ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ 4

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—Aww, qué tiernos —Yeri soltó, expresando con palabras lo que todos pensaban.

—Sí... —Jennie concordó, hasta que recordó cierto asunto, y volvió a cruzarse de brazos—. Que me devuelvas mi dinero —exigió, mientras toqueteaba su hombro.

—Ño —se cruzó de brazos la menor, protegiendo "su" pertenencia y le sacó la lengua.

—Bien, entonces tú pagas —suspiró, sentándose junto a Chanyeol ya rendida.

—Da igual, no es mi dinero —Yeri sonrió triunfante.

—¡Ah! Con que ahí sí es mío, niña del mal —esperó Jennie con sarcasmo.

—Bueno, si quieren yo voy a comprar. La señora Im tiene una pequeña bodega abierta hasta las ocho —se ofreció Seyeon colocándose un chaleco y una bufanda.

—Son las siete y cuarenta y tres —le avisó Soojin, algo adormilada por las caricias que estaba recibiendo en su cabeza.

...

—No demoro —respondió Seyeon sonriente y salió del lugar.

—¡Seyeon! —oyó a Yeri llamarla, por lo que se detuvo.

—Dime.

La rubia sacó de su bolsillo un billete. Se lo extendió a la de cabellos cortos.

—Toma, para que lo pagues.

—Oh, gracias Yeri-yah.

—Me debes 100 wones —entró corriendo de vuelta al interior del piso.

Seyeon recordó con esa última frase a Yuqi. Rió levemente.

Tratando de apurarse, bajó las escaleras hundiendo parte de su rostro en la bufanda; quería sentir la calidez de la misma. Hacía mucho frío esa noche.

—Buenas noches —saludó a la señora Im que barría la entrada—. ¿Cree que podría venderme una botella de CocaCola?

—¡Jangse, por supuesto! —sonrió, dejando la escoba a un lado y entrando a su casa un minuto.

Mientras tanto, Seyeon guardó sus ya rojas manos en los bolsillos de su chaqueta. No necesitaba un espejo para saber que sus mejillas estrían del mismo color por la temperatura. ¡Ya hasta le dolían los pómulos y la punta de la nariz!

—¿Chica Consejos? —Choi apareció con su abrigo, guantes y gorra puestos.

Seyeon entreabrió sus labios sorprendida. Mala idea, le dio más frío y vio el aire blanco saliendo de su boca.

—Yeonjun, ¿qué haces aquí?

—Vengo a comprarme unos snacks, estaba estudiando —contó parándose a su costado—. Wonyoung está viendo películas en Netflix.

—Es bueno que se distraiga —achicó sus ojos sintiéndose feliz de escuchar ello.

—Aquí tienes —reapareció la señora Im, la señora transmitía ternura al estar envuelta en una manta felpuda—, una Seven Up.

Ciertamente no era lo que Seyeon había pedido.

—Eh... ¿gracias? —aceptó dándole el billete.

—De nada, Jangse —sonrió haciendo más notorias las arruguitas en sus ojos—. ¿Necesitas algo, Yeonjun?

¡¿De él sí sabe el nombre?!; la cara de la chica debió ser muy chistosa, pues el mencionado contuvo una risa.

—Dos Doritos, un Piqueo Snax y tres Papas Lay's, por favor.

—Ok Tesoro, ya vuelvo~

Los dos adolescentes se quedaron en silencio. Los brazos de Seyeon se adormecían; la gaseosa comenzaba a pesarle, por lo que tomó la palabra.

ᴾˡᵉᵃˢᵉ, ᶜᵘʳᵉ ᵐᵉ - ᶜʰᵒⁱ ʸᵉᵒⁿʲᵘⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora