ALBALIA ONE SHOTS (G!P)

CAPÍTULO II (DE II)

NATALIA POV

-eres virgen, Nat?

Yo agaché la cabeza; la vergüenza me estaba carcomiendo.

-- bueno, nunca ha surgido la... se que en esta sociedad moderna, todos los jóvenes, bueno, ya sabes...pero yo...-- balbucee.

Nunca había estado tan nerviosa. Y si se reía de mi? Probablemente le contará luego a todas sus amigas lo idiota que yo era.

--Nat, dios, no te pongas así. Yo lo he hecho una vez y no porque quisiera. Fue una apuesta. Y fue horrible. Yo creía que tu... bueno, al ser más madura...lo siento si te incomode. – contestó suavemente.

En realidad, esa era la respuesta que menos me estaba esperando de su parte. Era comprensiva. Además, dijo que lo había hecho una vez. Y había sido horrible. Así que, teóricamente, estábamos en igualdad de condiciones.

--me preguntaba si tu...bueno, si aún quieres...

--claro que quiero -- me sonrió.

-- pero creo que ya se ha pasado la calentura.

--podemos conseguirla de nuevo-- sonreí con malicia.

Ella asintió satisfecha y se recostó en la camilla.

Rápidamente y mientras sonreía, la penetre. Mientras lo hacíamos, sus gritos se escuchaban desde la casa de los vecinos. Pero me encanta.

Parecía que fuera su primera vez; estaba sorprendida de las emociones que otorgaba hacer el amor. Cuando sentí que esta por llegar, acelere el ritmo. Primero se vino ella; sonrió, gimió y se corrió. Luego cerro los ojos. Embestí dos veces más y llegue yo, gritando su nombre. Me recosté encima de ella y descansamos por unos minutos.

-- Nat fue fantástico-- me elogio. Yo sonreí, alabada.

-- pero lamentablemente los dolores en la espalda no se me han ido todavía...—susurró, con una sonrisa traviesa.

-que raro, estaba segura que este método funciona a la perfección. Quizás debamos intentarlo de nuevo - sonreí mientras me incorporaba.

Le roce su centro con mis dedos y sentí de nuevo una erección. ¡Cómo me ponía está mujer! Baje mi cabeza a la altura de su centro y lo bese.

Ella gimoteo, empecé a jugar con mi lengua dentro de él. Cada cierto ella gemía mi nombre y yo lo hacía más rápido. Ella grito, y yo metí un dedo. Volvió a gritar, metí un segundo dedo. Y se corrió. Pude sentir sus fluidos y su aroma supuse que estaba cansada, pero sorpresivamente me atrajo hacia ella y la penetre.

De nuevo. Sentía nuestros centros chocar en un dulce sonido, que era música para mis oídos, junto los jadeos y gemidos de Alba. Sus pechos botaban lo que la hacia lucir perfecta para mi, majestuosa.

Tenia los ojos cerrados mientras yo la embestía lento y profundo. Intento decir mi nombre, pero no pudo. Yo tampoco podía decir el suyo; estábamos mudas por el placer.

-- Naaat-- jadeo.

-- Si?--pregunte mientras seguía dentro de ella.

-- más rápido -- grito.
Me descontrole.

Embestí cuanto pude en un ritmo asombroso para mis cansadas piernas, y luego de unos minutos llegamos a un orgasmo desgarrador.

Las dos juntas.

Respiramos con dificultad, yo apoyada encima de ella puesta en la camilla era demasiado angosta para las dos.

Luego de quince minutos de descanso, me retire de encima de ella y me dirigí al baño que tenia una ducha. Me duché con agua fría, lo que me hizo relajarme.

Salí y lo primero que vi fue a una sonriente Alba ya vestida y lista para irse. Me dio algo de pena pensar que se tenía que ir, pero lo deje pasar.

-- quizás debas darme tu numero--me sonrio. Yo río y le paso una tarjeta con mi numero.

-tengo por sentado que te llamare-- me dijo antes de darme un beso en la boca en irse. Sabía que nunca olvidaría está tarde. Lo que no sabia, era la experiencia se repetiría varias veces por mucho tiempo, hasta que terminaríamos juntas para toda la vida.

Fin.

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