𝟎𝟎𝟏|𝐄𝐥 𝐭𝐫𝐞𝐧 𝐞𝐬𝐜𝐚𝐫𝐥𝐚𝐭𝐚

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Sonidos de pasos se escuchan fuertemente, a oscuras y casi a ciegas, Peter y Susan Pevensie se apresuraba a ayudar a su madre, y aún así  el sonido de las alarmas provocaban escalofríos en todos, o bueno, casi todos.

Parado en una de las ventanas del hermoso pero cauteloso hogar, una figura menuda y pequeña observaba con atención las grandes luces que se alzaban por lo alto, buscando los aviones enemigos.

— ¡Edmund! ¡Aléjate de la ventana! — grito la madre de ellos, para después jalarlo con desespero.— ¡Peter sácalo de aquí!

—¡Ven!— ordeno el mayor, jalando de manera brusca a su hermano menor

—¡No espera! ¡Papá!— grito mientras miraba la foto de su padre

Mientras Peter sacaba a Edmund del lugar donde estaba, Susan se apresuraba a buscar las linternas que su madre necesitaba, sus ojos azules miraban a través de la oscuridad, sin notar que su hermana más joven estaba arropada en la cama, cubriendo su cabeza con la almohada y las propias sabanas. 

—¡Susan!— grito la niña, asustada por el ruido que rodeaba su hogar, un ruido que aunque llevaba ya varios meses sucediendo, le seguía asustando y perturbando. 

—¡Oh, Lucy!— exclamó, acercándose a la menos, en una de sus manos estaba la linterna que había logrado obtener de manera rápida.— Vamos, tenemos que salir de aquí rápidamente 

Lucy es ayudada por su hermana mayor con tal de salir de la cama, poniéndose sus pantuflas y abrazando su peluche, apresura el paso con ayuda de Susan, aun temerosa de que algo le pudiera pasar. Cuando llegan a la entrada trasera, es Peter quien toma en sus brazos a Lucy, sabe que siendo la menor, sus pasos serían más lentos.

—Tenemos que ir al refugio— dijo el mayor, asegurándose de que nada le pasara a sus hermanos. —¡Ahora!

Tratando de correr, los pasos de Peter se detienen y entrega a su hermana pequeña a su madre, pues su hermano Edmund había dado marcha atrás. 

—¡Edmund!— exclama fuertemente, volviendo en sus pasos para proteger a su hermano —¡Vuelve!

Pero su hermano no le hace caso, su objetivo es llegar a donde estaba el cuadro de su padre, tomándolo de manera rápida, pronto es tumbado en el suelo por Peter, quien lo cubre de los cristales que se rompen de manera espontanea. 

—Cuidado— dice duramente —Vamos, tenemos que irnos 

Corriendo hacía el refugio, el propio Peter lanza a su hermano, haciendo que este caiga sobre el colchón que esta en el suelo, donde su madre esta sentada.

—¿Por qué nunca entiendes?— cuestionó Peter, su voz sonaba enojada 

Helen, su madre; se apresura ayudarle, dándole palabras de aliento, mientras que la mano izquierda de Edmund esta herida por los cristales del cuadro de su padre, pero al menor no le importa, sigue furioso por el actuar de Peter, como si este tuviera una autoridad por encima de su madre cuando no era así. 


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𝐋𝐚𝐬 𝐂𝐫𝐨𝐧𝐢𝐜𝐚𝐬 𝐃𝐞 𝐍𝐚𝐫𝐧𝐢𝐚¹ «𝐄𝐝𝐦𝐮𝐧𝐝 𝐏𝐞𝐯𝐞𝐧𝐬𝐢𝐞»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora