Mi corazón sigue dictando tu nombre en cada uno de mis latidos, mientras que mi boca calla, mientras mi mente pretende olvidarte.
Es cómo una batalla que no parecía tener fin, siempre me negué a intervenir en ella, pero viendo cómo avanza el tiempo, viendo como nuestras vidas mejoran considerablemente, llegó el momento de aceptar que ya no estás conmigo, que vamos por caminos diferentes, que debo detener estas emociones que se quedaron en el ayer. Intervenir y ponerle un fin a este dolor, motivo de mi desamor.
Hacer un 'borrón y cuenta nueva', pasar de página y seguir con la historia.
Siempre me pregunté por qué te amé tanto, jamás encontré una respuesta certera, pero aún sin tenerla, sin encontrarla, tenía entendido qué lo que sentí, fue real y honesto.
Y te pido perdón, por ser incapaz de cumplir tus expectativas, también por mi insensatez al aceptar aquellas palabras que definieron el final de lo nuestro. Te pido perdón, por haberte amado tan libremente, con tanta pasión, por demostrártelo y dejar que siga vivo este amor hasta el día de hoy.
Te amé, te amé cómo no había amado jamás a alguien, te agradezco por haber estado en mi vida, por haberme hecho tan feliz, por haber sido mi sonrisa al despertar, y te pido perdón una vez más, porque no sólo para mí esto se volvió una herida, sino que para ti también, por tanto... perdóname.
Me despido de este amor, y de ti. No estaré triste, y espero que tú tampoco lo estés, termino esta incondicional carta, esperando que si llego a formar de tu pasado, me recuerdes cómo el chico que más te amó, como aquél hombre que miró al cielo una noche, y le pidió a las estrellas que cuiden de ti.
Por segunda y última vez... adiós.
