Ahora tu nombre tendrá significado.

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Sus palabras cada vez carecen más de emoción,
El creciente vacío de su corazón, solo él lo llenaba
No ha querido cortar lazos, no sabe lo que le espera,
El más grande dolor, eso es lo que le hará pedazos.

Pero no nos adelantemos, hay mucho qué contar. En esta trágica historia que te hará lágrimas derramar.

El chico azul, tonto y primerizo, accede a cosas de las cual no ha tenido permiso moral,
Esto se ve reflejado, en la torpeza de sus actos, aún sosteniendo el puñal, su mano temblaba por falta de experiencia.

El delito que cometió, a muy pocos afectó, solo uno resultó ser lastimado,
El chico a esa sensación, un adicto se convirtió, a esa adrenalina la cual, sin pereza y sin prisa, lograba encender sus venas de gasolina.

A él no le importó, ni su propia felicidad, solo se centró en su lamentable placer, el cual a su piel lograba enardecer.
Ni el atardecer, ni el anochecer,
No eran rivales para sus crímenes, él lo hizo a mano armada. Lo hacía siempre aferrándose a un cuchillo. Justo en su espalda, clavaba la daga.

La empuñadura de aquel arma, era de piedras con matices violáceos,
El chico azul tenía admiración por aquella máquina de dañar almas.
Era su fiel compañera.
Y condenada a acompañarlo,
Como un objeto inanimado,
Dispuesto estaba,
Ya que en él su felicidad encontraba.

Las víctimas del chico azul, ya no eran unas pocas,
Decenas y decenas de lágrimas se han derramado,
Por él, por su piel de seda, por sus mejillas sonrosadas,
Testigo era el atardecer, oh,
Arrebolado, de colores cálidos, dándole paso a la noche.

La daga que tanto había lastimado, no quería de esos crímenes más participar, solo quería clavarse en la yugular del chico azulado.

Aunque de separarse lo había amenazado, el chico no iba a accesar,
Ella se preparó, sus cosas juntó y jamás regresó.
El asesino convencido de que no la necesitaba, siguió cometiendo sus crímenes, siempre por la espalda.

Sin embargo algo faltaba, quizás la hermosa lealtad de su fiel daga.
Ella no había titubeado en la decisión de irse, ¿Por qué él ahora vacilaba, de su firme elección? La cual era no aceptar, lo que esta le pedía.
Que le devolviese la lealtad, que ella le había otorgado, más tiempo había perdido, no había conseguido.
Y aunque sabía que así sería, la esperanza no había perdido.

Pero ya era tarde, ella se había marchado. Dejando a su espalda, una estela de tristeza, pero no la iban a seguir utilizando para crímenes como los que el chico azul estaba realizando.
Quería el paquete completo, y él no había dudado en denegárselo.

Y ahora se arrepentía, puesto que sin su daga su crimen no era impecable,
No existía esa sensación de complicidad, puesto que su colección de cuchillos nunca podrían siquiera imitar la perfección de los que sus antiguos delitos habían tenido la oportunidad de gozar.

Y no es ahí donde termina, así es, hay aún más,
El chico azul se había dado cuenta, lo terrible de su personalidad,
Se negó hasta su propia felicidad, para arrebatarsela a alguien más.
Y ahora esa felicidad se había ido en forma de humo, puesto que no quedaron ni resquicios de esa sensación de ardor, la cual se elevaba con estupor, desenfrenando su corazón, con solo una sonrisa.

Asesino Azul. | PoemaWhere stories live. Discover now