Capítulo único.

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⎯ ¡Nezuko-chaaaaaaan!

La voz de Zenitsu era lo suficientemente fuerte para ser escuchada por todo el vecindario. Delante de él, Nezuko, la hija de esa pastelería famosa y su hermano iban caminando tranquilamente hasta que escucharon la voz del rubio y ambos se voltearon a verlo mientras él corría hacia ellos.

⎯ Buenos días, Zenitsu.

La voz amable de Tanjirou llegó a sus oídos y vio a Nezuko asentir, se veía muy tierna con ese pan en su boca, era un milagro que estuviese lo suficientemente despierta para caminar a la escuela.

⎯ Buenos días a ambos.

Caminando a la par y sudando levemente, Zenitsu le dirigía miradas no tan discretas a la chica que se encontraba a su lado, sintiendo sus orejas sonrojarse ante la mirada curiosa e impasible que ella le dirigía.

⎯ ¡Nezuko-chan, te ves adorable hoy también!

Fue una pena que los ojos rosados de Nezuko se voltearan hacia adelante apenas lo dijo, pero un pequeño sonido de:

⎯ ¡Mmph!

Salió de sus labios por lo que Zenitsu se permitió alucinar de que estaba siendo genial en esto de intentar conquistarla. Escuchó la risa de Tanjirou antes de poder decir alguna tontería y la buena voluntad que escuchaba en la voz del chico terminó avergonzándolo por sus intentos estúpidos, pero no vacíos, de tratar de escuchar la voz de la chica y halagarla cuando su hermano se encontraba a su lado.

⎯ ¡Claro que se ve adorable!

Replicó Tanjirou para su sorpresa.

⎯ ¡Si Nezuko es la belleza del vecindario!

Incluso sin esa pequeña mirada amenazante de Tanjirou que le advertía que pelearía a muerte si intentaba negar sus palabras, Zenitsu habría asentido con fuerza igualmente.

Kamado Nezuko era la chica más bonita que él había tenido el honor de conocer.

No solamente por el hecho de que sus rasgos faciales eran súper atractivos, pero por el hecho de que al igual que toda la familia Kamado, tenía una amabilidad que iba hasta el infinito y más allá. Agradecía desde lo profundo de su corazón la amistad que ella y su hermano le habían ofrecido en bandeja de plata

Nezuko lo trataba de una manera en que ninguna chica había hecho antes, lo trataba como un igual y no como un ser repugnante, y a pesar de que él mismo estaba bastante seguro de que era patético, lo agradecía. Agradecía de inmensa manera la manera en que su rosado iris le miraba con dulzura, preocupándose por él incluso cuando no lo merecía y alegrándose de su presencia.

Zenitsu no sabe cuándo fue que las constantes palabras de adulación y amor que le profesaba a Nezuko pasaron de ser un juego a ser una verdad irrefutable y aunque aquello le asustaba, no podía negarse así mismo la débil esperanza de que ella pudiera corresponder sus sentimientos alguna vez...

De tanto pensar casi se le había olvidado que seguían caminando. Quedaba menos de dos cuadras para llegar cuando la voz de Tanjirou lo sobresaltó.

⎯ Tengo que irme, le prometí a Inosuke que lo iba a ayudar a entregarle un regalo a Aoi.

¿Oh? Así que Inosuke finalmente iba a hablar con la chica del club de arreglo floral.

⎯ Y de paso puedo ir a ver a Kanao...

Murmuró Tanjirou y desgraciadamente Zenitsu lo escuchó.

No era como si quisiera enterarse de cada pequeña cosa en la vida amorosa de sus amigos, no quería saber que era el único que quedaba en el club de lobos solitarios al que Zenitsu creía que pertenecían. El sentimiento de soledad era mucho, el merecía ser feliz con alguien también, ¿¡No?!

⎯ ¡Nos vemos!

Gritó Tanjirou mientras corría sin saber la pelea interna dentro de Zenitsu. No era como si no se alegrase por sus amigos, pero ¡Por favor! No quería que le recordaran lo solito solín que estaba.

Bueno, no tan solo.

Nezuko estaba a su lado ahora después de todo.

Con una mirada hacia ella, tragó duro. Ahora que lo pensaba esta era una de las pocas veces en que se encontraría solo con Nezuko y aún quedaba camino para llegar a la escuela.

¡Este realmente era un pequeño paraíso!

Sin retirar sus ojos de ella, era realmente difícil contener el cariño y afecto que se le quería escapar de su corazón que en vez de latir normalmente resonaba con el nombre de "Nezu-ko" "Nezu-ko" y lo incitaba a decirle todo aquello que lo enamoraba cada día más.

A pesar de su boca suelta y si bien era raro, Zenitsu permaneció callado y decidió pensar en lo que alguna vez le diría si recogiese el suficiente valor para mirarla de frente y confesársele.

Con una voz honesta y clara, masculina y cargada de afecto, mirando hacia al frente sin dudas mientras le decía.

⎯ Nezuko-chan, te amo.

Bajo un escenario hermoso, las flores de sakura volarían a su alrededor como en ese dorama que veía su abuelo y él se vería realmente genial para ella.

Los pasos de Nezuko se detuvieron y quedó detrás de él. Al girar su cabeza y mirar los ojos asombrados de ella, que titilaban con expresiones que Zenitsu no podía comprender, tuvo que forzar a su mente a pensar hasta que encontró la alarmante verdad.

"¿Lo pensé o lo dije?"

¡Lo dijo! ¡Definitivamente lo dijo! ¿¡Qué rayos iba a hacer?! ¡No tenía ni idea, nunca fue muy bueno para esto de aparentar y ser genial!

Estaba sudando y probablemente se veía muy ridículo a los ojos de Nezuko, pero estaba tan nervioso y su cara se había sonrojado tan fuertemente al no saber qué hacer que ya no le importaba. Quería huir inmediatamente del lugar, golpearse contra un poste y desmayarse para poder decirse a sí mismo que fue solo un sueño.

Nezuko se quitó el pan de su boca y se comenzó a acercar a Zenitsu, que abría la boca y después la cerraba con fuerza, pensando rápida e incoherentemente al tiempo en que la cercanía entre ambos se acortaba, hasta que los labios de Nezuko estaban cerca de su oreja y la mente del rubio quedaba en blanco por un momento.

Su aterciopelada voz era mucho más hermosa de lo que había imaginado, escuchaba sentimientos que jamás pensó podían ir dirigidos a él, su conmovido y emocionado corazón quería salirse de su pecho.

El bello sonido entró por la oreja de Zenitsu y en vez de salir por la otra, se quedó ahí, retumbando en su cabeza.

⎯ Yo también te amo, Zenitsu.

Sin ningún rastro de mentira en su tono de voz.

Inmóvil, congelado, su respiración se cortó mientras Nezuko se alejaba de él y encontraba en su cara una expresión realmente divertida, lo suficiente para que su casi siempre serio rostro se moldeara una expresión de alegría al tiempo en que reía a carcajadas y el sonido tintineaba como campanas nupciales en los oídos de Zenitsu.

No eran campanas nupciales se dio cuenta un poco tarde en su atontamiento, eran las campanas de la escuela e iban a llegar tarde.

Escondiendo su cara sonrojada entre sus manos, la risa de Nezuko resonaba aún a su alrededor, avergonzándolo y alegrándolo aún más.

Algún día se iba a casar con aquella chica, pero por hoy, su risa y aquellas dulces palabras que le correspondían eran más que suficiente.

¿Lo pensé o lo dije? | Zenitsu x Nezuko |Where stories live. Discover now