Detrás de cámaras, y detrás de máscaras.

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—¡Yamikumo! —gritó alegre el chico rubio, con una resplandeciente sonrisa. Se acercaba entre saltitos hacia el chico de cabellos oscuros, quien estaba sentado en el patio trasero de la escuela.

El chico pecoso solo suspiró, bajando la mirada con desgano. No quería ser molestado en ese momento, y justo llegaba su autoproclamado mejor amigo a arruinar su tranquilidad.

—¿Qué haces aquí todo el tiempo? Te estaba buscando para ir a la pizzería nueva —le invitó, como siempre, sin considerar los sentimientos del otro.

—No quiero —fue lo único que espetó Mikumo, sin dirigirle la mirada.

—¿No? ¡Pero si es pizza! Vamos, irán Yuu y Tsuyu —siguió insistiendo. Realmente quería que su amigo fuera, porque no entendía el por qué de su comportamiento, pero quería ayudarlo. Creía que incluyéndolo en todas sus actividades y divirtiéndose lo lograría, pero el motivo era algo muy diferente que no podría arreglarse de esa manera.

—No me interesa que ellas vayan —volvió a responder de forma algo grosera, haciendo que Gogo se enojara un poco.

—Maldición Yamikumo, siempre dices lo mismo. Quiero ayudarte y simplemente no me dejas. ¿Qué mierda pasa contigo? —estaba ofendido porque sus intentos eran rechazados. Jamás habría imaginado el daño que supuestamente le estaba provocando a Mikumo con sus acciones.

Entonces, el pecoso terminó explotando. Llevaba unos tres meses soportando todo eso en silencio, haciendo lo posible por alejarse de Gogo y de las chicas. Ellos no entendían, eran demasiado "brillantes" para él.

—¿Qué mierda me pasa? ¡¿Qué mierda te pasa a ti?! —se alteró, cuando intentó ser culpado de todo, señaló con el dedo el pecho del chico para darle a entender que la culpa era de él—. ¡Tú eres el que no lo entiende! Jamás entenderás cómo me siento cada que te veo con Yuu todo empalagoso dejándome como el mal tercio junto con Tsuyu. ¡A Tsuyu le importa un comino! ¡Pero a mí me duele, me duele mucho!

—¿Eh?... —expectante, Gogo no respondió. Quedó en silencio esperando a que Mikumo terminara de desahogarse. Honestamente, jamás había esperado tal declaración, no había esperado que su amigo se sintiera de esa forma al salir con ellos. Solo le faltaba saber por qué.

—Cada que te veo sonriendo como un idiota con Yuu... Ella... yo la amo. Estoy enamorado de ella, y verla contigo de esa forma me duele. No lo entiendo... ¿Por qué ella escogió a un idiota como tú por sobre mí? —estaba enojado, molesto, casi llorando de la impotencia.

Él y Yuu eran muy buenos amigos. Sus gustos encajaban a la perfección y su forma de ser era casi la misma. Eran personas afines, pero solo él se había terminado enamorando de ella. Yuu era bastante obvia, se le notaba a leguas su nerviosismo cada que estaba con Gogo, era todo menos un secreto que a ella le gustaba el rubio, y parecía que era correspondido.

—¿Yuu y yo? —preguntó algo confuso al terminar de escuchar todo lo dicho por su amigo. Estaba un poco indignado, pues había dado por hecho algo que era mentira—. Yuu y yo no estamos saliendo ¿Qué te hizo pensar eso? —con un tono serio, provocó la mirada atónita del pecoso.

—¡¿No están saliendo?! —gritó Mikumo sorprendido. Todo su demás había sido en vano, y para colmo se avergonzó frente a ese idiota.

—¡No! Ella ni siquiera me gusta de esa forma —aclaró con prisas.

—¿No? ¿Entonces por qué te comportas de esa manera con ella? La abrazas y le sonríes, le acaricias el cabello y todo eso —estaba completamente confundido, el comportamiento cariñoso de Gogo le delataba, y decía aquello. Era como si se estuviera aprovechando de ella.

Un romance de telenovelaWhere stories live. Discover now