2. Niño.

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Volvió a la consciencia con un dolor de cabeza que no debería estar ahí en un viaje de tiempo normal. No es que hubiera experimentado alguno antes, pero esto no se había mencionado.

Abrió los ojos unos segundos después, alarmado al escuchar los pasos y conversaciones a su alrededor, por lo que instintivamente se cubrió a sí mismo con llamas de la niebla al no saber en qué tipo de situación podría encontrarse su yo del futuro.

Se incorporó lentamente. Su cuerpo dolía por todas partes y su cabeza no dejaba de punzar incómodamente, cosas que ignoró con facilidad hasta que se miró a sí mismo con horror y a su cuerpo mucho más pequeño de lo que recordaba, con sus ropas encogidas para ajustarse a una figura no mucho mayor a seis años.

De hecho, es probable que esté de regreso a un momento no mucho después de huir de la Estraneo, aunque el cambio de ropa lo desconcertó, porque llevaba el mismo traje formal italiano que llevaba usualmente, aunque puede asegurar que nunca usó nada parecido antes de entrar a la Vongola.

Sin embargo, ¿No se supone que la bazooka te cambia de lugar con tu yo más viejo? Nunca han mencionado algo sobre intercambiar cuerpos. Quizás el hecho de que haya tocado uno Beto desconocido y no la bazooka tenga algo que ver con el cambio de reglas.

Esperó pacientemente cinco minutos hasta que se dió cuenta de que seguramente ya pasaron diez, por lo que era seguro suponer que estaba atrapado en este lugar por una determinada cantidad de tiempo indefinido.

Salió del pequeño callejón sin molestarse en cambiar su apariencia. Al mirar a su alrededor, se quedó quieto por un momento antes de comenzar a andar casualmente por un camino sin determinar fingiendo tener un destino, sus ojos estrechandose mientras analizaba a su alrededor. Escuchó las conversaciones con detenimiento, intentando determinar lo que sucedía.

"...Ahora que los vongole..."

"...Es todo gracias a Primo."

"...Ese guardián, Alaude."

Esos pequeños fragmentos junto con la vista de una Italia joven le hizo darse cuenta de que otra vez la bazooka era defectuosa, y era sólo su mala suerte que le tocara viajar al pasado. A la época de Primo.

"... El hijo de Daemon Spade" murmuró un hombre un poco lejos de donde él está, pero por el tono discreto que manejaba, no podía ser algo bueno.

Definitivamente la época de Primo, entonces, pensó Mukuro para sí apurando el paso para desaparecer entre las demás personas con facilidad.

Rodeó los caminos, resultandole tan familiar como extraño caminar por las calles de su patria hasta que finalmente llegó a una esquina donde dió la vuelta y se ocultó completamente con las llamas de la niebla para seguir su camino sin seguidores.

Previsiblemente, los mafiosos no tenían ni idea de las llamas de última voluntad, por lo que se quedaron desconcertados ante su repentina partida. De todos modos, comenzarían rumores sobre su existencia, por lo que debe de alterar sus recuerdos... O aprovechar la situación.

Mukuro sonrió, acercándose al mafioso más cercano de los que lo seguían, cortando ligeramente la pantorrilla de uno de ellos para poseerlo y conseguir información si algo llegara a suceder.

Luego procedió a robarle la cartera para ver la moneda que se manejaba y poder hacer copias con su niebla sin equivocarse.

Si se dirigió a una dulceria para comprar un poco de chocolate, nadie lo sabría.

...

Había dejado pasar dos semanas largas donde había hecho una visita a la familia Bovino, sin embargo la bazooka no se intentará hasta dentro de otros cien años, aproximadamente.

Spade Mukuro (TimeTravelMukuro!)Where stories live. Discover now