El color de sus ojos me recordaba a los de Ivan. El mismo verde. Me preguntaba qué pensaría de ella cuando la viera, con lo mujeriego que era. Apuesto a que le gustaría mucho. Tuve que aguantarme la risa. Gabrielle seguramente le mandaría al carajo y él se relamería y le pediría que lo acompañara sin inmutarse. Sería la monda, si es que se dignaba a aparecer.

La compañera de piso de _____ era otra americana que vivía en Londres, estudiaba arte en la universidad y se abría camino... lejos de casa. Aunque su padre era ciudadano británico. Policía Metropolitana de Londres, un tal Robert Hargreave, inspector jefe de la Nueva Scotland Yard. Lo había buscado, y todo indicaba que se trataba de un detective formal y respetado en las fuerzas de seguridad. Suponía que debía organizar una reunión con él en algún momento. Aunque las cosas habían estado muy tranquilas en lo que respectaba al senador Oakley. El que no hubiese noticias era una buena noticia..., o eso esperaba.

—¿De qué color es el increíble vestido que me volverá loco de celos cuando los hombres babeen al verte con él? —le pregunté a _____.

—Es violeta. —Sonrió otra vez—. Quedamos allí con la tía Marie y nos lo pasamos muy bien con ella. Realmente tiene muy buen ojo para la moda.

—Deberíais haberla traído a almorzar con vosotras.

—Me habría encantado que viniera con nosotras, pero se tenía que ir a un almuerzo de mujeres de su club de lectura. Me pidió que te dijese lo mucho que desea conocerte. —_____ se ruborizó otra vez, como si la idea de que nuestra gente se conociese le diera vergüenza.

Había en ella una timidez encantadora en público que no mantenía en el dormitorio conmigo. No. Mi chica no era tímida conmigo, y todo iba bien. Pensé en cuántas horas quedaban hasta esa noche, cuando podría volver a tenerla en mi habitación y ella me podría enseñar un poco más de su lado no tímido. Habíamos estado arrasando las sábanas últimamente..., y las paredes de la ducha..., la mesa de mi despacho..., la alfombra frente a la chimenea..., la tumbona de la terraza, e incluso el gimnasio. Me moví en la silla y recordé aquel entrenamiento matinal con mucho cariño. No sabía lo divertido que podía ser un banco de pesas con _____ desnuda y deslizándose arriba y abajo de mi...

—Te encantará Marie, Zayn —dijo Gabrielle distraída mientras seguía leyendo sus mensajes e interrumpiendo mis pensamientos eróticos. Necesitaba recolocarme el paquete, pero en vez de eso forcé una sonrisa para ellas dos.

Aún tenía que conocer a la adorada tía Marie, pero eso iba a tener lugar muy pronto. Habíamos decidido que era hora de presentar a las familias en una cena en mi casa. Mi padre, la tía de _____, Gabrielle, Clarkson, Neil y Elaina componían la corta lista. Lo habíamos hablado y creíamos que ya era hora de compartir con todos ellos lo que nos estaba sucediendo y las posibles amenazas hacia _____. Todos eran muy importantes y necesitaban saber lo que había en juego. _____ era demasiado importante para arriesgarme a estas alturas, y todos los involucrados ya conocían su pasado de todas formas.

—Bueno, estoy deseando conocerla. Parece que tiene predilección por ti. —Volví a mirar el reloj—. No me puedo creer lo que ha hecho Ivan, mira que no presentarse...

Qué maleducado.

—¿Por qué no lo llamas? —sugirió _____.

—Eso sería una pérdida de tiempo. Nunca contesta al móvil. Dudo que ni siquiera encienda el maldito aparato —contesté fríamente.

—¡Oh, mierda! —Gabrielle levantó la vista de sus mensajes—. Voy a tener que irme a la universidad. Problemas con un cuadro. Ha habido un accidente y un disolvente ha caído encima de uno de los raros, no te lo pierdas, _____, de Abigail Wainwright. —Gabrielle parecía estar absolutamente horrorizada y se levantó de manera brusca mientras cogía sus bolsas—. No es una buena combinación.

El Affaire Malik 2Where stories live. Discover now