10. El desmayo

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10. El desmayo

Un nuevo verano en casa de sus tíos Vernon y Petunia. Harry había conseguido, a escondidas, sacar algunos libros de su baúl y hacer los deberes mientras sus desagradables parientes dormían y además había logrado poder liberar a Hedwig, que salía a menudo a estirar las alas.

Harry cumplió trece años. Y a diferencia del resto de su vida, esta vez tuvo regalos. Ron, que estaba en Egipto, visitando con su familia a su hermano Bill, le envió con la pobre lechuza Errol una carta y un regalo, un chivatoscopio de bolsillo. Hermione también le escribió desde Francia y le obsequió un equipo de mantenimiento de escobas voladoras, algo que dicho sea de paso, entusiasmó sobremanera a Harry. Y Hagrid, también le envió una misiva junto con la nueva carta de Hogwarts, y como regalo el gigante le mandó un libro viviente y peligroso llamado El monstruoso libro de los monstruos, que al moreno no le quedó alternativa y tuvo que atar con un cinturón.

Y como siempre en la vida de Harry, las cosas se complicaron. Tras la visita de Marge, la insoportable hermana del tío Vernon, el ojiverde había sin querer (pero queriendo) convertido a la susodicha tía Marge en un globo que sobrevoló Privet Drive y más allá. Harry se pilló un enfado bestial y acabó en la calle, solo, de noche y con su pesado baúl, sumado al miedo de haber sido expulsado de la escuela por haber usado magia aún sin varita, por lo que se planteaba ser un prófugo de la justicia e ir a por su dinero en Gringotts a la mañana siguiente y desaparecer.

Por fortuna, el mundo mágico y sus ilimitados recursos, hizo acto de presencia en forma de autobús noctámbulo, y a Harry le cayó del cielo, porque segundos antes de aparecer el extraño vehículo, había visto la silueta de un perro negro, tan grande como un oso, acechándolo en la oscuridad.

-Bienvenido al autobús noctámbulo, transporte de emergencia para el mago o la bruja extraviados, alargue la varita, suba a bordo y lo llevaremos a donde quiera, me llamo Stan Shunpike, estaré a su disposición esta noche...¿qué es lo que tienes en la frente?-dijo el chico, que tenía la cara llena de granos y orejas grandes.

-Nada-dijo Harry rápido, tapándose la cicatriz con el pelo, si el Ministerio de Magia lo buscaba, no quería ponerles las cosas demasiado fáciles.

-¿Cómo te llamas?-insistió Stan.

-Draco Malfoy- respondió Harry, dando el primer nombre que le vino a la cabeza, algo que no era de extrañar, puesto que siempre lo tenía ahí, Malfoy...-así que...así que este autobús...-intentó decir algo deprisa para desviar la atención del cobrador del bus, que no parecía muy convencido con que el nombre concordase con su cara o a saber por qué-¿has dicho que va a donde yo quiera?

-Sí-dijo Stan- a donde quieras siempre y cuando haya un camino por tierra...nos has dado el alto ¿verdad?...sacaste la varita y...¿verdad?

-Oh si-dijo Harry, aunque en realidad la había sacado para ver la bestia negra con más claridad-¿cuánto me costaría ir a Londres?

-Once sickles- respondió el cobrador- pero por trece te doy además una taza de chocolate y por quince una bolsa de agua caliente y un cepillo de dientes con el color que tú quieras.

Harry pagó al muchacho y éste le llevó a su cama, sí, cama, porque el autobús tenía tres pisos, y en vez de asientos tenía camastros por todos lados en los que algunos brujos dormitaban.

Te odio...amor (Harco-Slash)Where stories live. Discover now