1-Un nuevo comienzo

110 47 37
                                    

Vigo, 2 de octubre 2018

—Valeria, escúchame bien. No sé cuanto tiempo me queda más de vida, pero si no te cuento este secreto que llevo dentro desde hace años, no podré morir tranquila. Sé que debí contártelo en su día, pero no tenía fuerzas suficientes. Fue mi decisión y tendré que afrontarla durante el resto que me quede de vida. Pero quiero que lo sepas al fin por mí, sino no me lo podré perdonar jamás—dice mi madre al borde del llanto.

—¿Mamá que pasa? no me asustes. ¿Que tienes?—digo alarmada.

—Déjame continuar con lo que te tengo que decir. No me interrumpas más por favor. Es algo muy difícil para mí, el recordarlo y contarlo. Sobre todo afrontarlo cada día desde que esto pasó. Todo este tema me produce una angustia y hace ponerme peor. Por eso quiero sacarlo por fin de mi corazón y compartirlo contigo, porque este secreto me está reconcomiendo, me está quitando la vida poco a poco, a parte de la enfermedad. Es algo que hice por vuestro bien—responde casi echándose a llorar.

—Mamá, ¿porque hablas en plural?.¿Lo que me tienes que contar tiene algo que ver con mi padre? ¿por fin voy a saber quién es?—pregunto curiosa.

—Sabes que yo, siempre quise ser médica, para ayudar y cuidar de las personas—¿Que ironía verdad?.—Todo esto lo decidí a raíz de que tu bisabuela enfermo. Eso conllevaría costearme los estudios, ya que para estudiar medicina, tenías que tener unos buenos ingresos. Era una suma muy alta, el poder realizarlos en esa época y mis padres no disponían de recursos, por lo tanto ellos no podían pagármelos, porque solo trabajaba mi padre en la construcción. El era un simple peón y no ganaba mucho y mi madre era ama de casa, así que, para poder sacar la carrera de mis sueños, busqué un trabajo durante días hasta que al final lo conseguí.
Iba todas las tardes a limpiar algunos locales, como limpiadora, mientras por las mañanas, iba a la facultad y procuraba estudiar por las noches, para poder ser más aplicada.  Mi intención, era lograr acabar la carrera lo antes posible. Pero todo ese sueño se vino abajo—dice triste, mientras continúa con su relato.

Conocí a un chico en la facultad. Era guapísimo y muy popular entre las chicas, tenía el pelo negro como el azabache. Unos ojos verdes que eran enormes y una sonrisa preciosa, nada más verlo, tuve un flechazo.
Con el tiempo nos fuimos conociendo poco a poco, ya que nos mandaban hacer trabajos juntos. Luego de allí a algunos meses, de ir quedando a solas, pasó lo que tenía que pasar, ya que el roce hace el cariño. Así que descubrimos que nos gustábamos y empezamos a salir. Con los días y a base de conocernos mejor, nos enamoramos como jóvenes que éramos. Quedábamos muchas veces con su hermana pequeña. Estuvimos muy unidas durante ese período, hacíamos muchas actividades juntos. Al paso de los meses, nosotros veíamos que nuestra relación iba más allá y mirábamos un futuro juntos. Para sus padres, era todo lo contrario, ya que yo no era de buena familia como lo era él y eso para ellos era un impedimento. Su familia era adinerada, tenían varios negocios en varias zonas. Querían que su hijo tuviese una relación con alguien mejor, en igualdad de condiciones, no era el caso, por mucho que me doliera, así que nos veíamos a escondidas, mientras, nos amábamos en secreto.
Un día me vino con la cara desencajada. Me dijo que tenía que mudarse con su familia a Estados Unidos, porque su padre tenía posibilidad de negocio allí. Yo me puse muy triste por el cambio de los acontecimientos. No podría volver a tocarlo y a besarlo Dios sabe por cuanto tiempo. Desde aquel día, prometimos que nos íbamos a escribir, pero después de varios meses esperando alguna carta, empecé a impacientarme. Me decía a mi misma, que lo que me dijo fue su válvula de escape y que fue una escusa para poder librarse de mi, porque sus cartas no llegaban. Cansada de esperar, tire la toalla y me pase, varias semanas llorando. Desde ese día, juré que no quería saber nada de los hombres. Durante ese tiempo, adelgace varios kilos, porque no quería comer, seguía estando triste porque sentía que me faltaba mi otra mitad, mi alma gemela.
En esa época, fue cuando conocí a Sofía. Yo limpiaba en la cafetería donde ella trabajaba. Ella cada día que iba pasando, miraba lo demacrada que me encontraba. Supo por la cara que tenía, que necesitaba desahogarme con alguien y tener un hombro donde llorar. Así que lo hice a gusto un día, mientras no había nadie en la cafetería. Le conté todo lo que me había pasado. Me consoló lo mejor que pudo, ya que yo no paraba de llorar. Me dijo que le diera un poco más de tiempo, que estaría adaptándose a la nueva ciudad, que si no me escribiría en unos días, es que ese amor no era verdadero y que no valdría la pena. Me dio un consejo muy sabio y que también que estaba comprobado. “Cuanto menos caso le hicieras a los hombres, más te buscaban y te andarían detrás”. Que no me preocupara, que seguro que pronto lo encontraría y si no fuese así que habría más peces en el mar.
A los tres meses después, recibí una carta de él, diciéndome que me echaba de menos. Explicándome dónde estudiaba, su dirección, para que le escribiese, como se sentía. Parecía una carta muy impersonal, ni siquiera en ella, mostraba que me echaba de menos. Era como si le estuviese hablando a una amiga, en vez de a su novia. En ese momento me sentí tan llena de rabia, no entendía porque tardara tanto en escribirme esa miserable carta. Así que decidí no contestarle hasta más adelante, se lo merecía por haberme tratado así, ya que tampoco veía esa relación a distancia. Así que seguí con mi vida, intenté seguir estudiando, pero a los dos meses empecé a encontrarme mal, casi todos los días, vomitaba. Todas las mañanas amanecía con el estómago revuelto y me encontraba bastante mareada, así que decidí ir al médico. ¡Cuál fue mi sorpresa!, cuando me dijo el doctor que me estaba revisando, que estaba embarazada. No me habría dado cuenta antes, de que eso pudiese ocurrir, yo era muy inocente y mis reglas eran muy irregulares. Después de hacerme otro test por si acaso, ya pude confirmarlo. Así que decidí que había llegado la hora de escribirle una carta, a esa persona de la que aún seguía enamorada como una tonta y que tenía derecho a saber que iba a ser padre.
Después, de que mis padre se enteran de mi embarazo, tuvimos una gran pelea y todo fue a peor. Me vi entre la espada y la pared, ya que no les pareció nada bien, que me encontrase en esa situación y además sola. Me echaron de casa, sin muchas contemplaciones, con una mano delante y otra detrás. Lo hicieron solo por estar embarazada fuera del matrimonio y por el que dirían sus amistades. No me dieron ninguna otra opción, me vi sola y desamparada y con una vida creciendo en mi interior. Por si eso fuese poco, pasaron varios días y luego meses y nunca obtuve respuesta a esa carta, que me costó tanto escribir. Sofí como buen amiga que era, me dijo que me fuese a vivir con ella, desde el momento que mis padres me echaron a la calle. Fue mi gran apoyo. Me tranquilizó diciéndome que no me preocupara, que ella me ayudaría en todo lo que pudiese. Así fue como conseguí sin querer, una hermana para toda la vida. Ella nunca me abandonó y me ayudó con todo su apoyo incondicional, conociéndome a penas desde hace unos meses. Así fue como decidimos, que juntas compartiríamos piso. Logramos una bonita amistad, trabajándola día a día y nos fuimos organizando para lo que se nos venía encima—dice mientras dobla y desdobla la sábana millones de veces—Yo limpiaba durante todo el día, para poder obtener más dinero, así que tuve que dejar los estudios. Sofí por el contrario, trabajaba por la noche en una cafetería que era 24 horas. Así también, me ayudó a criarte. A los tres meses siguientes, ya tuve que dejar de trabajar. Tenía los pies tan hinchados y la barriga tan abultada, que no me podía ni agachar. Me dio pena, pero no pude costearme ninguna ecografía. No sabía si serías niño o niña, así que compré solo lo esencial para los primeros meses. A los pocos días, me puse de parto un poco antes de lo previsto—hace una pausa, pensando en todos los detalles para seguir contando lo historia.—Sofía ese día, estuvo conmigo en todo momento, era mi gran apoyo. Tuve muchas contracciones y después de unas horas, cuando por fin vi tu carita, nada más verte, supe que te llamaría Valeria, en honor de tu bisabuela. Te lo puse porque me acordaba mucho de ella, fue como una madre para mi, también fue la que en realidad me crio, mientras mis progenitores, salían con sus amistades o tenían otras cosas en que ocupar su tiempo. Ella se desvivía por mí, le encantaba darme cariño, ya que no tubo más hijos que mi padre y siempre tubo la ilusión de haber tenido una niña. Sobre todo, se preocupaba de mi bienestar, ya que mis padres nunca en su vida, me dieron ese cariño. Desde ese día, que nos vimos por primera vez, te prometí que te daría todo mi amor. Estaría ahí siempre para ti, e iba a intentar no ser como ellos. Pero cual fue mi sorpresa, que al poco rato de nacer tu, volví a sentir contracciones. La cara del médico al verme, fue un poema. Aluciné cuando me dijo.

—Señora, aquí viene otro bebé.

—¿Cómo podía ser?. Empecé a llorar, porque no sabía que hacer. El dinero apenas me alcanzaba para vivir con un bebé. ¿como iba a hacer para tener a las dos?—hace una pausa, para no derrumbarse ya que es un tema muy doloroso y sigue con su relato.—Pensé rápido y con todo el dolor de mi corazón, después de saber el sexo del segundo bebé, tuve que dar a tu hermana en adopción. Quería que le diesen una vida mejor, de la que yo no podría proporcionarle. Ese día se me partió el corazón al verla marchar—termina de contar su secreto, mientras sus lágrimas le cubren su rostro.

—Mamá no puede ser. Yo siempre pensé que era hija única. Todos estos años eché en falta tener a alguien a mi lado. Viví situaciones y sensaciones extrañas. Necesitaba compartir esas sensaciones con alguien, anhelaba tener una hermana/o. Ahora ya lo entiendo todo, ya que siempre escuché que entre hermanos gemelos o mellizos, siempre existió una conexión. Que te hacían sentir muchas veces, las sensaciones del otro. ¿Sabes lo que eso significaría?—pregunto contenta.

—Lo siento cariño yo..—dice ella.

—No mamá, entiendo lo que hiciste. Que otra cosa podías hacer si el te abandonó y estabais solas. Lo digo, porque ni Sofí ni José ni yo, somos compatibles para donarte parte de nuestra médula, pero a lo mejor mi hermana sí—contesto esperanzada, sin dejarla terminar.

—Valeria no. No soy capaz. No quiero que piense que la busco ahora, porque estoy enferma. No se si sabe que es adoptada, por eso nunca me atreví a buscarla. Tenía la esperanza de que lo hiciera ella. Pero también quería darle su intimidad, porque a lo mejor no quería conocerme y tenía que respetarla. No quiero romper ahora su vida irrumpiendo yo en la de ella. Yo la quite de la mía, así que no quiero darle pena, ni que me conozca en estas circunstancias. Ni siquiera tengo derecho a pedirle nada, carezco de ese derecho, desde el día que la di en adopción, ni aunque sea su madre biológica—dice media avergonzada.

—Mamá no puedo darme por vencida, me haces mucha falta. Has sido y eres una madre estupenda. Siempre has estado ahí, cuando me has hecho falta. Pero solo te tengo a ti, de pariente de sangre, así que si tengo la mínima oportunidad de poder salvarte, prometo que así lo haré. Por lo que estoy viendo, no creo que lleges a tiempo a que te donen la médula, ya que hay varios por delante tuya en ese listado de trasplantes. Tendría que obrarse un milagro, debido a tu gravedad que pasase algo así para poder salvarte y no lo voy a permitir eso será lo último. Así que, voy a emprender ese camino e ir a buscarla. Removeré cielo y tierra para encontrarla y así tendré también, mi ansiada hermana, que tanto desee durante años. Solo espero, que después de encontrarla, quiera conocerme—digo preocupada.

Llorando a mares, salgo por la puerta, sin despedirme de mi progenitora. Me dirijo a coger el coche, para ir a casa de Sofí. A ver si ella sabe algo, por casualidad, de esto y si es así, que me ayude a salvar a mi familia.



Un giro inesperado.Ya A La Venta En Amazon(Historia Incomoleta)Kde žijí příběhy. Začni objevovat