La mejor cita de mi vida

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Nunca había estado tan segura de mis sentimientos hacia una persona. Era como si de repente, todas las historias de amor se unieran para formar una sola. Me siento estúpida por sentirme en las nubes con una persona que probablemente se irá y me dejará, porque la vida no es color de rosa. Al fin y al cabo, todos nos lastiman cuando caemos en sus brazos; es como una ley universal.

Me llega su mensaje de buenos días. Últimamente estaba escribiéndome todas las mañanas, lo cual me asustaba porque poco a poco estaba creando una costumbre, una dependencia de mi parte. No quería que esto siguiera creciendo, pero lamentablemente, no podía evitarlo.

—AINHOAAAAAAAAAAAAAAAA, VEN ACÁ. —gritó mi mamá desde el cuarto.

Puse los ojos en blanco. Espero que no sea para regañarme por cualquier cosa que le pasara por la mente.

Abrí la puerta.

—Dígame, madre.

—Carlos me invitó a salir. —dijo con una cara de emoción que me invadió de felicidad.

Se me olvidó decir que mi mamá también estaba atravesando por una fase de amor, aunque creo que tendrá más éxito que yo.

—Cuéntame todos los detalles. ¿Adónde irán?

—Me invitó a un restaurante llamado One 6 Three. Según él, hacen unas pizzas al horno exquisitas, así que muero de ganas por probarla.

—Bueno, levántate de la cama, tenemos que buscar el atuendo perfecto para tu cita.

Y eso fue exactamente lo que hicimos, buscar que mi mamá luciera más hermosa de lo que ya era. Mi mamá se merece toda la felicidad del mundo. Digamos que su suerte en el amor no ha sido tan bonita que digamos, por lo que mi anhelo más grande es que alguien la sepa valorar tal y como se merece. Estas no son palabras que salen de mi boca diariamente y que mucho menos le digo directamente, pero supongo que se imagina todo el bien que le deseo porque la amo con toda mi alma.

Navegamos y navegamos hasta que encontramos justamente lo que buscábamos. Un traje azul marino, ni muy elegante ni muy básico. Lo decidimos combinar con unas sandalias plateadas junto a una cartera negra que podía ir cruzada. Más tarde, decidí hacerle rizos en su cabello y maquillarla bonita, pero lo más sencilla posible. Mientras estaba en ese proceso, Rafael apareció llamando inesperadamente, como siempre.

—Ainhoa, espero que te encuentres bien. ¿Cuáles son tus planes para esta noche?

Aclaré mi garganta. —Hasta ahora no tengo nada planificado. En estos momentos estoy ayudando a mi mamá a prepararse para su cita, que es dentro de una hora. ¿Por qué?

—¿Tu mamá tendrá una cita?—rio en tono jocoso.—¡Qué emocionante! En cuanto al porqué de mi pregunta, quería saber para que entonces tu mamá no fuera la única en tener una cita.

—¿Pensabas en una cita doble? —pregunté en tono sarcástico.

—Cita doble, diferentes lugares.

—Muy gracioso, Rafael. ¿Qué tenías en mente?

—Prepárate. En una hora y media paso a recogerte. Será una sorpresa.

—Ahora me tendrás en tensión. Pero vale, nos vemos en hora y media.

Corrí a buscar algo bonito que pudiera lucir. Válgame Dios, hace mucho que no tengo una cita.  Encontré una falda negra en encaje, con detalles verdes y una camisa negra de mangas largas. Pensé que unas zapatillas negras le harían buen juego. ¿Demasiado negro? Nunca. El negro es el color más elegante que existe.

Tomé un baño, arreglé mi cabello y me maquillé lo más brutal posible. Deseaba causar una buena impresión, ya saben que esas cuentan mucho más que las demás.

Ya había pasado la hora y media. No llegaba. Lo último que quería pensar en el mundo, era que me dejaría plantada. Aunque bueno, seamos realistas, los hombres no son muy excelentes siendo puntuales.

Carlos llegó a buscar a mi mamá.

—Ainhoa, ¿no quieres que espere a lo que llega Rafael? Así no te quedas sola esperando. —me miró con cara de pena, como si su instinto de madre le dijera que jamás llegaría a buscarme.

—Como quieras, mamá.

Y se quedaron los dos haciéndome compañía en lo que Rafael llegaba. ¿Dónde diablos se metió? Es la primera cita y ni siquiera puede ser puntual.

Sonó el celular.

—Siento mucho la tardanza. Estaba ayudando a mi hermano con un asunto de trabajo. Ya me estoy terminado de preparar para pasar a recogerte.

—Sabes que eres mi vecino, ¿no? Puedo caminar hasta allá.

—Quedé en recogerte y así será. No te preocupes.

Escuché la bocina frente a mi casa.

Cuando me acerqué al auto, bajó el cristal y me miró de arriba a abajo. Su sonrisa valía un millón. Parece que el esfuerzo por verme bien valió la pena. Acto seguido, me monté y lo saludé con un beso en la mejilla.

—¿Ya me dirás adónde vamos?

—Te dije que era una sorpresa. Y, ¡vaya! Te ves hermosa.

Me sonrojé. —Muchas gracias.

Llegamos a lo que parecía ser un edificio. No quería juzgar, pero la verdad no se veía nada interesante a su alrededor.

Entramos al edificio y subimos las escaleras hasta el último piso.

—¿Estás lista?—preguntó mientras abría la puerta del apartamento.

—Me parece que sí.

Era un apartamento sencillo, pero con una decoración exquisita. No sé a quién pertenecía ni tampoco entendía aún cuál era la sorpresa.

—Ven, dame la mano.

Entonces me llevó por unas escaleras que subían a la azotea. Creo que ya iba entendiendo cuál era su plan.

Cuando abrió la puerta, quedé impresionada. Había una mesa, una botella de champán sobre ella con un jarrón de rosas. Habían luces de esas que sus bombillas cuelgan por todo el lugar. Me asomé, ¡Y LA VISTA ERA ESPECTACULAR! Podía ver toda la ciudad. Entonces me pidió que tomara asiento a lo que buscaba la cena.

—Todo lo preparé yo. Espero que no te sientas decepcionada por la comida. Digamos que no soy un chef del todo.

Pero vaya que se equivocaba. El churrasco, la pasta, el champán... Todo era perfecto.

—Déjame decirte que todo está muy bueno. Por cierto, debo preguntarte, ¿este apartamento es tuyo?

—Es de un amigo. Le pedí que me diera ideas para una cita y me dijo que no estaría en el apartamento por unos días. Ya sabía de la vista y de lo romántico que sería. Y bueno, aquí estamos.

—Es increíble, de verdad. ¡Me encanta!

Luego de terminar la cena y unas copas más tarde, nos quedamos contemplando la vista de la ciudad.

—Sabes, pienso que esto es solo el comienzo de una bella historia. Quiero dejar a un lado cualquier cosa que pueda arruinar lo que siento por ti. —dijo mirándome fijamente a los ojos.

—Esta es la mejor cita que he tenido en toda mi vida. Sería una pena no tener más salidas que implicaran este tipo de emoción.

—No tienes porqué preocuparte, ¿de acuerdo? Intentaré no irme a Puerto Rico, ya que pienso que mi destino es estar aquí, contigo.

Y me besó.

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⏰ Last updated: Jul 14, 2019 ⏰

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Amándome a mí mismaWhere stories live. Discover now