Bakugou, quien estaba de pie a su lado tomando de una botella de agua. Su amigo no parecía tan afectado como Kaminari. No sudaba tanto y no lucía como si estuviera a punto de desmayarse.

Lo mismo se podía decir de Kirishima. El chico pelirrojo tenía una enorme sonrisa de dientes afilados.

—¡Estuvo muy divertido! ¡Me encantan las clases así! —exclamó Eijiro, cruzando en su pecho los musculosos brazos que tenía.

Kaminari envidaba mucho el estado físico de esos dos. Sus brazos se asemejaban más a espaguetis que otra cosa.

—¡De acuerdo, necesito que dos estudiantes me ayuden a guardar las cosas en la bodega! ¡Kaminari, ven y sirve para algo! ¡Todoroki, tú también vienes! —gritó de la nada el entrenador, haciendo sonar de nuevo el silbato.

Espirales de luz |Denki Kaminari Week 2019|Where stories live. Discover now