En el tren a París

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Era una cálida mañana de finales del mes de Julio en la ciudad alemana de Múnich, una bellísima joven, de larga cabellera castaña, ojos color café chocolate y de rasgos claramente latinos, descendía por las amplias escalinatas de la terminal München Hauptbahnof que la conducirían a los andenes de los trenes de alta velocidad. La joven, quién respondía al nombre de Lily Del Valle, una vez que se halló en la plataforma, comenzó a andar en busca del tren que la llevaría a la ciudad de París en el vecino país de Francia, mirando cada determinado tiempo su ticket para comprobar la hora, andén y/o número de éste; su salida estaba programada para dentro de unos quince minutos aproximadamente, por lo que la castaña pensó que el vehículo en cuestión ya se debería encontrar en su sitio, apresurando aún más su paso.

"No sé cómo es que me deje convencer", pensó la joven, suspirando.

Del Valle había sido invitada por su mejor amiga, Elieth Shanks, a pasar el fin de semana en la Ciudad Luz; la francesa le había comentado de manera muy seria que tenía algo muy importante para ella en casa de sus padres y que era absolutamente necesario que la mexicana asistiera ese fin de semana, por lo que le había suplicado que la alcanzara en París una vez que saliera de su guardia.

—¡Anda, vamos! Por favor, sirve que aprovechamos tu estadía para que te compre tu regalo de cumpleaños— le había comentado Elieth, ante una de las tantas negativas que Lily le había dado.

Al final, Elieth había podido convencer a Lily, a pesar de que la francesa había tenido mucha resistencia al principio por parte de la mexicana, prometiéndole que le reservaría el boleto y se lo enviaría por correo electrónico para que así la doctora no tuviera excusas para no asistir, situación que Shanks cumplió de inmediato para que Del Valle no se arrepintiera en los días posteriores.

Era por esta razón que Lily se encontraba en ese instante parada en el andén de esa terminal, a pesar de que la noche previa había tenido una pesada guardia en el Hospital Universitario de Múnich que la había dejado sintiéndose algo cansada en esos momentos; pero la joven se animó pensando que aprovecharía el tiempo del trayecto del viaje para dormir y así poder llegar descansada a su destino. El viaje a París sólo sería por un fin de semana debido a la agenda laboral de la doctora por lo que Del Valle consideró innecesario llevar demasiadas cosas en su equipaje, decidiéndose al final a llevar únicamente una pequeña maleta, la cual cargaba al hombro; sin embargo, como el viaje en cuestión duraría aproximadamente unas seis horas, la doctora no quiso dejar de llevar consigo un buen libro para leer durante el trayecto si es que su cansancio se lo permitía.

Lily vio en ese instante el andén que buscaba y en donde se supondría que se encontraría su tren; el cual, efectivamente ya se encontraba en su sitio y los pasajeros comenzaban a abordar, por lo que nuevamente se apresuró para alcanzarlo sin prestar atención a lo que sucedía a su alrededor y sin notar a las personas que se encontraban a su lado, las cuales se habían aglomerado ya que iniciaban con el abordaje en uno de los andenes cercanos. Lily continuó avanzando y esquivando hábilmente a cuanta persona se le atravesaba en su camino para lograr llegar a su destino, pero eran tantas las personas en el lugar que no notó cuando delante de ella un hombre alto se detuvo abruptamente por lo que sin desearlo la joven terminó tropezando con él y pegándose con la maleta deportiva que éste llevaba consigo.

—¡Auch! —exclamó Lily, al tiempo en que se le caía su equipaje.

Al sentir el golpe y escuchar el quejido de la dama, el hombre se giró para disculparse y fue entonces cuando ella lo pudo apreciar con mucho más detenimiento; era un hombre alto, de cabello negro, ojos café obscuro y quien claramente era extranjero pues sus rasgos eran asiáticos. Por su parte el joven también se quedó impactado por la belleza de la chica quien claramente también era una beldad extrajera con unos rasgos muy distintos a los del resto de las mujeres que él había conocido con anterioridad. Ambos se quedaron mirándose por un instante antes de que fuera él, el primero en reaccionar.

En el Tren a ParísWhere stories live. Discover now