Fernando fue a la hacienda y al verla tan sola se dispuso a regresar a su auto, pero se bajó cuando vio que alguien se acercaba; era la camioneta de Valentina, de allí se bajaron ella, iluminada y José Miguel que traía dormido a José Federico.

Fernando: perdón por estar aquí a estas horas pero quería saber cómo van las cosas?

José Miguel: nuestra hija aún sigue desaparecida, estuvimos un buen rato buscándola con la ayuda de la policía y algunos habitantes del pueblo pero no hay rastro de ella.

Fernando: lo siento mucho.

José miguel: gracias, mañana a primera hora saldremos de nuevo, mientras tanto todas las entradas al pueblo están vigiladas, si me disculpas voy a acostar a mi hijo.

Fernando: entiendo.

Valentina: gracias por preocuparte.

Fernando: imagino lo doloroso que es para ti esta situación.

Valentina: muchísimo, Iluminada ve adentro yo atiendo al señor.

Fernando: en realidad no quiero molestarte, sólo quería saber si puedo ayudarte en algo?

Al no estar Iluminada afuera, Valentina respiro hondo.

Valentina: sé que eres él único que puede ayudarme.

Fernando: que necesitas.?

Valentina: júrame que no vas a decirle a nadie lo que voy a confesarte.

Fernando tomó las manos de Valentina.

Fernando: puedes decirme lo que sea, y te juro que nada saldrá de mis labios.

Valentina: Rosendo se llevó a mi hija para presionarme.

Fernando: presionarte?

Valentina: quiere hacer un cambio, lo que trato de decirte es que quiere regresar a mi hija a cambio de que yo me vaya con él.

Fernando: es una locura!

Valentina: lo sé, pero es la única manera de que regresa a la niña.

Fernando: entonces vas a aceptar sus condiciones? Que dice José Miguel?

Valentina: él no lo sabe, Rosendo me llamó hace unas horas, me prohibió hablar así que no hay de otra.

Fernando: pero eso no le va gustar a tu esposo.

Valentina: si José miguel se involucra, Rosendo va a matarlo, es más José Miguel podría matar a Rosendo, los dos se odian a muerte; entiendes porque no puedo decirle nada?

Fernanda: si, pero...

Valentina: escúchame, si algo me pasa al menos mis hijos tendrán a su padre, pero si ambos intentamos rescatar a mi hija se quedaran solos, Rosendo es malvado y no se tocará el corazón, estoy segura que aunque los niños lleven su sangre no será ningún impedimento.

Fernando: pero arriesgarte tu sola?

Valentina: sólo necesito que me acompañes al lugar de encuentro, te quedes con mi hija en cuanto él la libere y cuando esté en manos de Rosendo le avises a las autoridades para que corran tras su pista y lo agarren.

Fernando: espera! Eso quiere decir que serás el anzuelo?

Valentina: si!

Fernando: te das cuenta lo peligroso que es?

Valentina: Lo sé, por eso no quiero que nadie de mi familia se involucre porque con el dolor que estamos pasando pueden entorpecerlo todo, tú eres hábil y sé que puedo confiar en ti.

Fernando: está bien! Entonces vendré a las 5 te parece bien?

Valentina: si, nos vemos en la entrada a la hacienda; Fernando, gracias.

Fernando: cuando tú hija este contigo me lo agradeces, espero que Dios nos ayude y todo salga bien.

Fernando se fue y Valentina entró a la hacienda, al llegar a su habitación José Miguel la esperaba algo celoso.

José Miguel: que tanto hablabas con él?

Valentina: le platicaba sobre el secuestro, vio mucho movimiento en el pueblo y vino a ofrecerme su ayuda.

José miguel: le dijiste que muchos la andan buscando?

Valentina: creo que mejor vamos a dormir, mientras las patrullas siguen buscando nosotros necesitamos energía para seguir mañana.

Valentina besó a José miguel tiernamente en los labios y entró al baño, para cuando salió él ya dormía, así que bajó al despacho y escribió una carta.

Durmió un par de horas y se preparó para salir; estaba muy oscuro, al llegar a la entrada principal de la hacienda se encontró con Fernando, subieron al auto y partieron al lugar de encuentro.

Rosendo despertó a Cecilia Benita.

Rosendo: óyeme bien niña! Hoy vas a regresar a tu casa y vas a hacer lo que te ordene, estamos?

Cecilia Benita Asintió.

Cecilia Benita: si eres mi abuelo, porque eres tan malo?

Rosendo: yo no soy tu abuelo!

Cecilia Benita: pero ayer dijiste...

Rosendo: ni me lo recuerdes.

Aunque Cecilia Benita tenía ganas de gritar y de llorar recordó su sueño y lo que su abuela le había dicho, "que debía estar callada porque todo iba a estar en manos de su madre"., la pequeña tomó la mano de David lo que de alguna manera lo conmovió.

José Miguel despertó y al no ver a su esposa la buscó por toda la casa y no la encontró, se le ocurrió ir al despacho y allí halló la carta.

"José Miguel, para cuando leas la carta estaré en camino para recuperar a Cecilia Benita Rosendo me llamó anoche y me exigió que nos encontráramos en un lugar lejano quiere que me vaya con él a cambio de liberar a la niña; perdóname por no habértelo dicho pero quiero evitar una pelea a muerte entre ustedes, estaré bien no te preocupes, no estoy sola, Fernando me acompaña y en el momento en que hagamos el cambio él te llevará a nuestra pequeña; llevo conmigo un dispositivo gps que conecte a tu celular y que activaré en el momento que llegue al sitio donde me citó Rosendo así podrás rastrearme, avísale a las autoridades ; no olvides que te amo y lo hago para proteger a nuestra hija

Valentina."

José Miguel: Dios mio! Valentina....

Los ojos de José miguel se inundaron de lágrimas...

SOY TU DUEÑA 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora