Sentimientos

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Dick Grayson x Reader

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Dick Grayson x Reader

Como enfermera no solías tener mucho tiempo libre. Solías trabajar los turnos de la noche y dormir de día. Tus días libres los tomabas para hacer cosas realmente importantes como llenar la despensa y leer hasta la madrugada.

Así que cuando tu día libre llegó y pudiste sentarte a leer con tranquilidad en la sala de tu pequeño apartamento en Bludhaven, algo claramente tenía que cambiar los planes y ese algo se llamaba Dick Grayson.

Al principio ignoraste el toque en tu ventana porque los ruidos en las ventanas eran normales por el viento, pero cuando el ruido se volvió más fuerte e insistente, levantaste la vista solo para ver que al otro lado, en la escalera de emergencia, estaba Dick con su traje de Nightwing diciendo "hola" como si fuera lo más normal del universo.

Algo molesta porque querías leer y tener una noche tranquila antes de tener que volver a trabajar, te levantaste de tu sofá y abriste la ventana.

-Gracias, creí que tendría que romper la ventana para llamar tu atención.- rodaste los ojos haciéndote a un lado para que pasara.

Dick dejó salir un gruñido y luego de llevarse una mano al costado, supiste que algo estaba mal.

-¿Estás bien?- la pregunta aveces parecía estúpida cuando se trataba de Dick, pero aveces te sorprendía diciendo que solo era un rasguño, sin embargo, antes de que pudiera contestar, cayó al suelo de tu sala y reveló un costado de su traje rasgado y con sangre.- Dick, ¿qué hiciste?

No estabas en pánico, porque eras enfermera y Dick herido era tan normal a estas alturas como respirar.

Te agachaste para levantarlo y ayudarlo a llegar al sofá. Sacaste el libro del camino, lo dejaste en la mesa de café y una vez Dick estuvo acostado y dejó de quejarse un poco, corriste al baño y trajiste un botiquín de primeros auxilios que le había salvado la vida al pelinegro en más de una ocasión.

Luego de ponerlo junto al libro y ponerte unos guantes azules, te giraste a ver a Dick, quien tenía aún su antifaz y los bastones de escrima que siempre cargaba.

-Voy a tener que tomar estos y pedirte que te quites la parte de arriba del traje.- dijiste tomando los bastones y poniéndolos en la mesa de café como si fueran algo asqueroso.

-No sabía que fueras de esas chicas, (Y/N).- dijo con un tono gracioso y aparentemente sexy, pero lo ignoraste porque estaba sangrando en tu sofá y no tenías dinero para uno nuevo.

-Deja las idioteces, Grayson, estas sangrando en mi sofá.

-Está bien, auch, ya voy.- dijo sentándose y con un poco de tu ayuda, logró quitarse la parte de arriba de su traje negro y azul y exponer su costado izquierdo que estaba lleno de sangre y le causaba dolor.- ¿Se ve mal?- preguntó mirándote algo preocupado, al tiempo que observabas un tajo cerca de las costillas.

-Pudieron atravesarte un pulmón.- él rodó los ojos como si no fuera algo serio.

Aveces odiabas lo ignorante que llegaba a ser con eso de protegerse mientras intentaba proteger a la ciudad.

Sin perder más tiempo buscaste algunas gasas en el botiquín y mientras Dick se acostaba sobre su costado derecho, hiciste presión para detener la sangre. Luego de unos segundos, quitaste la gasas y confirmaste que la sangre se había detenido. Procediste entonces a echar un líquido en gasas nuevas y a limpiar con ellas la herida.

-¡Auch!- casi gritó al tiempo que daba un puño contra el brazo del sofá.

-Deja de quejarte.

-Mierda, lo dices porque nunca te han apuñalado. Demonios, esa cosa arde.- quisiste reírte de sus palabras porque lo hicieron sonar a Jason cuando Alfred intentaba atender sus heridas.

-No te muevas.

-Aaaaaaaauch.- inhalaste para llenarte de paciencia al tiempo que seguías limpiando la herida.

Una vez la sangre desapareció bastante, le echaste una ojeada y concluíste que había que coserla.

-Necesita puntadas.- dijiste devolviendo las gasas llenas de sangre a la mesa de café junto a las otras usadas.

-Odio las puntadas.- dijo mientras buscabas la aguja quirúrgica y el hilo entre las cosas del botiquín.

-Tienes que ser un niño valiente.- le respondiste y pensaste que si Tim o Damian lo escuchaban se reírian.

Dick bufó e intentó ponerse cómodo entre los cojines del sofá.

Cuando preparaste la aguja y te acercaste, sentándote en el borde de la mesa de café para poder estar cómoda, Dick gimió asustado y tuviste que detenerte y mirarlo severamente.

-Dick, pareces un bebé. No es la primera vez que te cosen una herida.

-No me gustan las agujas.

-No hay otra manera de hacer esto. Prometo que será rápido.

Dick asintió no muy seguro y procediste a coserle el tajo con precaución. Durante el proceso el pelinegro se quejó un poco, pero luego de prometerle un plato de cereal a las once de la noche, se quedó tranquilo como a un niño que le prometen un caramelo luego de una vacuna.

Cuando terminaste las puntadas, revisaste tu trabajo y le dijiste a Dick que era suertudo de que hubieras estado en casa, aunque en tu mente lo imaginabas yendo a buscarte al hospital. Lo había hecho una vez y en aquella ocasión lo cosiste en el cuarto del conserje para que no te despidieran.

Procediste a cubrirle la herida con una venda limpia y a pegársela con cinta adhesiva quirúrgica para sostenerla.

-Listo.- Dick exhaló aliviado.

-Gracias, linda.- sonreíste, para tus adentros, como solías hacer siempre que te decía cosas así porque no podías permitirte enamorarte de Dick Grayson.

-De nada. Ahora procura no volver a desangrarte en mi sofá porque no tengo dinero para uno nuevo.- te pusiste en pie mientras te quitabas los guantes de plástico. Recogiste el botiquín mientras Dick intentaba sentarse.- No deberías moverte mucho o se saldrán las puntadas.- como siempre, no te hizo caso y quejándose un poco, se puso en pie.

-No puedo darme el lujo de quedarme.- dijo mientras volvía a ponerse el traje y ajustarlo a su forma.

Lo observaste seria con las manos en las caderas, como una madre que desaprueba algo. Luego de tomar sus bastones te miró y por primera vez en la noche la diferencia de estatura se hizo presente.

-Supongo que podemos dejar lo del plato de cereal para otro momento. Debo irme antes de que Bárbara envíe a alguien a buscarme porque no me he movido en un rato. Gracias por coserme de nuevo.

Ibas a decirle que no era nada, que para eso estaban los amigos y que debía considerar seriamente tener más precaución, cuando él se acercó y plantó un beso corto, pero firme en tu sien derecha.

Te congelaste y lo que ibas a decir nunca salió de tu boca.

-Nos vemos después.- tragaste saliva sintiéndote medio estúpida mientras lo veías voltearse y caminar hacía la ventana por la que había entrado.

-¡No te abras la herida!- él contesto algo que no alcanzaste a escuchar, pues ya estaba afuera. Cuando caminaste hacía la ventana, ya Nightwing había saltado de la escalera y se había perdido en la noche.

Sacaste aire que no sabías que estabas aguantando y luego de sentarte en la mesa de café con las gasas sucias y el libro completamente olvidado, llegaste a la conclusión de que quizás, solo quizás, estabas sintiendo más que una amistad por el idiota aquel y eso era preocupante. Bastante considerando que era un vigilante y tú solo eras la encargada de coserlo.

Te llevaste las manos a la cara y negaste con la cabeza.

-Voy a volverme loca.

batman and the robinsWhere stories live. Discover now