—Oh... jojojo, no, no... ¿Es en serio? —no sabía si reír o qué— ése enano...

—Me va a dar algo... —se abanicaba Tetsuya con las manos.

—No puedo creerlo... —resopló Yukkie y Ken estalló en risas.

—¡Dios! ¡Sakura tiene que tomar una foto! —chilló Ken llamando por el celular a su buen amigo, pero después de un par de intentos fallidos, y bocinazos detrás del auto antes de retomar el camino, lanzó una sarta de insultos a los conductores de esperaban que se moviera—. No es cierto... Hyde deja su ropa interior y anda en falda por todo Marruecos y Yo sin mi espía. ¡Sakura! ¡Prende el puto celular! —maldijo Ken.



Al otro lado de la ciudad, en quién sabe dónde...



—¡Salud! —reía Hyde después de oír a Sakura estornudar— ¡MIIIIIIIIIIIIIIRA!

Caminaron varios minutos antes de darse cuenta de que estaban perdidos, en realidad, Sakura terminaba siguiendo a Hyde cada vez que éste veía algo que le parecía lindo o interesante... En otras palabras, todo. Pero llegó al límite cuando, mientras Sakura se reponía del fuerte estornudo, Hyde salió corriendo entre la multitud para llegar donde estaban unos músicos ambulantes, y en medio del alboroto hizo gala de la indumentaria que su buen Tetchan le había regalado.

—Hyde, ya, no llames la atención. Vamos, te iba a llevar a comer, me duelen los pies, ¿no puedes estar quieto? Dios... a veces pienso que te tragaste una ardilla y eres como una mutación de...

—Mira Saku-chan —Hyde bailaba ignorando el regaño de Sakura. Tomó sus manos y comenzó su aclamado movimiento de caderas al compás de la música. El pelinegro se quedó perplejo al ver al pequeño, o a la pequeña Heidi, bailar a su alrededor con suma habilidad y mayor sensualidad con el cuerpo que ahora poseía. Ambos estaban tan ensimismados en lo suyo, uno en ver y el otro en bailar, que ninguno se percató del gentío que se reunía a su alrededor para admirar el espectáculo, las contribuciones se habían triplicado para los músicos y Hyde bailaba como una supuesta odalisca.

Por primera vez en sus tantos años de existencia, Sakura experimentó un vergonzoso accidente por culpa del enano. Su cuerpo se sentía atraído, las manos y la frente le sudaban, la boca se le secó imaginando algo poco sano —por no decir sucio—, y todo se le escapó de las manos cuando Hyde le acarició el pecho, entonces Sakura sintió la terrible opresión del pantalón de cuero contra su "ser". No esperó a que el rubor le descubriera las mejillas, tan sólo tomó a Hyde de la muñeca y tiró de él para huir del lugar.

—¡Ush! Espera, espera... ¡YAT-CHAN! ¡Ya! Me lastimas, tengo hambre, ¿dónde estamos? ¿Puedes llamar a Tet-chan? —arrastraba los pies para no seguir a Sakura.

—¿Para qué quieres llamar a Tetsuya? —soltó su mano sin dejar de caminar y Hyde caminaba presuroso detrás de él.

—Es que... tengo frío. o.o

—¿Frío? Te daré mi chaqueta —casi alivió su estado, cubrir a Hyde quizá le haría olvidar que ahora era más femenino, porque no, Sakura no admitiría que Hyde ahora era "temporalmente" una mujer.

No ese frío...

—¿Qué?

—No ése frío, sino otro frío.

—¿Hyde, te quemaste las neuronas en tu transformación?

—No seas menso —pateó el piso enojado.

¿Dónde está Hyde?Where stories live. Discover now